Miedo nocturno

28 5 19
                                    

Desperté llorando.

Con una gran angustia en el pecho.

Respirar era difícil.

Estar tranquila era imposible.

Tenía mucho miedo.

No, no a un monstruo.

Tampoco a una bruja.

Temía perderte.

Un inmenso miedo a que me dejaras de amar.

Te llamé.

No me había fijado en la hora.

Tu hermosa voz sonaba adormilada.

Cuando me escuchaste sollozar se te fue todo el sueño.

Me costaba articular las palabras.

Terminó la llamada.

En menos de lo que esperaba, llegaste.

Te dejé pasar a través de mi ventana.

Y de mí.

Te abracé como si mi vida dependiera de ello.

Me dijiste que todo iba a estar bien.

Te creí, porque en tus brazos todo está perfectamente en orden.

Nos acostamos en la cama.

Yo, sobre tu pecho.

Escuchando atentamente los latidos de tu corazón.

Mientras tú jugabas con mi cabello.

Levantaste mi mentón para besarme.

En ese dulce beso mi miedo se esfumó.

La paz llegó.

No profundizamos ese pequeño gesto porque la noche tenía otro sabor.

El dulce sabor de la seguridad.

Sonreí al ver tus ojos.

Sabía que contigo nada me haría falta.

Me cubriste con la cobija.

Con tu amor.

Nos dormimos amándonos aún más.

Buenas noches, cariño.

Hablemos con el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora