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Gabi

Página, tras página, tras página... Hacía un par de días que me había empezado un libro y lo estaba a punto de terminar. «No es que sea el libro más interesante que haya leído, pero lo es más que mirar por la ventana». Estaba a punto, pero no pude, alguien me interrumpió. Tres golpecitos en la puerta me hicieron desviar mi atención.

-Adelante - dije.

Entró un hombre joven. El mismo del pelo blanco y de las mangas hasta los hombros que había estado en el café con Nathan, Gaia y compañía.

-Bu-buenas tardes - dije algo sorprendido.

-Hola, tú eres Gabriel, ¿verdad? - dijo amablemente.

-Sí - respondí - ¿Nos conocemos?

-Me llamo Bryce Withingale, soy un amigo de Nathan.

-¿Qué le trae por aquí señor Withingale? - pregunté.

-Me gustaría hablar contigo.

-¿Qué le ha contado Nathan? - pregunté con pesadez.

Acercó la silla de madera de la habitación a mi cama, y se sentó. Me miró con sus ojos azules. Eran bonitos.

-Te voy a ser sincero - dijo - No he venido para convencerte de que le pidas disculpas a Nathan ni nada de eso. He venido a ayudarte.

-¿A ayudarme?

-¿Sabes?, me recuerdas un poco a mi. Hace un par de años me ingresaron en el hospital por una enfermedad, al igual que tú. Mi compañero de piso se pasaba el día conmigo, me prohibía hacer cosas que a mi me gustaban, pero que me ponían un poco en riesgo, y me regañaba y se enfadaba conmigo si no le hacía caso. ¿Te suena todo esto?

-Demasiado - le respondí.

-Me lo imaginaba - continuó - Pero voy a decirte una cosa. Es gracias a todo lo que hizo mi amigo que ahora estoy aquí, viviendo la vida con normalidad. De no haber sido por él, quizás aún seguiría en el hospital.

Le miré confundido.

-Al principio pensaba que solo lo hacía para molestarme, pero después de un tiempo me di cuenta de que lo único que intentaba con todo eso era protegerme.

-... - no sabía que decir.

-Y ahora tú te preguntarás - volvió a hablar - ¿Por qué motivo ha venido este tío aquí a contarme su vida? ¿Y a mi qué me importa?

-Bueno yo...

-No hace falta que contestes, lo haré yo por ti - me interrumpió - Por que tú estás en la misma situación que yo hace dos años.

Me lo quedé mirando, y él a mi. Desvié un poco la mirada. El señor Withingale tenía razón, no se lo podía negar.

-¿Y cómo va a ayudarme exactamente? - le pregunté.

-Ese es el punto crucial de mi monólogo - me respondió - Te he hablado de que mi amigo me vigilaba día y noche. Este tipo de persona también está en tu circulo de conocidos. Seguro que sabes de quién se trata.

Era más que obvio. Nathan. Se pasaba el día encima de mi, me prohibía hacer las cosas que más me gustaban y me regañaba si le desobedecía. Exactamente como el señor Withingale había descrito.

-Eso está muy bien pero... - me lo pensé un poco - ¿Por qué motivo quiere intentar ayudarme? Quiero decir, nos acabamos de conocer.

Me miró con mucha seriedad.

Mientras yo esté aquí...  [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora