XX

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Tras su viaje de dios sabe cuantos minutos ya que no había prestado ni la mas mínima atención a nada por andar viendo desde la ventana, Norman por fin había detenido el auto enfrente de uno de los parques mas grandes de la ciudad, que ahora estaba adornado de bonitas luces entre rojas y blancas, agregando que todavía no inicia diciembre pero ya tenían la mayoría de las cosas en estilo navideño, y va, todo se veía hermoso, mas porque ya estaba apunto de anochecer y las luces lucían preciosas opacando la oscuridad de la noche.

—Ray.

—Dime.

—Las vitaminas que tienes en el baño...

—Oh.—Se inquieto un poco, tenía una excusa lo suficientemente creíble para eso.—¿Recuerdas que me dijiste que me veía algo pálido?

—Si.

—Pues fui a ver a Zack por eso, y me dijo que me hacían falta vitaminas y que tendría que tener más cuidado para no enfermarme y esto afecte más.

—Ya veo.

Ninguno dijo nada en lo que restaba el camino. Norman dejo el auto estacionado para proceder a salir del vehículo.

—Vamos.—Dijo tomando la mano de Ray.

Iniciaron su caminata de manera tranquila y silenciosa, sin llegar a sentir incomodidad o algo por el estilo.

—Zack me comento de los niños ¿los has ido a ver?

—Si. El orfanato no queda muy lejos, así que cada vez que puedo los voy a ver y de paso me entretengo con los demas niños.

—Serias una excelente mamá.—Lo dice con cierta burla.—Me gustaría verte corretear a los pequeños tratando de mantener la paciencia.

Se detiene, mirando a Ray que se ha quedado atrás y este ha centrado su mirada en el suelo.

Todo su ensayo de 10 minutos se ha ido al carajo, ya que no sabe que decir ahora, claro que se lo quiere decir pero le aterra la idea de que lo vaya a odiar por ocultarle la existencia de su bebé o mucho peor— No sabe que otra cosa pero igual tiene miedo—. La inseguridad es más fuerte en la mayor parte de sus decisiones.

Tal vez sea la paranoia o los antojos, porque si tiene hambre y los antojos le han agarrado horrible y raros, el mas extraño fue pescado con chocolate ¡El odia el chocolate y el pescado!

—Ray

—¿Mh?—Parpadea un par de veces, regresando a la realidad.

—¿Estas bien?—Toma en manos las mejillas de su pareja, mirándolo con sumo cuidado y preocupación.

—Si. Si, solo tengo algo de hambre.

—Ven, vayamos a comer.

—¿Puede ser algo dulce?

—Lo que quieras.— lo besa en la frente, tomando camino a un puesto de Crepas.

Ray se ha sentado apartando su lugar con Norman, mientras este iba a hacer el pedido. Algo le trae inquieto, y no solo es el asunto de su embarazo, siente la extraña sensación de estará siendo vigilado o por mucho observado de manera constante, pero en todo el rato no ha notado a nadie sospechoso, lo que hace que lo inquiete más.

La paranoia, la paranoia, la paranoia.

Anda muy sensible con el embarazo.

Se trata de convencer a sí mismo que no es nada, y que quizás son los nervios por soltar de una vez por todas la noticia de su embarazo.

Te Amo Ray [TPN. BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora