Sobrevivientes

Capítulo 18

Cass corrió hacia la puerta lateral. La principal, la del frente, la habían sellado hace meses y no podían abrirla. Tampoco querían abrirla, aunque tuvieran un muro que rodeara la fachada de la entrada, temían que se metiera algún zombi... o alguien.

En la puerta lateral se encontraba Darrell, que al verla agitada se sorprendió.

—Ey, Cass, ¿qué ocurre?

—¡Abre la maldita puerta!

El chico se sorprendió, pero abrió la puerta sin cuestionarla.

A abrirla no vieron a nadie, pero a los pocos segundos Ethan apareció. Con Becca en brazos.

—¿Qué ocurrió?

Entonces lo vio. Una enorme mordida estaba en su brazo.

«No» pensó Cass. «Otra vez no».

—¡Darrell! ¡Llama a Andrew!

Mike pasó detrás de Ethan y cerró la puerta tras sí. Cass se concentró en ayudar al otro a llevar a su amiga hasta la salita que había en aquella planta por si había accidente. Accidentes como aquel.

—¡¿Dónde está Andy?! —Chilló Ethan. Parecía desesperado, histérico. Igual que Cass.

En cuanto la colocó en la mesa que había en medio de la habitación, Becca comenzó a moverse. Parecía retorcerse de dolor.

—¡Bec! —Exclamó Cass, sosteniéndole la cabeza con las manos.—. Tranquila, Bec. Ya vendrá Andrew.

—¡Andy! —Gritó Ethan en el pasillo.

A los pocos segundos, Andrew apareció en la sala. Tomó la muñeca de la chica con fuerza y tomó las pulsaciones.

—¡Haz algo, Andy!

El médico no le contestó, continuaba revisando a Becca.

—¡Andy!

—¡Ethan! ¡Busca a mi mujer y pídele marihuana! Debemos tranquilizarla de alguna manera.

Ethan desapareció por la puerta en cuanto le dio una orden.

—Mike, sostenle las piernas.

Era imposible sostener a Becca de la forma que se retorcía de dolor. Cass no recuerda que le haya pasado eso.

—Cassie, sostenla de los hombros.

Cass le hizo caso, pero aún así era imposible.

—Rebecca, escúchame bien.

Ella abrió los ojos como platos, parecía que le costaba verlo.

—¿Cuál es tu grupo sanguíneo?

No contestó. Le costaba concentrarse en eso. El dolor del brazo hacía que le fuera imposible pensar.

—¡Rebecca!

—¡A! —Pareció como un grito, pero Andrew entendió que era su grupo sanguíneo.—. ¡A negativo!

El médico dio media vuelta, donde había colocado su maletín.

—¿Qué piensa hacer, Doc.?

Aunque Andrew le hubiera dado una orden hace menos de un minuto, hasta ese momento Cass no se percató de que él se encontraba ahí. Se iba a dar cuenta de algo que no debía. Que ella no quería que se entere.

—Cass es también A negativo —explicó mientras preparaba una jeringa.—. Esperemos que todo lo que estuve trabajando este tiempo funcione.

Con rapidez, intentó buscar una vena en el brazo de Becca, pero le fue imposible.

En eso, Ethan regresó a la sala, acompañado por Grace. Ella le tendió la droga.

Andrew preparó todo para que Becca pudiera aspirar el humo. Entonces, tras pocos segundos, sus movimientos fueron menos bruscos.

Pudo buscar una vena en el brazo herido con más tranquilidad y con éxito. Y le introdujo el suero.

Los movimientos de Becca cesaron y finalmente, ella cayó en los brazos de Morfeo.

—Esperemos que eso baste.

Ethan se sentó al lado de la chica y tomó su mano.

—Es una lástima que no tengamos una cama aquí —comentó Grace.—. No me agrada la idea que la pobre esté tumbada sobre una mesa.

—Ethan, vigílala. Llámame si despierta.

Él sólo se limitó a asentir. Cass tuvo la sensación de estar viendo a Owen cuando Conny murió. Y su corazón se encogió.

Salió de la habitación detrás de Andrew y Grace, pero Mike le tomó la mano.

—Espera.

El muchacho la llevó al salón, donde podrían hablar en paz.

—¿Por qué Andrew le preguntó su grupo sanguíneo y comentó el tuyo?

La miró a sus ojos grises. Los había evitado durante un tiempo, pero quería que le contase la verdad.

Cass resopló. Sabía que debía contárselo. Lo tendría que hacer tarde o temprano.

Levantó su brazo izquierdo y le mostró la cicatriz en forma de media luna.

—Fue hace más de un año —contestó la pregunta que Mike había hecho desde hace un tiempo.—. Me mordieron.