Estamos compuestos de una gran fragilidad, que, de ahí mismo obtenemos fuerza para seguir caminando.
Para seguir luchando.
Para sentirnos vivos.
Aun cuando el miedo al dolor sea más fuerte que los latidos de nuestros corazones.
Tal vez, nuestra capacidad para caer y levantarnos es justamente lo que nos hace ser nosotros.
Pero, no hemos permitido que sea así siempre.
Nos hemos avergonzado de las lágrimas que amenazan con un desbordamiento.
Nuestros pulmones guardan el aire que hemos aguantado para no gritar.
No dejamos que nuestras emociones fluyan.
¿Por qué guardamos la compostura?
Llora.
Grita.
Necesitas quitarte toda esa carga que tienes en los hombros, cariño.
Mucho de ese peso no te corresponde.
Eres frágil.
Llegará el momento en que te romperás.
Deberás resurgir como el ave fénix.
Tan hermoso.
Tan libre.
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Hablemos con el corazón
Romansa¿Cuántas veces no hemos oído la frase "Escucha a tu corazón"? ¿Realmente lo hemos hecho? En él guardamos secretos y escondemos dolores; es momento que los dejemos salir.