Capitulo VII

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Aquí les dejo otro capítulo se los debía, ya que ayer estuve muy ocupada y se me fue difícil compartirlo.

Espero lo disfruten, pasen feliz fin de semana 😘😘

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Terry contemplaba el lago Michigan desde la ventana, recordando el día que pasó en Chicago hacia ya cinco años.

Un movimiento en el camino llamó su atención, una maraña de rizos dorados que se movían al compás de cada paso —; sonrió de medio lado al identificar a su dueña, que caminaba a toda prisa hacia el hotel.

Esperaba que hubiera tenido una noche tan inquieta como él, ya que, lejos de relajarlo, su masaje lo había dejado alterado y con la sangre ardiéndole en las venas.

Había sido mucho más que un masaje, aquellos toques habían despertado su cuerpo de un letargo del que se preguntaba si despertaría algún día. Estaba ansioso por ver si podría hacerlo de nuevo, sólo que en esa ocasión no habría vuelta atrás.

Sonrió, era agradable sentirse vivo de nuevo; tener un propósito.

Se apartó de la ventana y salió de su suite decidido a interceptarla antes de que pudiera esconderse en su despacho o en cualquier otro lugar.

Candy estaba a punto de entrar cuando la alcanzó, Terry notó que tenia unas ojeras y las mejillas sonrosadas por el viento.

—Señor Graham —dijo nada más verlo en su camino—. Buenos días.

—Quedamos en que me llamarías Terry —le recordó él con una sonrisa.

—¿Qué puedo hacer por ti, Terry?

—Cenar esta noche.

—No suelo cenar con los huéspedes.

—No me digas que piensas relegarnos a Lizzie y a mí al esplendor solitario del comedor del hotel durante toda nuestra estancia.

—Pediste exclusividad —dijo ella con frialdad—. Puedo organizar la cena en una sala más pequeña si lo prefieres.

—Eso no será necesario si te unes a nosotros de vez en cuando para romper la monotonía.

—¿Ya te has cansado de la compañía de Lizzie? Creo que no le gustará oír eso.

Terry sonrió —No creo, pero los dos apreciaremos tu compañía esta noche durante la cena. ¿Digamos a las ocho?.

—Lo siento, esta noche no es una buena noche para mí —Candy hizo una pausa y miró su reloj—. Tendrás que disculparme, voy de camino a una conferencia.

Se dispuso a pasar frente a él, pero Terry estiró la mano y la agarró del brazo, Candy se puso rígida.

—Podrás decirme que has cambiado de opinión cuando vaya al masaje más tarde —dijo él mirándola a los ojos; la soltó y dio un paso atrás.

—Sobre el masaje...

—Es diario, como acordamos, ¿recuerdas?

Milagro de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora