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Nathan

Me puse la chaqueta y salí por la puerta, intentando no hacer ruido. Eran las 6 de la mañana y a Gabi no le iba a sonar el despertador hasta dentro de media hora, así que decidí salir a correr un rato, para despejar la mente. Des de que estuve en el club de atletismo el primer año de la secundaria, tengo la costumbre de salir a correr. El cielo estaba sereno, se veía ese azul brillante, el mismo azul que los ojos de Gabi.

-Venga, sube al coche - le dije al del pelo rosáceo

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-Venga, sube al coche - le dije al del pelo rosáceo.

Gabi se subió al coche de color gris. La verdad es que no tenia un coche muy moderno, pero es lo que me podía permitir. Vivía solo con un adolescente, y cuidar de un chico o chica de esa edad no es fácil y no sale gratis. Aunque, ahora que lo pienso, Gabi nunca me había traído problemas. Estudiaba, sacaba buenas notas, me ayudaba con los trabajos de la casa, hacía lo que le pedía sin rechistar... Y siempre me lo pasaba bien con él. La verdad es que no podía quejarme. Aún así, no cobraba lo suficiente para tener un coche moderno, ni mucho menos.

-¿Cómo te encuentras hoy? - le pregunté, mientras arrancaba el coche.

-Bien - respondió.

-Qué respuesta más seca, ¿estás seguro? No me mientas.

-No lo hago, te prometo que estoy bien.

-Vale - respondí, más tranquilo.

Estubimos unos 10 minutos en el coche, charlando alegremente. Hasta que llegamos al instituto Raimon.

-Venga - dije - El entrenamiento matutino empezará pronto.

Nos dirigimos a la sede del club. Aún se me hacía estraño que ellos tuvieran una sede tan grande y nosotros tansolo una barraca. Iba a abrir la puerta, pero Gabi me detuvo antes de que lo hiciera. Nos quedamos en silencio. Él me indicó que escuchara. Desde fuera, se oían las voces chillonas de Arion y JP. ¿Habían vuelto?

-Son ellos - susurró Gabi muy emocionado.

-¿Entramos ya? - le pregunté.

Él asintió, y abrió la puerta. Las miradas de todos los miembros del club se dirigieron a nosotros. Me sentí un poco incómodo.

-¡Gabi! - gritaron Arion y JP, al unísono, mientras se lanzaban encima del defensa.

-Ay, ¡que me aplastais! - rió Gabi.

Los tres se abrazaron con alegría, la alegría de rencontrarse con buenos amigos después de mucho tiempo sin verlos. Los dos alumnos de primero se levantaron y ayudaron a Gabi a levantarse. Después Riccardo se acercó a él y le dio un fuerte abrazo. Esos dos eran inseparables, se debían haber echado mucho de menos. Lo que me sorprendió fue que Víctor también abrazó a Gabi. Fue corto, pero seguro que a Gabi le gustó. Para él, los compañeros eran como su familia.

Mientras yo esté aquí...  [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora