Capítulo 9

305 45 125
                                    

Pasé buscando a Tomas toda la tarde luego de eso, me sentía mal, me sentía horrible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasé buscando a Tomas toda la tarde luego de eso, me sentía mal, me sentía horrible. Lo culpé cuando la única culpable es Melissa, ella que tiene una obsesión con él. Pero yo simplemente le grité y le dije que era su culpa, pero no es así.

Fui a cada clase tratando de ver si lo encontraba pero no tuve suerte. Fue hasta que encontré a Eric que me dijo que Tomas se había ido a casa que dejé de buscarlo.

Al día siguiente tampoco vino al colegio así que sin pensarlo mucho me subo a mi auto y me voy hacia la casa de Tomas.

Estoy nerviosa y mucho es poco. La verdad no estaba segura de que le diría al verlo pero necesitaba hacerlo, necesitaba aclarar todo con él.

Cuando llego toco la puerta, pienso que no hay nadie en casa porque luego de un par de minutos nadie abre la puerta. Toco mi manga nerviosa contando hasta diez, si termino la cuenta me iré.

Estaba completamente segura de que nadie abriría cuando la puerta se abre bruscamente haciéndome saltar. Me recibe una mujer bastante hermosa, su pelo negro largo y sus hermosos ojos cafés es lo primero que noto, es igual a su hijo.

—Hola querida ¿que se te ofrece?—la mujer me regala una gran sonrisa.

Habla, tienes que decir algo.

—Yo...la verdad yo...—la mujer me mira interrogante aunque su sonrisa no se quita de su rostro.Bien, se burla de ti, felicidades.— Vengo a dejarle una tarea de español a Tomas.—digo tratando de recordar porque estaba yo ahí.

—¡Oh! Claro, pasa, pasa. ¿Cuál es tu nombre linda?—la mujer se aparta dándome espacio para entrar. Tardo unos segundos en hacerlo.

—Emily...soy Emily Forest.—respondo pasando mi mano por mi cabello.

Que lindo color de piso.

—Así que tu eres Emily ¿eh?—la mujer dice haciéndome despegar mi mirada del suelo, una sonrisa traviesa juega con el brillo de sus ojos.

¿Qué?

—¿Disculpe?

—Nada, nada. Solo pienso en voz alta.—dice con una mano en su boca, como si pensara en algo.—Ya no te quito más tiempo, sube, Tomas debe de estar en su habitación.—yo me quedo paralizada ¿a su cuarto?, ella se da cuenta que me pongo nerviosa al instante así que se ríe un poco.

—Yo no...— yo no soy de esa clase de chica...

—¡Ve! Yo sacaré las galletas del horno.—sale de la sala principal para irse a lo que supongo que es la cocina.

Después de un par de minutos decido que es bastante estúpido quedarse ahí parada, tengo miedo de que la madre de Tomas regrese y me mire ahí parada así que decido subir las escaleras.

Camino por un pasillo hasta que llego a una puerta que tiene un letrero que dice "Tomas". Sonrio sin quererlo porque ese pequeño letrero color azul claro me parece demasiado tierno.

Dime que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora