Te Amo Ray [TPN. BL]

XV

Estaba que se moría de los nervios y del hambre.

Se le veía entrando y saliendo de la cocina, haciendo que la mesa estuviera perfectamente puesta, colocando los platos de manera correcta al igual que los cubiertos y vasos y observando de vez en cuando el momento justo que la comida estuviera perfectamente preparada.

Estaba inquieto, no podía estarse en un solo lugar porque si se quedaba sin hacer nada comenzaría a pensar demasiado las cosas y entre ellas iba incluido su embarazo, la cena con la mamá de su novio y por supuesto lo que estaba ocurriendo con Anna. Gillian le había mandado un mensaje avisando que ya había terminado su castigo y que por supuesto lo ocurrido no paso de largo por el director de la escuela, quien aseguro que le darían una solución lo antes posible; esas eran buenas noticias pero sabe lo delicado que puede llegar a ser el tema para Anna así que se preocupaba por ella, ni los mensajes de Gillian diciendo que se calmara y que ella cuidaría de la rubia le dejaban del todo tranquilo.

Entre su andar de un lado a otro escucho como el sonido de la bolsa de una de sus gomitas era abierta, lo que provocó que dejara su quehacer por un momento.

Estaba preocupado y casi muriendo de ansiedad, pero por el lado de Norman el tan solo estaba recargado en la barra comiendo de lo que seria una de sus bolsas de dulces, ya luego le pediría que le comprara otras cinco como compensación ya que las había tomado sin permiso.

—¿Podrias dejar de comer y ayudarme?— Efectivamente, había sonado muy molesto.

—Amor, llevo rato diciéndote que te voy a ayudar pero cuando lo quiero hacer, haces que me vayaa para otro lado.

—Norman ¿Quién en su sano juicio corta un plátano por la mitad a lo largo, en lugar de cortarlo por la mitad enmedio? Esos son signos psicópatas y que tengas un cuchillo contigo cerca me preocupa.

—Tampoco es motivo para que me corras de la cocina cuando intento ayudarte.—Hizo un puchero, haciendo que Ray casi caiga en su juego.

—Te mandé a coser el pollo.

—Y eso hice.

—Me preguntaste donde estaban el hilo y aguja.

—... Eso no importa.—Se llevo más dulces a la boca mirando a otro lado avergonzado. Podría ser el más inteligente de su clase pero no era el mejor en la cocins.—En conclusión: Hace diez minutos me mandaste a esta barra a comerme uno de tus dulces para que me estuviera quieto.— Concluyo llevándose más dulces a la boca, teniendo una sonrisa de lado muy tranquila.

—Yo nunca dije eso.—Se defendió.

—Te estás contradiciendo.—Contraatacó el albino.

—¿Me estas diciendo mentiroso? Ah pero si fuera Emma de seguro a ella si le crees todo lo que te dice ¿verdad?— Su cara de indignación no tenía precio.

—¿Qué?

—Ves, ni si quiera sabes que decir porque es cierto. Norman Minerva Ratri ¿me estas engañando con la antena esa?— Ray ya hacia a punto de llorar y apuntando a Norman con el filo del cuchillo.

-¡No! ¡Y baja eso!

A Norman ya le estaba preocupando eso y estaba mas que nervioso, ya que no sabia como detener el llanto lastimero del azabache. Así que rendido, rodeo la barra y fue hasta donde estaba su novio y sus cambios de humor del infierno. Lo abrazo— No sin antes quitarle el cuchillo— mientras este se aferraba a las ropas del albino y le pedía perdón entre murmullos, tambien diciendo el mal novio que estaba siendo, que no lo merecía y una infinidad de cosas más, para terminar diciéndole cuanto lo amaba y que nunca se alejara de el. Mas confundido el Ratri no podía estar.