Capítulo 41

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Serena salió del carruaje de su tío y alzó la vista hacia la fachada de piedra maciza del castillo de Moncrieffe. Las ráfagas de viento golpeaban y azotaban sus faldas. Las cintas de su sombrero volaron violentamente alrededor de su cara. Levantó su mano para sujetar el sombrero en su lugar y trató de no pensar dónde estaba Darien en ese momento y la tortura a la que estaría sometido y que podría ser permanente, mientras se apresuraba a llegar a la entrada del castillo. Mientras tanto, ensayaba el discurso en su mente. Hoy, tenía mucho que hacer ahí, no podía permitirse ningún estallido emocional o pensamientos acerca de posibles catástrofes. No podía permitirse distraerse de lo que debía hacer.

El ama de llaves la recibió en el vestíbulo de la entrada. Hablaba torpemente.

―Lady Serena, no la esperábamos. El conde no está en casa. Su señoría partió hacia Edimburgo ayer.

Serena consiguió esbozar una amable sonrisa.

― ¿Edimburgo? Un negocio importante, sin duda. En ese caso, informe a su hermano de mi llegada.

El ama de llaves hizo una reverencia y salió de la sala.

Entró por la puerta esperando poder reunirse con Zafiro y Esmeralda pero se encontró a Andrew y Nephrite junto a ellos. Se detuvieron frente a la chimenea, con los ojos de par en par, sorprendidos de verla.

―Caballeros. ―Se quitó los guantes―. Estoy encantada de encontrarles aquí. Algo terrible ha sucedido. Vine lo más aprisa posible.

―Sí, sabemos lo sucedido ―respondió Nephrite con una nota de desprecio en su voz.

Ella miró con curiosidad a Zafiro.

― ¿Lo sabe? Asintió con la cabeza y se acercó a Andrew.

―Lady Serena, estoy encantado de verla tan bien. ¿Viene del fuerte? ¿Ha visto a Darien? ¿Está vivo? ― Esmeralda pregunto

―Sí, él aún vive.

Hubo una clara exhalación en la sala.

Esmeralda se levantó de su silla, se acercó y abrazó a Serena, que estaba todavía tratando de entender lo que todo eso significaba. Ellos lo sabían. ¿Habían planeado ya como sacar a Darien de la prisión?

―Pensaba que estarías a medio camino a Inglaterra ―dijo Esmeralda.

Serena la abrazó.

―No. No podía marcharme ―dio un paso hacia atrás y cogió las manos de Esmeralda y las puso entre las suyas― He estado en el fuerte durante días, sin saber si hice lo correcto al salir de aquí. Además, anoche hubo una terrible conmoción en los barracones y mi tío me dijo que habían capturado al Carnicero. Estaba fuera de mí, desesperada. No sabía qué hacer así que decidí venir hasta aquí.

― ¿Cómo está? ―preguntó Zafiro con preocupación― ¿Qué han hecho con él?

― ¿Conocen su identidad? ―preguntó Andrew.

Serena negó con la cabeza.

―Nadie sabe quién es, al menos no todavía. Pero él no está bien, Zafiro. Fue golpeado duramente, lo cual tiene sus ventajas y desventajas, supongo. Es por ello por lo que está irreconocible.

Esmeralda retrocedió y se cubrió la boca con la mano.

―Pobre Darien.

―Van a colgarlo, supongo ―dijo Zafiro.

―Sí ―respondió Serena― Esa es su intención, es por eso por lo que vine tan apresuradamente. Tenemos que sacarlo de allí de alguna manera y cuanto antes mejor.

Capturada por ÉLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora