Capitulo III

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Mientras el auto de los Ardley que los recogió en el aeropuerto de Chicago, se dirigía a Lakewood, Terry miraba por la ventana con tristeza, cerró los ojos y comenzó a recopilar mentalmente las cosas que le habían ocurrido.

Odiaba a la señora Marlowe como nunca antes había odiado a nadie, finalmente la maldición de aquella bruja había recaído sobre él.

Apretó los puños conteniendo su ira, imaginaba aquella bruja en la profundidad del infierno burlándose de él y de su maldita suerte; definitivamente si aquella mujer no estuviera muerta, él mismo le retorcería el cuello.

—Terry, ¿como crees que será el lugar?

La voz de Lizzie, su amiga y terapeuta a su lado lo sacó de sus pensamientos.

—No lo sé, pero Albert me aseguró que era el lugar indicado para mi rehabilitación, dijo que la propietaria es muy discreta y que ella misma se hará cargo de nosotros —respondió —. Por cierto —dijo mirando a su amiga —Gracias por cancelar tus vacaciones con Giulio y acompañarme Lizzie, estoy en deuda con ustedes.

Lizzie sonrió —descuida, sabes cuanto te apreciamos —Terry asintió —las vacaciones pueden esperar, tu rehabilitación no — dijo tomando la mano de su amigo —además, Giulio como segundo actor de la compañía tuvo que ocupar tu lugar.

—Lamento arruinar sus planes —Terry se disculpó por segunda vez

—No te preocupes, ademas recuerda que Giulio y Karen prometieron que se reunirían con nosotros en la ultima semana de nuestra estancia aquí, que por cierto coincide con el fin de la temporada.

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Candy se encontraba en el patio trasero de la enorme mansion localizada a uno metros del hotel que su padre había construido; observaba en silencio como sus hijos Anthony y Abril jugaban junto a sus tias Pony y Maria.

—Candy, ¿Como crees que sea? Pregunto su madre llamando su atención.

—No lo sé, pero Tío Albert dijo que era importante la discreción y que por lo tanto lo mejor era que yo me hiciera cargo de todo.

—Hija, ¿no crees que cerrarle las puertas al hotel a otros clientes nos traerá perdidas?

Candy sonrió comprensivamente —No debes preocuparte mamá, el señor Graham ha alquilado el hotel para su uso exclusivos, incluyendo la clínica de rehabilitación y el Spa por un mes completo y aparte nos dará una bonificación por mantener todo bajo confiabilidad.

—Debe de ser un hombre muy importante entonces y con mucho dinero, para darse esos lujos.

—Tío Albert dijo que el señor Graham además de ser un famoso actor de Broadway, es hijo de una importante familia Inglesa, y que lo que en realidad busca es un lugar apartado y tranquilo para recuperarse de un accidente que ha sufrido, fue por esa la razón que le recomendó el Hotel White.

—¿Será soltero?

—No se lo pregunté a Tío Albert.

—Y si es alto, moreno y guapo y encima busca esposa —dijo Rosemary con una sonrisa pícara.

—Mamá, no sabía que estuvieras buscando pareja —bromeó Candy, que sabía bien que su madre aún lloraba la muerte de su padre y su pequeño hijo Anthony.

Candy rió al ver sonrojada a Rosemary quien se repuso con rapidez y arremetió.

—Sabes bien que estoy hablando de ti, jovencita, no creas que puedes cambiar de tema. Ya es hora de que vuelvas al mundo real y dejes de esconderte aquí.

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