Capitulo 21

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P.O.V Reo

Hanan se fue temprano para no despedirse de sus amigos. Sei-chan se sentía mal por no haber iniciado el año s escolar con ella.

Ambos seguían en contacto apesar del horario. Hanan me había admitido que no había podido olvidarse de él, que seguía sintiendo algo por él. En cambio, Sei-chan había buscado concentrarse en otros asuntos pero últimamente mi hermana era su tema de conversación favorito.

- ¿Cuándo vuelve Hanan?- preguntaba usualmente.

- No lo sé, lo lamento Sei-chan- era mi respuesta.

Y cada vez que escuchaba eso, permanecía cabizbajo durante un tiempo para luego volver a hablar de otros temas y de vez en cuando hablar sobre ella. Cerca del 15 de julio, ella me llamó.

- Viajo hoy y llegaré mañana, no le digas a nadie por favor- me pidió y luego cortó, sin darme tiempo a responderle.

Le avisé a mamá y Sei-chan me miró expectante mientras organizabamos todo para ver el partido de Jabberwock.

Mi hermana se había ido y lo único que recordaba de ella eran sus rasgos de bebé, de niña inocente que no hacía ningún desastre. Su rostro redondo y sus grandes ojos grises.

Sei-chan había cambiado físicamente, acentuando sus rasgos. ¿Habrá sucedido lo mismo con su hermana?

Lo descubrí el día en que la vi llegar a nuestro lado. Sus rasgos se habían acentuado, dándole el aspecto de una joven adulta. De no haber sido por sus ojos y por el collar que compartía con Sei-chan, no la hubiera reconocido.

 De no haber sido por sus ojos y por el collar que compartía con Sei-chan, no la hubiera reconocido

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- Como has crecido Hanan- le dije antes de abrazarla y ella rió

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- Como has crecido Hanan- le dije antes de abrazarla y ella rió.

- No ha sido demasiado Reo-kun, no exageres- aconsejó ella y yo sonreí- ¿Sei-chan sabe que he vuelto?- negué- ¿Cómo está?

- Sinceramente, me aburre porque pasa preguntándome por ti- me quejé y ella sonrió.

P.O.V Hanan

Cuando fue día lunes, me coloqué el uniforme de Rakuzan con orgullo nuevamente. No era la misma desde cuándo me fui y vaya que había cambiado físicamente, pero mis sentimientos respecto a ciertas personas no había cambiado.

- ¿Lista?- asentí y me fui con mi hermano.

Al llegar, varios estaban conversando en el salón que me tocaba. Yo entre, total, esa eran las órdenes que el director me había dado al volver.

- Sayu-chan- me acerqué a mi rubia amiga, quien estaba distraída mirando por la ventana- ¿Me podrías indicar el asiento del estudiante de intercambio?

Al principio no reaccionó, pero luego de mirarme embobada por un largo rato, chilló y me abrazó.

- ¡Estúpida, no nos avisaste que volvías!- se quejó antes de comenzar a llorar-. Estas aún más guapa de lo que recuerdo, ¿tus mejillas?

- Siguen acá- señalé y ella me pellizco.

- Te ves más madura, ya no pareces una bebé- dijo orgullosa y yo reí.

- Sayuri, ¿quién es ella?- escuché preguntar a Akashi, así que solo me di media vuelta y le sonreí.

- ¿Acaso cambie mucho que no me reconoces?- me quejé y él abrió bastante sus ojos.

- ¿Mibuchi Hanan?- asentí y él me abrazó como si no hubiera un mañana.

Seguía siendo más pequeña que él. Mi corazón se aceleró en cuanto me abrazó, así que mientras él me abrazaba con esa intensidad, acaricié sus mejillas.

- Te extrañé bastante- dijimos al mismo tiempo.

- Ya besense- dijo Sayuri, cruzada de brazos y sonriendo.

Él besó mi frente mientras yo escuchaba que un grupo de chicas chillaba y me alejaba de él.

- ¡Capitana! - gritaron todas y yo comencé a reír.

- Hola chicas, ¿cómo va todo?- pregunté y las que no estabas llorando respondieron.

- Todo bien.

- Hanan, ay mi niña, fue difícil reemplazarte- comentó Kaori, despeinandome-. Eres toda una mujercita.

- ¿Qué tal las de primer año?- pregunté.

- Debes verlo tu misma, hay una chica con talento para ser libero y otra para remachar, pero necesitan a alguien que le enseñé bien los roles. Y tú fuiste ambas posiciones en su momento.

- ¿Solo dos?- cuestioné.

- Hay como 12 chicas que pueden jugar en posición universal. Están al nivel del resto así que estarán bien en los partidos de práctica.

Asentí y observé a Seijuro, buscando que me rescatará. Él solo negó con una sonrisa mientras secaba las lágrimas que se habían escapado de sus ojos carmesí. Lo había extrañado.

Cartas para un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora