Los inocentes no ven la diferencia.

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¿Acaso...no valieron todas aquellas tardes bajo la luz tenue del atardecer, en las que tú me querías hasta el fin? Quizá, fue por eso que nunca me contestaste cuando te preguntaba; ¿el fin de qué?

¿Acaso...no fuí lo bastante sincero cada vez que te decia con mejillas rojas a más no poder que te amaba?
Quizá por eso fue que tu nunca me contestabas con la frase completa, sino con un; yo también.

¿Por qué no me lo dijiste a tiempo? ¡Pude cambiar! Cambiar mis celos, mi actitud irritante, mi absurda timidez, mi manera de cocinar para ti tiernamente cada día, mis innumerables sonetos y poemas, mi sinceridad, mi...amor. Y así no sentiría este dolor en el pecho como lo siento ahora.

¡Fuí suficiente! Tal vez no fuí lo mejor o lo que en realidad merecias, pero fuí suficiente. No era el más atractivo, ni el más romántico, pero tengo lo mío, ¿sabes? Nadie hará las cosas que yo hice por ti...o quizá lo hagan, pero nadie con los mismos sentimientos con los que yo los hacia, tal vez con más o menos, pero no como yo.

¡Eres un idiota! ¿Por qué de entre todos los días del año me haces esto, hoy? Hoy que es seis de Agosto, hoy que te invite para tomar un chocolate caliente bajo la luz de la luna, hoy que te pedí por favor ir a la fiesta que Rusia organizó para mí.
Hoy que rechacé la fiesta para ir a visitarte, a ti.

¡Desearía que voltearas! Para que veas como las lágrimas calientes y saladas recorren mis mejillas, como mis labios que alguna vez fueron tuyos tiemblan, debido al asco que les da saber que no eran los únicos. Sí, deseo que voltees, para saber que es lo que harás; ¿sonreirás o te asustarás?

¿Soy desechable? Porque es así como me siento, desechable. Que una vez usado es tirado a la basura, ¡por lo menos hubieras tirado a esta basura en lo reciclable! ¿Sí? Para que alguien más lo use.

— Lo siento mucho, pequeñin.

El peso de una mano se siente sobre mi hombro, al levantar mi cabeza aún por sobre las lágrimas logro reconocerlo.

— No es nada.

Sí, eres mi todo, Chile. Pero me duele ver como tu lengua se enreda con la de Argentina en esa banca, esa maldita banca...en la que con una risa y una rosa  te dije; Te amo, Chile, ¿quieres ser mi pareja eterna?

— Vámonos, pequeñin, no mereces esto.

Sí, me lo merezco, esto y más. Di mucho de mí; a alguien que no apreciaba nada mío. Lo besas a él como nunca me besaste a mí, lo atraes a ti, como si fueses a morir si llegases a soltarlo...sin importarte que yo aquí me este muriendo.

— Rusia, sacame de aquí, por favor. Mi corazon y mi alma se estan quebrando, sacame de aquí antes de que se rompan.

Mis manos se aferran a su camisa, mis rostro se clava en su pecho debido a su altura, mis piernas tiemblan y siento algo dentro de mí...romperse.

Me toma en sus brazos y me saca de ahí. Y al llegar a mi casa, después de llorar, después de ser consolado, después de ser besado por otros labios...después de tomar esa maldita copa de Vodka, esos múltiples licores me olvido de todo, hasta de ti.

El perdón. [RusiaxBolivia] [ChilexBolivia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora