Epílogo

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—¡Emily!— escucho un grito desde la cocina pero como estaba concentrada atándome mis agujetas me levanto por el susto y me pego con una gaveta que había dejado abierta

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—¡Emily!— escucho un grito desde la cocina pero como estaba concentrada atándome mis agujetas me levanto por el susto y me pego con una gaveta que había dejado abierta.—¡Emily!

—¡Ahora bajo!—grito mientras me sobo la cabeza con una mueca de dolor.

Agarro mi celular y antes de salir de mi cuarto me miro en el espejo.

Me quedo ahí parada por unos segundos, analizándome. El cambio ha sido radical pero la verdad es que, aunque aún no estoy acostumbrada, me gusta mucho.

Miro mis botas negras con tacón, el jeans verde militar tiro alto que se ajusta perfecto a todas mis curvas. Mi vista sube un poco a la camisa pegada que deja mi estómago al descubierto. Encuentro a través del espejo mis ojos, un poco rojos e hinchados pero nada nuevo, el ultimo año de colegio ha comenzado duro y eso es que solo llevo un mes. Muevo un poco mi cabeza haciendo que mi corto pelo se mueva de un lado al otro.

Aunque al principio pensé que erá muy corto, cada vez que me miro me gusta más que esté justo debajo de mi barbilla. Recuerdo brevemente cuando era pequeña, que ni me atrevía a atarme el cabello por pensar que no me lucia y aquí estoy, con el pelo más corto que he tenido nunca y con un color mucho más oscuro: negro. Corto y negro. Ya no más cabello largo, ya no más cabello café.

Emily Forest, ¿en quien te has convertido?

Me río al pensarlo, mis blancos dientes relucen en el espejo y un pequeño destello me hace cerrar los ojos por la luz, el pequeño aro en mi labio acostumbra a dejarme ciega constantemente. Otro cambio que la verdad me ha encantado. Mi madre casi muere al verme pero me vio tan emocionada con mi nuevo cambio que la verdad prefirió dejarme así.

Sonrío al verme. Pero como siempre, mi mirada se va a mi cuello vacío.

Mi sonrisa desaparece completamente y mi mano inconscientemente va hacia donde un dije había estado hace un par de meses.

—¡Emily!

—¡Voy!— despego mis ojos de mi reflejo y salgo de mi cuarto bajando las escaleras corriendo.

Dime que me amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora