29: Adelante. 🌱

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—¿Con qué motivo? —le preguntó Todoroki.

     El par de rubíes dotados de alma desafiaron a los heterocromáticos de Shouto.

—Compraste el hotel, no la compañía de Deku si mal no recuerdo —dijo secamente Bakugou, el silencio perduró tres segundos—, ¿o también lo compraste a él?

—No, Kacchan, no puede comprarme, pero, ¿qué hiciste, Shouto? —Midoriya se incorporó de la cama y sacudió su cabello con la mano, necesita estirarse.

—No lo compré... Lo renté por completo por el día de hoy y mañana.

—Te faltó el estacionamiento —comenta sardónico Katsuki.

—Vale, Shouto rentó todo un hotel, no es nada nuevo. Si me permites, Shouto, parece que Kacchan tiene cosas que decirme.

     Todoroki se inclinó, tomó del rostro a Izuku y juntó sus frentes. Midoriya aspiró súbitamente, embriagándose del perfume ajeno.

—¿Seguro que estarás bien?

—Es Kacchan, es complicado, mas sabe ponerse límites.

     El escritor asintió, se alejó, abrió la puerta, sostuvo la perilla algunos segundos, vio una última vez a Midoriya, él le sonrió y se fue. La habitación quedó silenciosa.

—¿Estás bien? —pregunta Katsuki.

—Sí... Lo normal, sólo que en público. ¿Qué necesitas, Kacchan?

     Bakugou tomó asiento en la orilla de la cama, Izuku sintió el peso de Kacchan hundirla. El de cabellera paja había aumentado su masa corporal, se notaba en los brazos por debajo de la camiseta roja y en el abdomen. Por el contrario, Izuku se sentía como cuando tenía catorce años: enclenque y pequeño, débil y sin chiste. Torino solía recordarle —entre gritos y escupitajos—, que había mejorado bastante desde la primera ocasión que entrenó a su lado, se recordaba a cada instante que, aunque él no lo pudiese ver, aunque no fuese capaz de ver lo que claro es, lo mucho mejor que está ahora que el ayer.

     También su psicólogo Yo le recordaba día y noche lo fantástico que es, tan fantástico que no existe otro igual a él.

—Quiero saber si estás bien.

     Midoriya le miró consternado.

—Ya te lo he dicho, sí, estoy bien, fue un simple desmayo.

—¡No me refiero a eso!

     El par de jóvenes se miraron incomprensibles. Absortos.

—Todos aquí han aparentado como si nada haya pasado, ¡pero ocurrió! ¿Lo entiendes?

     Midoriya aspiró y exhaló, le sonrió nostálgico a su amigo de la infancia, la sonrisa pinchó el corazón de Bakugou, "eres un estúpido, Katsuki", se dijo.

—Sí, lo sé, Kacchan. Sé lo que pasó. También sé que todos los que están aquí hacen su mejor esfuerzo para hacerme sentir así, lo admitiré, me gusta lo que están haciendo, porque me demuestran que puedo avanzar. Incluso tú estás aquí dando tu apoyo. Me hizo muy feliz... Es igual a cuando estábamos en la escuela, todos juntos haciendo estupideces, jugando cual niños sin preocupaciones. No le veo lo malo.

—Pero parece que evitas la realidad. Es frustrante... Si digo algo relacionado a ello, ellos, Uraraka, Kirishima, Tenya... me verán mal —admite.

—Es todo lo contrario, Kacchan. Lo admito. Yo admito la realidad y los hechos —formula certero y sin temor el joven de mirada esmeralda— tengo pesadillas en la noche, aún tiemblo cuando un desconocido está a mi lado y me baño más de seis veces al día... Me siento mal respecto de ello, seguramente estaré desperdiciando litros y litros de agua. Sin embargo, me recuerdo sin descanso los sueños que quiero cumplir: quiero ser un boxeador profesional, quiero que mi mamá esté orgullosa de mí... Ella quien lo da todo por un tonto como yo, quien crió a un niño de cinco años sola, y que me amó tanto como lo haría un padre y una madre, quiero que All Might esté orgulloso de mí al despertar, yo... Yo quiero ganarle en una pelea a Kacchan, y... —"Quiero darle un beso a Todoroki sin que me esté muriendo de miedo, comer tacos con él en una tarde tranquila" se dijo.

El mundo a tus pies | Boku no hero academia | TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora