II

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Norman tenia la mala maña de andar tomando refresco y a Ray eso ya lo estaba molestando, ya que ese chico estaba algo mal de salud y lo ultimo que quería era que le diagnosticaran diabetes.

Y ahí estaba el albino, bebiendo tranquilo de su lata de refresco viendo Juego de Tronos y Ray a su lado comiendo palomitas.

Después del incidente con Emma y Anna se les llego diciendo que estaban invitados a una fiesta en la piscina en casa de Emma, por motivo de su cumpleaños numero 18. Ambos chicos aceptaron y ahora se encontraban viendo un maratón de series y películas en Netflix. Ray, aun seguía avergonzado, pero prefiere no indagar mas en el tema.

Miro al albino por sexta vez y ya se encontraba abriendo otra lata de refresco. Chasqueo la lengua y se levanto yendo directo a la cocina, abrió el refrigerador y observo las latas de refresco que había, las metió todas en una bolsa hasta abrir la puerta del apartamento.

—¿A donde vas?— pregunto Norman, viendo como su rommie salia de la casa con cuatro bolsas negras.

—A tirar la basura—entre cerro los ojos y salio cerrando la puerta de golpe.

Norman no muy convencido miró hacia donde estaban sus latas de refresco vacías y quiso ir por más. Camino a la cocina llegando al refrigerador encontrándose con-

Nada.

Lo único que había en el interior eran los ingredientes de la cena y unas cuantas latas de cerveza. Y ahí comprendió a lo que Ray se refería con "basura". Como alma que lleva el diablo, salio corriendo del edificio hasta llegar al primer piso en donde ya hacia Ray moviendo sus manos de un lado a otro despidiéndose del camión de la basura sonriendo feliz y complacido, en sus adentros por que en el exterior seguía con su estoica cara.

—¿Que has hecho?— preguntó Norman, nervioso y horrorizado por la respuesta que le fuera a dar el azabache.

—Te salvo la vida. Es todo.

Orgulloso camino para regresar al interior del edificio jalando a Norman del antebrazo hasta llegara a su piso correspondiente. Entraron y Ray dejo al albino en el sofá sentándose el justo a un lado.

Norman quería llorar, su amada reserva de refresco se había acabado, miró a su costado y noto una lata, la alzó y noto que aun tenia mas de la mitad.

—¡Deja ese maldito refresco!— grito Ray enojado, tomando la parte superior de la lata y Norman el inferior.

—¡Deja que sólo tome esta y ya!

—¡De ninguna manera!

Ambos jalaban la lata en sentidos contarios, hasta que Norman la soltó haciendo que el líquido cayera encima de Ray, manchando la camisa negra que traía junto con partes de su cuerpo y sus cabellos.

—Oh genial—Sonó sarcástico viendo lo empapado que había quedado.—Esto esta pegajoso.

Norman se había quedado estático en su lugar, con las mejillas levemente sonrojadas. Pero es que acaso era un pervertidos de primera. No podía evitar ver por donde las pequeñas gotas de refresco resbalaban por la tersa piel de su amigo. Quería llamar a su cordura pero se le hacia imposible.

Las hormonas eran lo peor al reaccionar justo en ese momento.

—Norman deja de verme— Ray hablo llamando la atención de su amigo. Se le hacia muy incomodo que Norman lo mirara y mas de esa manera sombría, como si el fuese la presa y Norman el cazador.

Ivadiendo su espacio personal, Norman se hacerco al azabache tomándolo de la cintura pagándolo mas a su cuerpo. Sin vergüenza alguna se acerco al cuello del azabache succionando su piel, y disfrutando de lo dulce que sabia gracias al reciente refresco que le había caído encima. Pasaba su lengua por cada parte del cuello de Ray, disfrutando hasta quitar todo rastro del saborizante.

—Nor-man—suspiro, causando un sonrojo en sus mejillas ya que se había dado cuenta de que le gustaba.

Y Norman sonrió en satisfacción.

Lo quería golpear

Estaba avergonzado y lo único que su cordura gritaba era que apartara al albino, pero por alguna razón las fuerzas se le habían ido, su mano derecha fue apresada por la de Norman ya que con esa estaba intentando alejarse.

Los besos y lamidas pasaron de su cuello a su clavícula, en donde Norman de igual forma sin vergüenza alguna, dejo marcas y mordidas que pronto de tornarían de rojo con un ligero morado a su alrededor. Sus manos pasaban por la cintura del azabache, acariciando y torturando a Ray con cada tacto que hacia, pasando sus manos por debajo de la camisa y haciendo círculos imaginarios en la espalda de su mejor amigo. Se apartó y lo que estaba viendo no le agrado mucho, Ray estaba sonrojado, jadeando y teniendo lágrimas acumuladas de sus ojos y no precisamente en placer. Se sintió de lo peor.

Soltó a Ray, quien de inmediato se fue a recargar a una pared cercana evitando caerse ya que sus piernas no le respondían.

—Lo siento—Sin decir más, Norman salio del apartamento, enojado de si mismo por haberse dejado llevar ya que eso era lo que menos quería.

Ray estaba dejando que aquellas lágrimas rodaran por sus mejillas, no estaba enojado, no estaba triste. Por una parte estaba feliz, por que ¿quien lo diría? Que sus sentimiento que consideraba "raros" fueran aceptados, pero por otra, le hubiese gustado que aquel momento hubiera ocurrido de otra manera. No le agradaba mucho el tema cliché, pero ¿A quien no le gusta lo cliché? El hubiese querido algo así con el albino. Pero ahora el miedo le invadió y necesitaba ayuda.

Te Amo Ray [TPN. BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora