Decir que tuve una noche horrible, que no pegué el ojo, que mi cabeza no paró de pensar, sería una mentira muy grande.
Mi noche transcurrió mucho mejor de lo que esperaba. Puede que se deba a la magnitud del cansancio que tenía, puede que haya influido el dormir sola en mucho, mucho tiempo; el punto es que dormí divino, como si no existiera ningún tipo de preocupación en mi vida, una noche absolutamente placentera.
Ah... Pero en lo que mis pequeños me despiertan -con saltos en la cama- caigo en cuenta de lo que se avecina y ahora estoy encerrada en el baño sin poder siquiera lavarme los dientes debido a los temblores de mis manos, o mejor dicho, de mi cuerpo entero.
Sí, a mí las emociones fuertes me atacan el sistema nervioso completamente, parezco una gelatina. Pero la parte positiva es que solo me dura unos minutos y luego de que pasa, estoy como si nada.
Así que ahora que han pasado quince minutos y estoy un poco más calmada, salgo del baño para comunicarle a mis hijos lo que pasará en un par de horas.
— Tenemos que desayunar rápido para que se acomoden, hoy tienen una sorpresa.– les digo con la mejor cara que puedo tener.
— ¡Yo quiero saber cuál es la sorpresa mitaaa! A mí me encantan las sorpresas.– exclama Amaia mientras sigue saltando en la cama.
— Muy bien, les diré cuál es la sorpresa cuando se laven los dientes y la cara y estén listos en la cocina para comer.– aseguro y ellos me ven con una cara de frustración porque querían saber — Sin malas caras porque voy a hacerles sándwiches de Mickey y Minnie.– me observan y automáticamente cambian la cara y salen corriendo al baño, esos sandwiches son la única manera en la que comen legumbres, así que me aprovecho de que les gustan las formas para hacerlos seguido.
En el camino escucho a Diego decirle a su hermana que él sabrá primero la sorpresa porque le ganará aseandose, a lo que Amaia le contesta que ella sabrá primero porque es más linda. Me da un poco de risa la lógica de mi hija.
Suelto un suspiro y volteo a buscar una pinza para sostener mi cabello y me encuentro con los ojos de mi hermana, que está de brazos cruzados delante de mí. Ya imagino que viene.
— Dime.– hablo para que suelte de una vez lo que me quiere decir.
— ¿Qué clase de sorpresa piensas darle a tus hijos? Porque déjame decirte que tienes una cara tan pálida que si no te veo de pie, pensaría que estás a punto de morir.
Empiezo a recoger mi cabello mientras le respondo:
— Bastian llamó anoche, quiere llevar a los niños hoy a comer y al cine o algo así.– menciono con aire de derrota mientras ella me observa con suspicacia.
— Okay, él sólo te llamó y te dijo que se llevaría a los niños. Entonces tú estás como un zombie de The Walking Dead porque... - me hace señas con las manos para que le diga y como yo no le respondo, ella insiste — No me digas que es porque vas a dejar a los niños salir con él porque sabes que no te creo. Te conozco Ivy, sé que hay algo más, así que dímelo o te lo saco.
Y para qué mentirle si igual iba a contarle en un rato.
— Te lo voy a resumir porque debo ir a prepararle el desayuno a mis hijos – comento y ella me ve con mucha atención — Bastian llamó según él para saber de los niños pero como siempre, empezó a decirme que me amaba y que lo perdonara y todo ese asunto. Tú sabes cómo se pone él cuando la caga en grande. A esto yo le dije que dejara de decirme ese tipo de cosas porque ya yo tomé una decisión que no pienso cambiar, cosa que aún no tengo completamente clara y que lo único que pienso hacer es intentar que nos llevemos bien por el bienestar de los niños, porque lo que menos quiero es que mis bebés sufran por algo en lo que no tienen culpa.
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Las Vueltas Del Destino
RomanceDicen que "nunca terminas de conocer a alguien" y jamás esas palabras habían sido tan acertadas. Soy Ivanna y esta es la historia de como mi vida dió un giro de 180 grados, de como todo quedó patas arriba. Justo cuando estaba en el que yo creía que...