XIX

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La peor parte de perder a un ser querido es cuando por fin te das cuenta de que no lo verás de nuevo, de que no lo escucharás ni tocarás nunca más.

Me alejé de todo para observar el funeral de Jacob y debo decir que tiene dos perspectivas, el del dolor familiar y el del acompañamiento por compromiso. A pesar de que tenía varios amigos que de verdad lo apreciaban, el cementerio estaba lleno de personas que jamás en mi vida había visto y debo decir que mi boda estuvo llena de personas que no conocía, pero esto es algo insuperable. La cantidad de personas que hay aquí es incontable, trabajadores, clientes, conocidos, hasta personas que viajaron de otras ciudades y uno que otro de algún país extranjero. Un funeral completamente diferente a todos los que he asistido, que por cierto no han sido muchos.


Lo que sí es cierto es que los parientes directos de Jacob se ven realmente afectados, claro que en los entierros siempre la gente se le ve afectada, pero esta muerte tan repentina hace todo mucho más trágico y doloroso.

Estuve todo el tiempo junto a Leyna y mis padres ya que Bastian tuvo la compañía de Natalia, cosa bastante desagradable, por cierto. Diego y Amaia se quedaron con Isabella porque ella odia este tipo de eventos y por causas razonables no iba a traer a mis hijos para acá.

Lo que sí debo decir es que me causa extrañeza la conducta de Bruno, está completamente aislado, no llora, no habla, no se mueve... De hecho su cara denota molestia. Me acerqué un par de veces para hablarle pero ni siquiera fue capaz de dirigirme la mirada, de hecho fue Ornella quien comentó ciertas cosas conmigo, como si él no existiera.

Ya ven, cada quien lleva el dolor a su manera.

Bastian por su lado se nota bastante afectado, supongo que se debe a que recientemente tuvo una discusión con su padre en donde le dijo que no quería saber nada de él y luego pasa esto, pero al menos no todo fue tan malo y se pudieron despedir demostrándose amor.

Dicen que esta es la ley de la vida, que los hijos vean a los padres morir, sin embargo yo no estoy segura de que sea justo. Tus padres suelen ser tu ejemplo a seguir, las personas que más admiras, respetas y valoras, son tu apoyo en los momentos más difíciles y tus compañeros cuando todo va bien... Entonces, por qué debemos aceptar verlos partir, si el deseo principal de cualquier hijo es que sus padres sean eternos.

También está la otra cara de la moneda, que los padres vean morir a sus hijos. Pero ese es un tema que ni siquiera quiero tocar, soy madre y es incluso más difícil imaginarme la vida sin mis hijos que sin mis padres, aunque no sea motivo de comparación.

Realmente puedo decir que aunque lo único seguro que tenemos al nacer es la certeza de que moriremos y sin embargo yo sigo creyendo que tendré a las personas que amo para siempre.

— ¿Duro no? — la voz de Bruno me saca de mis pensamientos. Está a mi lado, dirijo mi mirada a él y está viendo hacia delante.

— Lo es — le respondo volviendo la mirada al funeral.

— No hablo de lo de mi padre, hablo de la manera en la que Bastian hace las cosas. — explica y yo escucho con atención, realmente me causa intriga el tema — Siempre saliéndose con la suya, teniendo lo que quiere.

— No entiendo a qué te refieres — lo pruebo para ver si dice algo en concreto.

— Ahí está, es un momento familiar, tú eres su esposa y de igual manera está allá, con su amante colgada del brazo, como si fuera su señora — voltea a verme y yo dirijo mi mirada a la suya. — Y tú aquí, viendo todo desde la raya, sin hacer nada, simplemente aceptando su falla y respetando su decisión.

Las Vueltas Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora