Capítulo 39.

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Naomi.

Jamás me había sentido tan bien. Tan completa, tan enamorada y feliz. Era como ese estado en el que uno se encuentra en la gloria, y no puede evitar sonreír incluso cuando se supone que debemos estar tristes. Estaba paranoica también. Me era imposible evitar pensar que no podía vivir feliz toda mi vida, y que duraría poco, al igual que toda felicidad que parece no acabar nunca. Pero, sin embargo, no quería vivir con el miedo, así que me negaba completamente a pensar en que me encontraba en la cúspide de mis sentimientos, y que ahora mismo lo único que podía hacer era mantenerme al lado de Ty por todo el tiempo posible. Había prometido contarle los detalles sobre mi relación con Tyler a Valerie y a Giselle esta tarde. Val me había enviado los detalles de la reunión, y con Ty habíamos arreglado para cenar juntos esta noche. Las cosas no podían ser más perfectas, y todo se veía aún más rosa con la canción de "7 Rings" sonando a través de mis auriculares.

Llego a la puerta de la habitación de Val y tomo de mi mochila la copia de la llave que me había dado hacía un par de días. Me había pedido que ingresara sin tocar, puesto que faltaría a clases porque se sentía mal y estaría recostada en la cama. Era un gran acto de confianza, pero era normal, después de todo, habíamos pasado muchos momentos juntas desde que nos habíamos conocido, también con Gi, que desde que salía con Evan era mucho más comprensiva con mi relación con Tyler.

Abrí la puerta.

—¿Sabes, Val... —fue entonces cuando frente a mí se cruzó la imagen que rompió mi corazón.

Mi mente tardó en comprender la situación que se extendía a mis pies, y solté mi celular, provocando que tanto este, como los auriculares que solían adornar cada momento, se estrellaran sobre el marmolado piso de la habitación.

—Mierda —dijo un Tyler sudado y exaltado, bajando la vista hacia el rostro de Valerie, quien no parecía triste en absoluto.

Tragué saliva e intenté mantener la postura. Tanto tiempo detrás mío, tanto tiempo buscándome. ¿Para qué? Para acostarse con alguien más, para engañarme y hacerme sentir la mierda más grande del universo. ¿Merecía yo esto? ¿Merecía sentir que mi mundo se caía a pedazos por culpa de un amor fallido que no me había respetado en absoluto y que ahora estaba acostándose con mi mejor amiga? ¿Por qué seguía llamándole así? Mierda, distaba mucho de una mejor amiga, si ahora estaba disfrutando mientras se acostaba con mi novio, con mi chico, con la persona a quien le entregué mi amor y mi corazón, que ahora era pisoteado por ambos como si fuera pura mierda. Mierda, mierda,  mierda. ¿Cómo podía doler tanto? ¿Cómo sanaría este dolor? ¿Cómo lograría salir adelante luego de semejante traición?

Me sentí en un deja-vú, solo que esta vez era sorprendente. No era Joseph, era Tyler, estaba sucediendo exactamente lo mismo que con mi estúpido ex.

Seguí observando la situación en silencio, sin emitir palabra alguna más que el sonido de mi respiración. Sentí las lágrimas calientes resbalando por mis mejillas, y mis puños cerrados a ambos lados de mi cuerpo. Caer. Caer sería humillante, demostrarme derrotada frente a quienes quieren hacerme caer. Y yo no quiero caer. Pero sería tan sencillo ceder a mis piernas, si cada vez les cuesta más mantener todo el peso sobre mis hombros sin desarmarse a pedazos sobre el piso, rompiéndome como una muñeca de porcelana.

—Estoy harto de que juegues conmigo, Naomi —expresó lentamente, mientras que Valerie se calzaba su camiseta, la misma que yo había usado la noche anterior.

Todo me parecía una gran ironía. ¿Yo jugaba con él? Peculiar, teniendo en cuenta que acababa de romperme con una gran masa con un golpe seco en todo el cuerpo.

—Yo... —miré a sus ojos, esos dulces en los que ya no podía confiar— yo... —no podía hablar, sentía que mi lengua se esforzaba por dejar salir las palabras, pero que esta no reaccionaba.

Tyler me miraba con preocupación, mientras yo me sentía cayendo en un terrible pozo. Tenía que dejar ir las palabras, no sobreviviría de no soltarlas de una vez por todas.

—Apostaste a que podías enamorarme. Felicidades, ganaste, pero perdiste a un chico que realmente te amaba.

Las palabras regresaron por sí solas. Miré a Valerie con furia, y luego a Tyler, que se veía dolido, pero no tanto como yo.

—Esa apuesta... esa estúpida apuesta, la hice con las chicas cuando ni siquiera las conocía, cuando no te conocía a ti... —suspiré con pesadez— Valerie —volteé mi rostro hacia ella—. ¿Cómo pudiste hacerme esto?

—Esto lo iniciaste tú, Naomi, tuviste las cosas tan sencillas con Tyler, y la que realmente lo amaba era yo —dijo, soltando las palabras con fuerza.

Tragué saliva y las cosas empezaron a caer de a poco. Giselle intentó advertírmelo, que ellos dos tenían una relación más estrecha de lo que yo creía.

—Tyler... no puedo creer esto —murmuré, sin voz—. Me engañaste... y yo... no acepté el dinero de esa apuesta, tampoco lo nuestro inició por ello.

—Si claro, no vengas a hacerte la mosquita muerta ahora —agregó Valerie. Sus palabras quemaban en lo más profundo de mi alma. Tyler estaba en silencio—. Si la apuesta inició posteriormente a esa fiesta, el día después a que tú le pegaras, Ty.

—Nuestro primer beso fue antes —analizó Tyler.

—Y ahora no quiero volverte a ver —mi voz sonaba delicada. Todo lo que había construido desde que llegué aquí acababa de reducirse a cenizas. 

—Espera, Naomi —se acercó a mí.

Y cuando tomó mi mano, todo lo que mi mente vio, fue la escena en la cual besaba los labios de Valerie, y la tocaba con la misma propiedad que a mí. La traición que abría un gran pozo en mi cuerpo.

—No, Tyler... no quiero volver a verte —musité.

Me volteé sobre mis pies y empecé a correr en dirección a cualquier parte. Quería desaparecer, y no sabía exactamente hacia donde me dirigía, si mi corazón realmente quería permanecer al lado de Tyler y perdonarlo, pero mi cerebro me decía algo totalmente diferente, que no lo merecía, que las heridas causadas por él no sanarían en poco tiempo, y que ahora solo necesitaba eso: tiempo. Sin embargo, oía las pisadas, los gritos que llamaban por mi nombre, provenientes de Tyler, que me seguía. Solo quería irme, necesitaba que se fuera. Por favor, que se vaya, rogaba en silencio al destino, déjame tranquilizarme.

Avancé por los pasillos de la fraternidad, cuidándome de no resbalar por las escaleras, y seguí avanzando cuando salía puertas afuera y el aire impactaba sobre mi rostro y movía mis cabellos. Tyler casi me alcanzaba, pero yo no me decidía, si moverme a la derecha, o a la izquierda. ¿Donde iría? Me cambiaría de fraternidad, o me seguiría sintiendo rota. Pensamientos pasajeros que se irían una vez que tomara el control de la situación y pensara razonablemente.

Entonces, sentí su mano enroscada en la mía.

Sin detenerme a pensarlo otra vez, corrí, con los oídos sordos por culpa del shock. Y lo siguiente que sentí fue un gran impacto, un dolor agudo extendiéndose por todo mi cuerpo, como si de pronto volara y me encontrara a kilómetros de distancia de todos los dolores anteriores. Desaparecí, o el resto del mundo desapareció, mientras caía sobre el piso y los gritos de Tyler ya no lograban llegar a mis oídos. Todo se volvió borroso.

Y luego, negrura.

La Mujer De Mi Vida [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora