XI

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Algo muy fuerte empieza a retumbar en mi cabeza. Intento abrir mis ojos pero la luz del sol hace que duela mucho. Vuelvo a escuchar ese ruido, es el timbre del departamento. Obligo a mi cerebro a trabajar, debo levantarme.

— Un momento por favor – digo lo más fuerte que puedo, aunque dudo realmente que me hayan escuchado.
Abro mis ojos con dificultad y ordeno a mi  cuerpo a sentarse. Suena de nuevo el timbre y siento que mi cabeza explotará de un momento a otro. Miro alrededor, dormí en el sofá de la sala de estar, hay botellas en la alfombra, copas en la mesa del centro, bolsas de frituras. ¿Qué demonios pasó anoche? Lo averiguaré luego de abrirle la puerta a la persona intensa que está tocando.

Me observo en el espejo que está en la entrada, estoy hecha un desastre, acomodo un poco mi cabello y abro la puerta después de escuchar el timbre una vez más.
Me recibe la mirada café de un repartidor. Lo observo con extrañeza.

— Buen día ¿Señora Ivanna Cox?– pregunta de manera amable, aunque siento que su voz me revienta los tímpanos. Yo solo puedo asentir y el chico prosigue — Esto es para usted.– Me entrega una caja parecida a las que entregan en la pastelería cuando compras pastel. Yo la recibo.

— Gracias ¿Quién la envía? – pregunto — No estaba esperando ningún paquete.

— Dentro de la caja está una nota de la persona que la envía, no tengo permitido decir el nombre.– dice con pesar — Por favor firme aquí.– me entrega una hoja con una lista, supongo que son las personas a las que les hace las entregas. Firmo, le agradezco y se marcha.

Al entrar voy directo a la cocina, dejo la caja sobre la isla y me dedico a prepararme un café, cuando está listo busco en el lugar dónde guardo los medicamentos una pastilla para el dolor de cabeza y me la tomo con el café, debo parar esta resaca cuanto antes. Me siento en uno de los taburetes y me dispongo a ver qué hay dentro de la caja, la verdad me causa mucha intriga.

Al abrir la tapa, lo primero que consigo es un sobre, lo saco y dentro hay una hoja que dice:

Rubia, discúlpame por irme antes de que despertaras, la verdad no quería hacerlo, te veías muy hermosa babeando sobre el cojín del sofá, pero tuve que acompañar a mi madre a hacer las compras.

Me encantó pasar la noche contigo, todos los recuerdos del pasado vinieron a mi mente, no has cambiado nada, sigues siendo genial.

La verdad me hubiese gustado quedarme a desayunar, espero poder compensarlo con esto que te envío.

Es raro esto de escribirte así pero no me diste tu número de teléfono, así que aquí te dejo el mío, escríbeme cuando puedas.

Logan H., “El Ken”


Al finalizar se encuentra su número de teléfono, dejo de lado la nota y observo lo que hay dentro de la caja. Hay una torre de panqueques, un par de sándwiches, un envase con frutas, otro envase pequeño con lo que parece miel, también hay tocino junto a un omelette, pan tostado, un vaso pequeño al que le quito la tapa para observar que tiene café y otro más grande que contiene jugo de naranja. La verdad es que es un desayuno bastante balanceado, es algo que no me comería sola, pero la verdad es que pretendo hacer el mejor intento porque se ve delicioso.

Antes de empezar a comer, decido enviarle un mensaje a Logan.

Ivanna:

Hey Ken, muchas gracias por el increíble desayuno, realmente no lo esperaba. Ahora necesito que me cuentes que sucedió anoche, me levanté con una resaca que no me deja vivir y cero recuerdos.

Las Vueltas Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora