38.

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— Yoongi... Por Dios, ¿qué hicimos? — apretaba sus manos en la cintura del mayor y sentía su rostro arder ante la pena que le causaba la situación.

— Aún no acaba, bebé. —sonrió, deteniendo repentinamente la moto en un pequeño jardín, a pocas cuadras del colegio.

Algunas personas, al parecer, habían logrado escapar de sus profesores y salieron hacia ellos, buscando acercarse tanto como pudiesen para ver la escena, pero Yoongi se había apurado en hacer a Jungkook subir a la moto e irse.

Los habían seguido, era obvio, y era hora de terminar con todo aquel problema de una vez por todas.

— Baja. —ordenó, viendo al menor obedecerle de inmediato.

Bajó también y volvió a tomar su cintura, pegándole a su cuerpo y retomando el beso, con sus manos acariciándole y los labios de Jungkook tratando de seguirlo con cierta torpeza; estaba algo confundido y le era complicado seguir el brusco ritmo de Yoongi.

Daba pequeños pasos hacia atrás conforme el otro le empujaba, hasta que sintió su espalda apoyarse en el tronco de un árbol en aquel tranquilo jardín, invadiendo la calma con sus pecaminosas acciones.

El mundo se desvanecía, sentía los labios de Yoongi en su cuello y escuchaba los ruidos de los chicos y chicas hablando mientras les observaban desde una distancia prudente, veía la cantidad de celulares sobre él, grabando, pero la fricción entre su entrepierna y la de Yoongi, su lengua lamiendo su piel y sus manos dentro de su ropa interior, sus dedos acariciando su entrada, le tenían tan desorientado; sus ojos se cerraban eventualmente y la fuerza en sus brazos era, prácticamente, inexistente.

No podía alejarle, y sus intentos de forcejeos, su rostro adormecido, sus labios rojos y el tono carmesí de su rostro y orejas, era una imagen demasiado erótica a la vista de sus espectadores.

— Hey. —Yoongi giró por apenas un par de segundos, dirigiéndose a las personas que les miraban a unos cuantos metros de distancia.— ¡Acérquense! —pidió, con sus manos aún tocando al menor y su entrepierna frotándose con la propia.

No dudaron ni un segundo en hacerlo, los que estaban en la acera corrieron, los que estaban del otro lado de la calle, también. Buscaban obtener un mejor lugar, con buena vista, buen ángulo, y seguían grabando sin más.

— ¿Pu-puedo pedirles que nos cubran? —habló bajo, recibiendo obvios asentimientos de parte de quienes lo escucharon y viendo cómo estos corrían la voz con el resto.

Regresó su completa atención al chico en sus brazos, volviendo a tomar sus labios y sujetando el borde de su pantalón, para bajarlo junto a su bóxer, solo un poco.

No habría vuelta atrás y ambos lo sabían. Los miles de vídeos estarían en toda red social existente, los padres de Jungkook iban a enterarse de todo aquello sin duda alguna. Entonces, ¿por qué no podía detenerse?

Sintió las manos de Yoongi tomar su trasero y subió ambas piernas, una por una, para aferrarlas a la cintura del mayor, abrazándose de su cuello con ambas manos.

Su pantalón bajó un poco más y pudo ver su propio miembro finalmente frente a sus ojos, su erección siendo liberada finalmente y giró su rostro con pánico, reaccionando ante las tantas personas a su alrededor, que acercaban sus celulares tanto como podían.

— Yoongi, no. Detente. —pidió, tratando de poner sus pies en el suelo.

Pero es que el mayor fue más rápido al introducir uno de sus dedos en su entrada, haciéndole arquear su espalda y olvidar sus anteriores intenciones.

Usaba esa misma mano para ayudarle un poco a sostenerse pues, de todas formas, el chico se aferraba a él con la fuerza necesaria para mantener la posición. Llevó la otra, entonces, a sus ojos, para cubrirlos como pudo y seguir con su trabajo.

Video 윤국 YoonKook •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora