Capitulo XVII

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Después del maravilloso domingo en familia, Terry prometió a los niños que los recogería en la escuela y los llevaría al centro comercial de Chicago.

—Que tal el día de escuela —preguntó Terry a sus hijos mientras comían dentro del centro comercial.

—Bien! —respondió Anthony en un tono que no pasó desapercibido para Terry.

—¿Bien? —Preguntó el castaño mirándolo.

—Dile la verdad a papá Anthony.

—Abril, cierra la boca.

—Anthony, no le hables así a tu hermana.

—Lo siento —dijo Anthony bajando la mirada.

—¿Y bien? —Terry se dirigió a Anthony.

—No quiero volver a esa escuela papá.

—¿Por que razón?

Ante el silencio de Anthony, Abril respondió —Hay alguien que lo molesta todo el tiempo.

—¡Ah si! —¿es más grande?

Abril negó —No, es de nuestro salón.

Terry sonrió, de pronto el Terry travieso de antaño se adueño de él.

—Anthony, a tu edad lo mejor es ganarte el respeto de los demás con esto —dijo Terry mostrando sus puños.

—No haré tal cosa —Anthony negó con su cabeza.

—¡Oh vamos Anthony! —demuéstrale que nadie se mete con un Grantchester sin recibir su merecido.

Los ojos verde azules de Abril adquirieron un brillo travieso.

Terminaron de comer y juntos, los tres ingresaron a una juguetería, en cuanto lo hicieron, ambos niños corrieron en diferente dirección, Terry no sabía hacía donde correr, finalmente decidió ir tras Abril.

Sus ojos zafiros destellaron furia, al ver a una de las empleadas de lugar halando de manera violenta el brazo de Abril.

—Suélteme, me  hace daño.

—Le exigió que la suelte ahora mismo —la voz de Terry se escuchó como el rugir de un león.

La mujer dio un respingo ante el grito detrás de ella y soltó el brazo de la niña.

Tan pronto como se vio liberada, Abril corrió hacia Terry —Papá.

—Ya pasó princesa —Terry cargó a su hija.

—¿Es usted el padre de esta niña? —preguntó la mujer señalando a Abril.

Terry la fulminó con la mirada —No vuelva a señalar a mi hija —exigió

—Su hija ha quebrado esta costosa pieza de colección.

—¿Y por esa porquería se ha atrevido a maltratar a mi hija?, quiero hablar con el manager —Exigió Terry con el ceño fruncido y ojos enfurecidos.

—Yo soy la manager —respondió la mujer en el mismo tono —y ustedes no saldrán de aquí mientras no paguen los daños o de lo contrario me ....

—O de lo contrario ¿qué? —Terry se plantó frente a la amargada mujer imponiendo su altura.

—Llamaré la policía ahora mismo.

—Yo en su lugar no lo haría —advirtió Terry.

La mujer le dirigió una mirada de desprecio al ver su vestimenta deportiva y despreocupada  —ni que se tratara del principe William —dijo riendo con burla.

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