Pasado: Parte I

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Primer especial: Años atrás. Parte 1

Advertencias: Contenido fuerte +16

***

Muchas cosas caracterizaban a Kim JongIn, cosas como su sonrisa bondadosa y su ánimo siempre arriba. A sus 18 años, JongIn, cursaba el primer año de Universidad de una carrera que no le gustaba. Pero había muchas cosas que él a no le gustaban, como por ejemplo, el fútbol, práctica que acababa de terminar. La única razón por la que se había anotado en ese maldito deporte era porque sus padres le habían insistido tanto que se anotó para que dejasen de molestarle. A su lista de cosas que no le gustaban, se le sumaban la oscuridad. En ese momento eran las diez de la noche, y él el único de su clase que tomaba un camino diferente al salir del estadio donde practicaban.

En realidad, JongIn podía tomar el tren cerca de la institución, pero eso significaba llegar antes a casa y no quería, por lo que prefería caminar unas quince cuadras hasta la estación del autobús y tomarse su tiempo.

Claro que no todo eran cosas que no le gustaban, también tenía una lista de las que si, en ella se encontraba su mejor amigo, Lu Han, y su hermano mayor al que admiraba ¿Por qué? Porque MinSeok se había fugado de casa, en contra de las órdenes de sus padres, y se había casado nada más y nada menos que con Lu Han. JongIn había sido el gran Cupido entre ellos. Estaba orgulloso de la pareja que había formado, y esa era la única razón por la que perdonaba las ausencias de su amigo fiel.

JongIn se preguntaba cuándo sería el día en el que conocería a alguien tan especial como para arriesgarse como su hermano mayor. Esperaba que fuera pronto, aunque muchas veces lo dudaba. Él no solía contar con esa suerte. De hecho, desde la partida de MinSeok, había escuchado a sus padres hablar sobre arreglar un matrimonio para él.

Echando una ojeada al camino, y tratando de controlar sus nervios, JongIn empezó a caminar en medio de la noche. No había avanzado siquiera cinco cuadras cuando sintió un fuerte dolor en el lado posterior de su cabeza, y luego todo se volvió oscuro.

***

Una ráfaga de dolor fue lo que le devolvió la consciencia.

No sabía dónde estaba ¿Intentaron secuestrarlo? ¿Le robaron?

Intentó gritar cuando sintió una vez más el dolor partir su cuerpo, pero el grito quedó ahogado en algo incrustado entre sus labios.

Quiso mover su manos, pero las encontró amordazas contra su espalda.

¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué estaba inmovilizado? ¿De dónde provenía el dolor que le travesaba el cuerpo? ¿Le habían disparado? ¿Estaba agonizando? A medida que las preguntas iban surgiendo, su mente se iba aclarando.

Deseó no haberlo hecho nunca.

Lo primero que captó fueron las asquerosas manos del tipo sobre su cabeza, obligándolo a tener la mejilla contra el asfalto. Aquella era la manera de proteger su identidad. En segundo lugar, el olor que desprendía aquel sujeto, alcohol y mugre, olores que calaron en lo más profundo de su ser y que no sería capaz de olvidar el resto de su vida. En tercer lugar, y lo peor de todo, entendió lo que estaba pasando al comprender que su atacante le embestía salvajemente.

Descubrió, en medio del terror y el miedo, que los fuertes dolores provenían de su parte baja de la espalda. Una embestida seguía a la otra y JongIn sentía morirse con cada una de ellas. No había nada que pudiera hacer para defenderse más que llorar y tratar que su grito se escuchara a través de bola de tela insertada en su boca.

Un grito, asqueroso y repugnante, del atacante, acompañó las descargas de semen caliente en su interior. Al alejarse, no dijo nada, tal vez a modo de seguir protegiendo su identidad, pero antes de irse, se tomó la molestia de desatar las manos de JongIn, quien resignado, se quedó allí, acostado sobre el frío suelo, escuchando como los pasos del hombre se alejaban a paso rápido.

Fue debido al dolor que JongIn no pudo moverse. Albergó la esperanza de morir o volver a perder la conciencia, pero no. Estaba allí, despierto y recibiendo todo el dolor físico infligido. Trató de mirar a su alrededor, no tenía idea de dónde estaba.

Los minutos pasaron, y sin saber de dónde, sacó las fuerzas necesarias para ponerse de pie y arreglar lo que le quedaba de ropa.

— ¿Por qué me dejaste vivo, estúpido desgraciado? —Se quejó en medio de la noche.

Empezó a caminar sin rumbo alguno. Se dijo que debía ser fuerte, que no podía llorar, que tenía que llegar a casa. Lo normal hubiese sido ir directo a la policía, tal vez al hospital, pero no, algo como eso sería un escándalo. Pensar en la reacción de sus padres le hizo descartar de inmediato la idea, por ello, reprimiendo todo su dolor, tomó un tren cualquiera y se fue a casa.

***

Después de pasar por tres trenes, JongIn por fin llegó a casa. No lo pensó, se dirigió a la ducha y allí se quedó por dos horas, refregando su cuerpo para sacarse el hedor de aquel tipo mientras trataba de llorar lo menos posible y acallar sus sollozos. No podía despertar a sus padres.

Nadie podía enterarse de lo sucedido.

Ese día marcó un antes y un después en la personalidad de JongIn. Él, que siempre hablaba y sonreía, ahora no lo hacía, y en su pecho crecía una angustia más y más grande. Agregando las noticias sobre el inminente divorcio de su hermano, su orgulloso héroe, JongIn sintió que todo su mundo, todo lo bueno en él, se derrumbaba.

Con el tiempo, JongIn fue incapaz de volver a la universidad, tan sólo se dedicaba a dar vueltas sin sentido por la ciudad, y de vez en cuando iba a visitar a Lu Han, con quien, pese a su divorcio con su hermano, seguía teniendo alguna especia de contacto. Sin embargo, su compañía no era la mejor, ya que el rubio rompía en llanto al no poder recuperar a MinSeok.

Hasta ese momento, JongIn desconocía las razones de divorcio, de hecho, llegó a pensar que era una tonta pelea de parejas.

—Está embarazado, JongIn —Le confesó Lu Han un día —Seremos padres, pero él no quiere cesar los trámites, quiere seguir adelante con el divorcio.

JongIn no lo entendió ¿Tan grave había sido su pelea como para que MinSeok no le perdonara? Iba a preguntar, pero vio el estado deplorable de su amigo y guardó silencio. Tal vez, sólo tal vez, era cuestión de tiempo. Por otro lado, una herida se agregó a su pecho ¿Por qué su hermano no le había comentado que sería tío? Quizás si lo había hecho, o puede a que desde que MinSeok regresó a casa, él se mantuvo lejos.

Dos semanas más pasaron. Las cosas estaban de mal en peor y una tarde, con el cuerpo al límite de sus funciones, en casa del rubio, JongIn corrió hasta la baño y devolvió el poco contenido de su estómago. Toda la semana había sido igual. Lu Han, quien lo había seguido, golpeó un poco su espalda.

—JongIn... ¿Qué es lo que te pasa? ¿Estás enfermo? —Preguntó, asustado y al parecer algo arrepentido, pues había estado ocupado con sus propios problemas.

JongIn necesitaba decirle a alguien lo que le había pasado, y lo que le estaba pasando, pero no podía. Su amigo estaba hecho un desastre a causa de su divorcio, pero Lu Han insistió.

—Eres mi amigo. Cuéntame. —JongIn no aguantó. Las lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas sin control alguno. Ya no podía con el silencio.

—Me violaron, Lu Han y eso no es todo... creo...creo que estoy embarazado. 

Love Again [XiuHan/ LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora