Capitulo XI

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Tan pronto como quedaron a solas, Terry se dirigió a Candy

—Y bien, dime ¿Que está sucediendo, por que esta el lugar lleno de helicópteros?

—Alguien te vio ayer en Chicago y se ha encargado de hacer correr el rumores

—¿Rumores? Preguntó Terry con una ceja arqueada.

—Nos han asaltado en un centro comercial de Chicago esta mañana.

—¿Y? —preguntó Terry.

—Alguien les ha dicho sobre la noche que estuvimos juntos  —respondió —. Me han preguntado si habías venido aquí para reunirte conmigo.

—¿Y qué respondiste?

—Les dije que no sabía de qué estaban hablando.

—Tengo la sensación de que te dejas algo.

—Ya te he dicho lo que ha ocurrido, fue horrible el modo en que nos han acosado, los niños estaban muy nerviosos.

—¿Han? ¿Cuántos eran?

—Una reportera y un fotógrafo.

—Así que imagino que veremos alguna fotografía de ustedes en un futuro próximo.

—¿Nada más? ¿Eso es todo lo que vas decir? Preguntó ella incrédula.

—¿Qué más quieres que diga, Candy? A no ser, claro, que ocurriera algo más que no me estás contando. —estrechó sus ojos a la espera de su respuesta.

—Hemos vivido una mala experiencia que nos ha dejado a todos alterados. Obviamente los helicópteros estaban tomando fotografías aéreas con la esperanza de verte. Aunque no importa lo que yo diga, seguro que se inventarán las historias que mejor les convengan.

—Exacto —dijo Terry—. Hablaré con Lizzie y nos concentraremos en un programa que me mantenga alejado de la vida pública, pospondré por el momento todas las salidas que habíamos planeado; no te preocupes, si conozco a los paparazzi, y he tenido alguna experiencia con ellos, desaparecerán en cuanto se den cuenta de que aquí no hay historia.

Candy asintió, pero en el fondo tenía mucho miedo. Ella también había vivido experiencias con los paparazzi y sabía que, mientras pensaran que iban tras la pista de algo, se mostrarían tan tenaces como un perro con un hueso.

Terry la miró con ojos entrecerrados, le daría la última oportunidad.

—¿Hay algo más que quieras decirme, Candy?

Candy tragó saliva, la hora de la verdad había llegado, pero antes que dijera una palabra, Rosemary y Lizzie entraron al lugar junto a los niños.

—Terry es horrible, hay reporteros en toda la zona y creo que están transmitiendo en vivo  —Decía Lizzie asustada.

Candy encendió la televisión y tal y como Lizzie lo supuso, había transmisión en vivo, la rubia cayó de bruces en el sillón mas próximo, Lizzie advirtió el destello de furia en los zafiros de Terry y como la mujer inteligente que era, supo que su trasero estaba en peligro, así que tomando a Abril en brazos hizo una señal a Rosemary quien comprendió la situación y juntas desaparición del lugar dejando a Candy y a Terry solos nuevamente.

Terry ya fuera de si, se acercó a Candy, le había dado la oportunidad de aclararle todo antes, y ella simplemente perdió su oportunidad.

—Me puedes explicar que significa eso —dijo señalando la pantalla de la television.

Candy levantó la mirada y sintió un vuelco en el corazón cuando miró la imagen acompañada de un titular que le heló la sangre.

Los hijos del actor de Broadway al descubierto.

Milagro de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora