Capitulo V

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Lo prometido,es deuda...aquí está el capitulo

A la mañana siguiente, tal y como Lizzie lo supuso, Terry se negó rotundamente a que ella le hiciera la terapia.

—Lizzie, creí haber sido claro ayer —masculló con el ceño fruncido.

—Tranquilo Terry, entendí perfectamente tus instrucciones el día de ayer; te prometo que solo me haré cargo de la sesión de ejercicios dentro del agua y Candy se encargará del resto ¿de acuerdo?

Terry asintió —es que él fuera un malcriado caprichoso, sino que quería pasar mas tiempo a solas con Candy, —¿era a acaso eso mucho pedir?.

***************

Candy miró su reloj, se sintió nerviosa, era casi la hora.

Revisó por enésima vez el cuarto de masaje, para asegurarse que tenia todo lo necesario.

Encendió una vela aromática y después de tres minutos el lugar fue impregnado con aquel delicioso aroma que le encantaba.

—¡Mmm! Lavanda, veo que gozamos de los mismos gustos

El cálido aliento masculino cerca de su oido la hizo estremecer.

—Donde me recuesto, Pecosa —susurró en tono seductor.

Candy se giro sobre sus talones y...¡madre mía ! Mejor le hubiese sido permanecer de espalda y dar las instrucciones necesarios.

Terry se divirtió de lo lindo el ver sus mejillas encendidas y sus verdes ojos muy abiertos, tragaba con dificultad y su respiración se agito.

—No te avergüences por lo que vez Pecosa, no es como si fuera la primera vez que me vez, y vaya que me has visto completito —dijo burlón, acercándose más a ella —sabes, este es el precio a pagar por ser tan apetecible, no me sorprende en lo absoluto causar este efecto en las miradas femeninas, y no lo digo por dármela de pretencioso, simplemente es la verdad.

Candy se obligó a apartar la mirada, ver a Terry enfundado en aquella pequeña toalla, cubriendo solo su tesoro debajo de su obligo, era realmente una deliciosa tentación.

—Acomódese en la mesa de masaje —ordenó señalando el lugar —saldré el tiempo suficiente para que usted se acomode —dijo saliendo inmediatamente de aquel lugar, debía resistir la tentación; pero... —¿Como demonios se suponía que lograría tal hazaña si tendría que tocarlo? —¡Madre Mia! —que Dios le diera las fuerzas para resistir tal tentación.

Tocó la puerta y esperó su respuesta la cual llegó casi de inmediato.

¡Santo Dios! —aquel hombre estaba dispuesto a tentarla; estaba tumbado a sus anchas en la mesa de masaje con la frazada mal colocada y por su ronroneo Candy se dio cuenta que lo había hecho a propósito.

—¿Te gusta lo que ves, ¡eh!? —Preguntó el muy descarado —al no recibir respuesta, Terry levantó el rostro y lo giró ligeramente en dirección a una sonrojada Candy y esto provocó que riera abiertamente —Si ver te pone nerviosa, no quiero imaginar como te pondrás cuando me toques —hizo una pausa pensando en sus siguientes palabras —créeme que no me molestaré en lo absoluto si decides caerme a mordiscos, será una sesión de masajes muy interesante.

—Señor Graham, compórtese por favor.

—Lo haré si me llamas Terry —respondió él —¡ah! Y si me tuteas —agrego.

—De acuerdo Terry —respondió ella —será como ust...la mirada de advertencia de Terry le indicó que no bromeaba, así que se corrigió —será como tu digas.

Milagro de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora