21: Famélico de calor. 🥀

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Tres días antes del secuestro.

Iba tarde. Tres minutos tarde. Momo Yaoyorozu no se lo creía, era toda una temeraria. O tal vez no, la verdad era que Momo Yaoyorozu pocas veces era impuntual o hacía las cosas incorrectamente, en citas de importancia, solía llegar media hora antes de lo planeado, como podrán apreciar, no era su costumbre llegar a tales horas.

     Momo Yaoyorozu creció en los cimientos de una familia aristocrática en Inglaterra. Al ser hija única, su madre y padre la trataron como una princesa. Dotada de una belleza, sensualidad, inteligencia, virtud y amabilidad, no faltaba pretendiente que quisiera cortejarla. Lamentablemente, para las damas y caballeros que siguieran este sendero, se darían cuenta de que Momo Yaoyorozu no consideraba a una pareja como la felicidad máxima, dejando una fila de corazones rotos tras sus pies. 

      El padre de Momo, líder de una cadena de hoteles, temía a que su princesa quedara sola, así, moviendo algunos hilos y rebuscando en las relaciones del pasado que tuvo su hija, encontró a Todoroki Shouto. Primero habló con el padre, Enji, este, pensando en un futuro prometedor que podía darse entre una unión con la familia Yaoyorozu, aceptó la propuesta del padre de Momo para que se diera una cita.

      Ese es el motivo por el cual la señorita de cabellos carbón está en estos instantes en un restaurante, vestida en un traje para dama sin la intención real de ser provocativa. Entrar y salir, es lo que iba hacer. Al entrar, un mozo la llevó hacia una mesa que daba una vista a una calle solitaria acompañada de un cielo nocturno, reconoció la espalda ancha de Shouto y el aroma de su colonia, cierto furor molestó su garganta. ¿Era tan necesaria su presencia? ¿Debía estar dos horas con el inexpresivo y frío de Shouto Todoroki? No deseaba esto, volver con él sería soledad y "gracias" después del sexo. Cero encantos de calor. Solamente cortesía.

—Todoroki —dijo con vehemencia, Shouto se levantó, ajustó un poco su traje azul y ofreció su mano a Momo. 

—Señorita Yaoyorozu.

     Momo observó a detalle a Shouto cuando se distrajo al tomar asiento, la solidez de aquellos músculos ocultos tras la pinta de caballero aún encendían un punto salvaje en Yaoyorozu, a pesar de que este par no se han visto en años, a pesar de lo frío que son esos brazos, era deseable, era absurdamente contradictorio. 

—Lo lamento, mi padre no ha podido venir.

     Momo, notó el suspiro agotado de Todoroki, como si supiera aquella afirmación desde antes, Momo también sabía que el padre de Todoroki no estaba, al igual que el joven, lo predijo, parecía que ambos habían leído un libro de predicciones. La verdad era que Momo y Shouto conocían este tipo de situaciones mucho mejor que nadie. 

—El mío también tenía asuntos de mayor relevancia, señorita Yaoyorozu —, Todoroki aspiró, quería irse—. Oí que iniciaste una línea de ropa. 

—Te seré sincera, Todoroki  —interrumpe la joven, pidió al mesero que les diera cinco minutos más antes de ordenar, si tenía suerte, su receptor no ordenaría nada. Shouto guardó silencio—. Nuestros padres planean unificar alguna cosa, no sé de qué pueda tratarse, pero están usándonos a ti y a mí como acuerdo, ¡ja! ni que estuviésemos en el siglo XVII. Yo estoy en contra de ello. 

—¿Te lo dijo? Bastante endémico, ¿cierto? —Todoroki negó tres veces y frunció el ceño—. No has cambiado en lo absoluto, Momo, sigues siendo muy lista. 

—No entiendo cómo mi padre pudo creer que tú y yo saldríamos de nuevo... Después de la forma que terminó. 

—Estoy de acuerdo. Por mi parte, tampoco quiero ser parte de este absurdo plan. 

El mundo a tus pies | Boku no hero academia | TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora