Tyler.
Ese día, muy a mi pesar, te dejé en tu habitación. Sabía ahora que tenías miedo respecto al mundo espiritual, algo que no hubiera adivinado ni de loco. Había tenido que dejarte, no podías culparme, Gi era y es un enorme soporte para todo lo que me ha sucedido. Incluso ahora sigue a mi lado, cuidándome y aguantándose las lágrimas que escapan de mis mejillas cada vez que hablo de ti, y de lo que hice, y de lo que no pude evitar.
Por eso, la llevé a mi habitación y la hice entrar. Mi hermano y compañero de habitación no se encontraba esta noche. Solo había una regla en esa cueva. No llevar a nadie sin autorización. Bueno, no llevar a nadie allí a follar. Pero para hablar, que es todo lo que hice con Giselle esa noche, no había ninguna regla escrita. Así que era evidente que Evan estaba acostándose con alguna ingenua que se había creído sus dulces palabras. Evan era así. Tenía ojos celestes, como los míos, pero sus cabellos eran más claros y sus gestos más transparentes. Siempre había sido muy difícil para él ocultar aquello que sentía. Era algo que había aprendido con el tiempo.
—Giselle —dije una vez que ambos estábamos sentados sobre la cama mientras apoyaba mis codos sobre mis rodillas y escondía el rostro entre mis manos. Mierda. No sabía cómo empezar a hablar y qué decir—. ¿Cómo pudiste hacerlo...? Acostarte con Lucas...
Entonces ella abandonó su lugar a mi lado y se paró frente a mí. Estiró su dedo acusador para molestarme y sacudió la cabeza de un lado a otro, mientras su ceño fruncido me inspeccionaba completamente.
—No. No, Tyler. No te permitiré que me digas con quién puedo acostarme o no —dijo ella, y alcé una ceja.
¿Quién se creía que era para hablarme así? Me pregunté en ese momento, pero la verdad es que ella tenía razón, yo no podía controlar nada de la vida de ella.
—Solo quiero lo mejor para ti, Gi. Y él no es alguien con quien tú debas relacionarte —dije yo, mientras suspiraba suavemente. Lucas siempre había sido un tarado, tú también te darías cuenta, más adelante, cuando supe que debía protegerte también a ti de él—. No debes relacionarte con nadie que no te respete.
—No debería importarte lo que me sucede a mí, Tyler. Solo somos amigos. Amigos que se follaban. Ahora has encontrado a alguien que te lo hace mejor, y yo solo puedo hacerme a un lado —dijo ella.
Cerré los ojos y mordí mi labio con suavidad. Levanté la vista para mirar a la rubia con ojos suplicantes, sin saber muy bien qué responder.
Pero la respuesta era más que evidente, solo debía atreverme a decirla.
—Yo no me he acostado con ella...—silencio, pensé en qué decir, medir mis palabras— aún. Pero en fin. No todo es sexo, Giselle. Eso es lo que no entendíamos. Y ahora lo entiendo. Mírame —tomé sus manos entre las mías y la atraje hacia mí, haciéndola sentarse sobre mi regazo. Escondí mi rostro en sus cabellos, y oí un sollozo escapando de sus labios—. Va a llegar alguien por el que tú realmente sientas algo, y será algo mayor al sexo lo que querrás.
Ella se dio la vuelta, quedando a horcajadas sobre mí y escondió la cabeza en mi cuello. Empecé a acariciar su espalda con dulzura. Pero de una forma totalmente paternal, Naomi, no creas que estaba intentando seducirla. Pasaron unos segundos cuando sentí como empezaba a temblar a causa de las lágrimas que caían de su rostro. Lloraba, sollozaba y yo no tenía idea de la causa de aquello. No podía estar llorando tanto porque su follamigo se había enamorado de alguien. En ese momento no lo entendí, lo juro.
—Pronto va a llegar la hora, en la que llegue aquella persona que te quite el sueño —suspiré, mientras las caricias se hacían más duraderas y profundas, en un vasto intento de calmar a la chica sollozante que estaba sobre mí—. Y no todo será follar. Podrás hablar con esa persona, llorar con esa persona, dormir con esa persona, despertar a su lado será perfecto. Y el sexo será solo un complemento de la relación.
Ella no dijo nada. Su llanto se relajó, pero no había frenado del todo. Yo me dispuse a seguir hablando.
—Gi, tú no lo entiendes ahora, jamás te has enamorado. Pero es cuestión de tiempo hasta que lo hagas, así como yo me he enamorado perdidamente de ella —dije yo.
Su corazón se agitó. Parecía querer abofetearme. Como si acabara de romper su corazón. Ahora que lo recuerdo, algo dentro de ella se movió en esa última frase. Me miró a los ojos, enrojecidos a causa del llanto anterior. Sus ojos se volvieron rabiosos, no tristes. Sus pupilas se habían dilatado a tal punto que sus ojos marrones parecían negros.
—Ella no te merece. Pero no seré yo quien te diga la razón —salió de encima mío y tomó todas las ropas que se había traído y salió de la habitación con la cabeza en alto, pegando un portazo al final.
Qué idiota que había sido.
Ella estaba enamorada de mí desde ese momento y yo le había restregado por el rostro mis sentimientos. Era un egoísta y estaba ciego a causa de lo que sentía por ti. Bien. Aún sigo ciego por ti, pero quiero pensar que mis comentarios con Giselle eran inocentes, sin ánimos de lastimarla, porque no es una mala chica. Aunque hayan discutido, aunque estén peleadas, tú sabes muy bien que ella no merece sufrir.
Ella te quiere, por más que yo haya estado entre de ambas.
Lo arruiné, claro. Siempre había sido un egoísta, desde ese momento en el que había roto el corazón de mi mejor amiga en mi habitación, diciéndole que estaba totalmente enamorado de ti. Aunque, realmente, no era ninguna mentira.
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La Mujer De Mi Vida [COMPLETA]
RomanceLa relación de Tyler Fletcher tiene sus altibajos: apuestas, declaraciones fallidas y discusiones, muchas discusiones. Pero todo cambia cuando un accidente automovilístico deja en coma a Naomi Ríos, su amada, resultado de un terrible enfrentamiento...