Señor TATA [BTS]

18

Tae temblaba, su estómago se contraía en dolorosos movimientos, su garganta dolía por el nudo ahí, sus ojos picaban por las lágrimas que estaba contenido y quería salir corriendo de ahí.

Namjoon abrió la boleta y observó las calificaciones.

Matemáticas | 8
Sociales y
Formación Ciudadana | 9

Eran la únicas materias que estaban "bajas", las demás iban con con un diez perfecto.
Taehyung observaba de reojo la reacción de su papá y cuando frunció un poquito el ceño el moreno, se tenso más y su corazón se aceleró.

–Solo en dos clases salió con ocho y nueve– le dijo a Yoongi, este iba a hablar pero Taehyung se soltó de su mano y quedó estático con una mirada de terror puro hacia el menor de su padres.

Min volteó y un gélido escalofrío recorrió su cuerpo cuando observó el estado de su hijo.

Taehyung respiraba pesado, se veía tan alterado y a punto de entrar en un ataque de ansiedad.

"–¡Tus notas no deben de bajar Kim Taehyung! ¡¿A caso eres idiota?!– gruñó Namjoon enojado, tomando a su hijo de los hombros con fuerza– ¡No quiero volver a ver ninguna nota baja o no me detendré para golpearte, mocoso- Tae bajo la mirada sin querer ver a su padre Namjoon y salió corriendo a su cuarto.
Cerró la puerta y tomó a su peluche favorito entre sus brazos."

Taehyung desde ese día nunca volvió a sacar ningún ocho o nueve... hasta el día de hoy...

Todo lo que había paso, todo lo bueno fue reemplazado por todo lo malo y el miedo se apoderó de su mente, corazón y cuerpo.

Le temía a Namjoon.
Le temía a Yoongi.

Y entonces corrió.
Salió del colegio tan rápido como sus pequeñas piernas se lo permitían, quería llegar a la casa de sus tíos y refugiarse en ellos.
Sabía por donde tenía que ir.

Sus padres no paraban de llamarlo, gritaban que se detuviera, pero por nada del mundo obedecería.

No quería ser golpeado.

Las primeras gotas de lluvia iniciaron a caer.

Taehyung cruzó la calle...

El semáforo dio luz verde...

El chirrido de unas llantas sobre el asfalto fue el sonido agonizante que quedó en la memoria de Namjoon y Yoongi...

El pequeño cuerpo estaba cubierto de ese líquido carmesí que nos mantenía con vida...

Un suspiro y unas últimas palabras para que el niño cerrará los ojos...

–Gra... cias... por ser... mi... amigo– Taehyung soltó al peluche y se dejó arrastrar por la abrazadora luz que veía.

El cielo estaba llorando...
El cielo lo sabía...
El cielo sabía que hoy volvería a tener a otro ángel ahí arriba...

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–¡Yoongi! ¡Namjoon! ¡¿qué rayos pasó?!– pregunto alterado el hermano del pálido. Seokjin observó el destrozado semblante de su hermano y el de su cuñado e inmediatamente supo que nada estaba bien.

–Él... Tae salió corriendo... no pudimos alcanzarlo a tiempo y... y él... mi hijo...– rompió otra vez en llanto Yoongi. Su corazón estaba desquebrajado en miles de pedazos.

Su hijo estaba pendiendo de un hilo entre la vida y la muerte, lo estaban operando en estos momentos y no sabía como mantenerse en pie si el resultado llegase a ser... malo.

Seokjin abrazo a su hermano y le dio el amor incondicional que le tenía. Mientras que detrás de ellos Jimin y Jungkook de igual forma preocupados y con los nervios a flor de piel por la noticia, trataban de consolar a Namjoon.

Kim y Min estaban en una especie de trance, observando puntos inexistentes en la sala de espera, sus corazones dolían y sentían que en cualquier momento caerían al suelo por el estrés en sus cuerpos. Sin embargo, se negaban a lo último, ellos no merecían ser débiles en esos momentos, no tenía que serlo. Su hijo los necesitaba y si antes habían sido unos idiotas, ahora no lo serían.

Jin, Jimin y Jungkook después de algunas horas, salieron a comprar algo de café y comida cerca del hospital, dejando a Nam y a Yoon solos.
Ambos conectaron sus opacas miradas, carentes de ese brillo que en la mañana rebosaban sus orbes, el pálido sollozo y se acercó hasta refugiarse entre los brazos de su esposo. Ambos bajaron la mirada hasta los brazos del mayor de los dos y se encontraron con el dañado muñeco favorito de su hijo.

El señor TATA estaba sucio y sus colores, comúnmente brillantes... ahora se encontraban apagados.

La vida a veces da segundas oportunidades...

Y hay veces en las que simplemente... ya no...

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[1]

Fin.