Sobrevivientes

Capítulo 29

Cuando el alba dio comienzo a un nuevo día, Andrew ya se encontraba listo para partir.

Quería dejar atrás todo aquello. Empezar de cero con Destiny y...con Destiny. Sólo con Destiny. Le costaba hacerse a la idea.

Franklin cargó otro bidón de agua con la ayuda de Darrell en el barco. Aquel barco lo había reparado Anthony y Mark.

Andrew suspiró al darse cuenta que ahora, Anthony y Mark sólo sería un nombre en la larga lista de caídos.

Vio movimiento en lo alto de la calle. Le llevó varios minutos acostumbrar la vista, pues siempre había utilizado lentes y desde antes del brote que necesitaba unos nuevos. Siempre se arrepentía de haberlo pospuesto.

Entonces, logró darse cuenta que se trataba de dos figuras.

A medida que iban acortando la distancia, identificó a Cass y Mike.

Les abrió la puerta sin problemas.

A las pocas horas, se unieron a ellos Becca y Owen. Luego, Brooke y Destiny.

Su hija parecía no haber pegado un ojo durante toda la noche. Además, tenía los ojos inyectados en sangre. Seguramente se pasó la noche llorando, pensó Andrew.

—¿Y Ethan? —Preguntó Becca. Sacó del transe a todos sus compañeros, dándose cuenta que no sólo él faltaba.

—¿Dónde está Adeline? —Preguntó Darrell.—. ¿Y mi prima?

Brooke intentó calmarlos.

—Tanto Ethan como Caroline saben que en caso de emergencia tiraríamos la bengala y que nos encontraríamos aquí hasta el mediodía siguiente. No deben estar lejos.

—Lo veo —exclamó Owen desde el puesto de guardia.

Frank se apresuró a abrir la puerta y ver a su hermana. Pero en lugar de eso, Ethan llevaba en brazos a duras penas a Caroline.

El hombre la posicionó sobre una mesa para que Andrew pudiera examinarla. Hacia unas horas que se había desmayado, la fractura en su pierna era visible y estaba expuesta. Ethan le había hecho un torniquete de la mejor forma que había podido.

Becca corrió a su encentro cuando lo vio dejar a Caroline sobre la mesa, y Andrew fue hasta ella.

—¿Y mi hermana?

Franklin había cerrado la puerta, sí, pero se encontraba de espaldas a esta y apretando los puños.

—Tuvimos que saltar de un primer piso —señaló Ethan.—, no era alto, pero Adeline era presa del miedo. Nos estaban siguiendo millones de ellos.

—¡¿No la ayudaste?!

—Caroline se rompió una pierna intentándolo. La tomó de la mano, pero tu hermana la soltó y eso hizo que perdiera el equilibrio.

Frank pasó sus manos por su cabello. Acababa de perder a su hermanita, aquella a la cual había jurado siempre proteger.

Al otro lado de la sala, Darrell miraba a su prima y luego al otro chico. Adeline...

—Ya está —exclamó el médico.—. Con esto puede que sobreviva, al menos parte del viaje.

—¿Puede? —Preguntó Darrell con un hilo de voz.

—Tiene una fractura expuesta y perdió mucha sangre. Le acomodé el hueso y calmé la hemorragia, pero sin el instrumental médico necesario no puedo hacer gran cosa.

—Volvamos. Tiene que haber en algún lugar...

—Darrell, ni siquiera en el asilo contaba con todo aquello.

El chico se quedó mirando al vacío.

—Cuanto antes lleguemos a Inglaterra, antes se curará —exclamó Franklin, tomando una esquina de la mesa donde estaba Caroline. Ethan tomó la otra y entre los dos la transportaron dentro de la embarcación.

Todos comenzaron a subir a la misma, trasportando las últimas cosas que quedaban en aquel refugio. Pero Darrell continuaba mirando hacia la puerta, a la espera de que Adeline apareciera milagrosamente.

—¡Darrell! —Gritó alguien a su espalda, pero él no se volteó.

Notó como alguien caminaba hasta él y lo tomaba del cuello.

—Escúchame —exclamó Franklin.—. Acabo de perder a mi hermana. Destiny y Andrew perdieron a su esposa y madre y a su hijo y hermano. Tu prima se va a recuperar antes que salgamos de este mundo de mierda. Sé que apreciabas a Adeline, pero debes afrontarlo.

El muchacho asintió levemente y lo siguió hasta el bote, no sin antes echar otro vistazo atrás.

Debía aparecer. Tenía que hacerlo. Pero a medidaque el bote se alejaba de Portland, sus esperanzas se iban en el olvido.