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Nathan

Ahí estaba yo. Un domingo, a las 5 de la mañana, completamente solo en un puerto en medio de la oscuridad. Era yo el que vivía más lejos del puerto, y el que antes había llegado. Al final no fue tan difícil contarle a Gaia la situación, se creyó mi historia y se levantó tan temprano solo para despedirse de mi antes de salir de casa.
De pronto, noté un agarré en el hombro.

-¡Ah! - grité asustado.

Claude se rió detrás de mi, seguido de una pequeña reprimenda por parte de Bryce.

-Ya te vale Claude - le riñió - Perdona Nathan, a pesar de tener 24 años sigue siendo un niño pequeño, lo habrás notado.

-¿Estamos todos? - preguntó Xavier - A ver: Mark, Axel, Shawn, Bryce, Claude, Jordan y Nathan. Sí, ya estamos todos.

-Pues ese de allí es nuestro barco - Mark señaló un barco blanco, en muy buen estado, quizás nuevo.

-De dónde lo has sacado? - pregunté.

-Hillman nos lo ha prestado, Axel le contó la situación.

Yo asentí, y nos dirigimos hacia la nave. No era muy grande, pero cabíamos perfectamente. Hillman también le había pedido a alguien que nos llevara a la isla. Nos sentamos dentro, unos frente a los otros. Todos tenían cara de sueño, pero yo era el que más. No había pegado ojo, estaba nervioso. Esperaba de todo corazón que las señales que había detectado Axel no fueran nada, ni el sector quinto, ni cualquier otra cosa. Que fuera algun error, la tecnología a veces no funciona bien.
Estaba empezando a dormirme. Ellos hablaban, para no aburrirse, el viaje era de una hora y pico. Ellos iban charlando, pero yo ya no tenía fuerzas. En un par de minutos, mi cuerpo se rindió, y caí rendido.

Algó me cayó en la cara

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Algó me cayó en la cara. Era húmedo y frío. Entreabrí los ojos, y una gota de agua me hizo cerrarlos. Los abrí del todo, y me levanté. Estaba en una cueva. Me resultaba familiar. Sí, era la cueva donde habíamos escondido al Raimon la última vez que estuvimos aquí. Hacía frío. Mucho frío. No era sorpresa, estábamos en enero. Me levanté y me dirigí a la salida. Allí estaban Shawn, Bryce y Claude, delante de un fuego, calentándose las manos, a la vez que cocían algo de pescado.

-Anda, buenos días dormilón - me saludó Shawn.

-Hola chicos - me froté un ojo - ¿Y el resto?

-Han ido a inspeccionar la zona, pronto volverán.

Asentí, y me senté con ellos. El fuego generaba una calidez única. Tenía las manos heladas, así que las acerqué a la llama.

-¿Tienes hambre? - me preguntó Claude.

-No, estoy bien, gracias - rechazé la oferta, realmente no tenía hambre, había comido antes de salir de casa.

-Vale - agarró uno de los pescados, y le dió un mordisco, saboreándolo - Ya están hechos Bryce.

A fuera ya era de día. Me había dormido nada más subir al barco, estaba agotado. Miré mi reloj. Las 7:26 a.m. Unas dos horas y media, algo era algo. Delvovlví la mirada a mis amigos. Bryce y Claude comían pescado, mientras que Shawn se miraba un papel.

-¿Qué es eso Shawn? - le pregunté.

-Es un plano de la isla - respondió - Según Axel, las señales venían del centro de la isla, fíjate - me mostró el mapa.

-Eso es en el estadio y los centros de entrenamiento - me temí lo peor.

-Exacto - tenía el mismo tono de voz que yo.

-Esto no puede ser bueno - dijo Bryce, observando también el mapa - Pero Cinquedea está en la cárcel, entonces, ¿quién pude ser el causante de esto?

-Quizás su hijo, el portero del Dragon Link - habló Claude con la boca llena - Puede que quiera venganza, y por eso esté intentando reunir de nuevo el Sector V.

-¿Cómo estás tan seguro? - Bryce miró a Claude a los ojos.

-Llámalo intuición. Tampoco hay muchas otras posibilidades.

Nos quedamos en silencio, pensando. Claude tenía mucha razón, había pocas personas que tuvieran motivos para volver a reunir al Sector V. De todas formas, ese chico era menor de edad, era bastante improbable que hubiera conseguido llegar a la isla por sus propios medios. Eso quería decir que alguien le había ayudado. ¿Pero quién? «Quizás estés suponiendo demasiado, no hay nada claro, quizás esas señales no eran nada» pensé. Aún así, no terminaba de convencerme del todo.

-Hola chicos - saludó Mark - Ya estamos aquí.

Entonces entraron él, Axel, Xavier y Jordan.

-¿Cómo ha ido? - preguntó Claude.

-Nada, no hay rastros de vida humana, aparte de las estructuras - dijo Jordan - Pero no hemos llegado muy lejos tampoco.

-¿Y eso? - Bryce arqueó la ceja. 

-Como la isla se ha dejado descuidada hay todo tipo de obstaculos por todas partes. Incluso hay un río que antes no estaba.

Los recién llegados se sentaron alrededor de la hoguera junto a nosotros cuatro. Shawn les pasó el mapa para que nos contaran hasta donde habían llegado. A medio camino del centro de la isla, más o menos. Estuvimos hablando sobre qué hacer, hasta que dimos con la solución.

-Está claro que debemos ir al centro de entrenamientos, que está bajo el estadio - dijo Axel - He pensado que mañana por la mañana podemos ir allí todos juntos. Una vez estemos dentro, nos dividimos en tres grupos y observamos la zona. Si encontramos algo se lo comunicamos al resto en seguida.

-Me parece bien - dijo Xavier - ¿Los grupos?

-Mark, Shawn y yo; Xavier y Jordan; y Nathan, Bryce y Claude. ¿Os parece bien?

Todos asentimos. Nunca había hecho muchas migas con esos dos, pero sabía que eran muy buenos tipos, Xavier y Jordan les conocían desde siempre y me habían hablado muy bien de ellos. Quizás esa sería una buena oportunidad para llevarme mejor con ellos, ya que tampoco habíamos interactuado mucho después del FFI de hacía 11 años. Sí que con Bryce había hablado más que con Claude, pero tampoco demasiado.
Estaba nervioso, no voy a negarlo, era una situación delicada.

-Si de verdad hay alguien detrás de todo esto, ¿qué haremos? - pregunté.

-Vamos a retener a la persona responsable y vamos a llamar a la policía - contestó Axel - En barco hay una hora y pico de viaje, pero en helicóptero no supera los quince minutos.

«Bien, me quedo más tranquilo sabiendo que está todo planeado». Aún así, seguía teniendo una sensación de angústia. No era por el tema del posible retorno del Sector V, pero tampoco sabía por qué me sentía así. «¿Qué es lo que me preocupa? ¿Hay algo más?» pensé. Una imagen vino en mi mente. Gabi. No entendía por qué, él estaba bien. Volvió a mi mente la imagen. Gabi estaba mal, no podía hablar, a duras penas oía o veía. Y lo peor, sufría, mucho. Me saqué esa idea de la cabeza de inmediato. Gabi se estaba recuperando muy bien, y pronto podría volver a casa. Pero, ¿a qué venían esos pensamientos? «Cada día estás más paranoico, cálmate» me convencí de que todo iba a ir bien. Ahora debía centrarme en estar preparado para el día siguiente, no podía distraerme.

Mientras yo esté aquí...  [Inazuma Eleven] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora