Vio la munición por octava vez. Siempre estaba nervioso cuando le tocaba ir a por suministros.
—¿Puedes calmarte?— Exclamó Caroline.—. Me pones nerviosa a mí.
El chico se encogió de hombros y se colocó la mochila más grande, pues aunque le ponía nervioso salir al exterior el gran incremento de peso sobre su espalda no ocasionaba efecto en su destreza. A diferencia de su prima Caroline, a la chica sí le gustaba salir al exterior pero la chica era torpe como una mula; no obstante poseía un gran sentido de la orientación.
Caroline se dispuso a hacerse una trenza en su rojiza cabellera mientras esperaban la llegada de Cassandra. Siempre era mejor tener el pelo recogido cuando se salía fuera del refujio.
Cuando Darrell volvió a comprobar lo que llevaba en la mochila, su prima se limitó a callar y poner los ojos en blanco.
Varios de sus compañeros pasaron por al lado de los dos jóvenes, pero ninguno les dijo nada. Todos sabían el motivo por el cual Cass estaba distante en los últimos meses. Entendían el motivo. Todo el grupo pensaba lo mismo: mientras que ninguno se viera perjudicado no habría ningún problema.
Finalmente, Cass apareció con su cabello moreno humedecido sujeto en una coleta alta.
—Bien —exclamó en cuanto se acercó a sus dos compañeros.—, entonces ¿cuál es el plan?
Caroline era la encargada de las expediciones, por su sentido de la orientación le habían encargado aquel puesto en el grupo. No solía salir mucho, sino que era de las que se encontraban atrás de aquella expedición. Sin embargo, en su grupo había algunas reglas y una de ellas era que todos debían salir al exterior al menos una vez por mes.
—Iremos a la farmacia que está a dos kilómetros de aquí —señaló al mapa que tenían colgado en la pared.—, Andrew necesita analgésicos y demás cosas. Y Grace me pidió que le consiguiéramos hilo y, a poder ser, nuevas agujas. Si nos desviamos casi un kilometro al este llegaremos a una mercería y a la vuelta hay un mercado. Ahí estuvo Brooke la semana pasada, pero me dijo que se dejó algunas cosas.
»Es una ruta fácil. No creo que tengamos problemas.
A medida que Caroline iba hablando, Cassandra se colocaba su equipo. Su ballesta de siempre, un cuchillo militar, el bolso para guardar los suministros y una pistola sólo para emergencias.
Cuando se colocó el bolso al hombro, contempló que ésta tenía un agujero en uno de los lados. No era el primero.
—¿No hay un local de acampada en la ruta? Nos vendría bien una nueva mochila grande.
Caroline observó el mapa durante unos segundos, hasta que finalmente señaló un punto unas calles más al este de la mercería.
—Vámonos, pues.
ESTÁS LEYENDO
Sobrevivientes
Novela JuvenilUn extraño brote apareció en América y se llevó a casi todos los que se encontraban en él. Un grupo de amigas que lograron sobrevivir en aquel invierno tienen un plan perfecto. Pero las personas del pasado ralentizan que lo lleven a cabo. Deben acep...