Decimoquinto: "Secretos"

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Ororo levantó la mano, tenía una expresión extraña en el rostro, Hank lo notó.

- ¿Sí? - cuestiona el hombre cubierto de pelo azul.

- ¿Puedo... - comienza. - retirarme? - todas las personas en la habitación cuchichean entre sí, mirándola de reojo. - No me siento muy bien.

- Claro, - asiente. - puedes irte, pero debes justificar tu ausencia con Charles.

- De acuerdo. - toma el cuaderno con la mano y se pone el bolígrafo tras la oreja, sale del salón, aun bajo la mirada de todas las personas ahí.

Camina, arrastrando los pies, hasta el despacho de Charles, el hombre tras el escritorio apenas levanta la mirada del libro que tiene entre las manos, con expresión vacía. Suelta un suspiro cuando Storm se sienta en la silla frente a él.

- ¿Qué sucede? - inquiere, la morena se encoge de hombros.

- No me sentía bien, - responde con obviedad. - solo quiero irme a mi habitación.

- No puedes faltar a clases por un capricho. - dice el hombre, volviendo a su lectura.

- No es un capricho. - se queja. - No me siento bien.

- ¿No es por qué Peter no ha venido en una semana?

La morena entorna los ojos en dirección a la ventana, sin decir nada, y luego los vuelve a Charles, quien también la mira.

- Siento que está en peligro. - balbucea, y el hombre suspira, con expresión cansina.

- Pero ya nos dimos cuenta de que no. - rebate.

- ¿Y acaso no crees que algo raro está pasando? - inquiere, con voz pastosa, Charles frunce el ceño.

- ¿Crees que no me daría cuenta de que algo malo está pasando? - cuestiona con voz grave, las arrugas en su frente volviéndose más profundas.

- No sería la primera vez. - susurra, ambos compartiendo miradas fieras. - Solo piénsalo, Charles, de un día a otro él simplemente cambió. Y se largó, ni siquiera dijo adiós, solamente desapareció. Aunque a ti no te importe, él es mi mejor amigo y estoy... - su voz se quebró, solo entonces el profesor notó los ojos vidriosos de la chica. - estoy malditamente aterrada por lo que esa... chica le pudo haber hecho.

Charles suspiró, sabía lo que eso se sentía, cuando Raven desapareció, creyó que habían un millón de formas de explicarlo, pero sintió que la más exacta era que no estaba completo, y eso le partía el alma. Así que suspiró y cerró el libro que tenía entre las manos, miró a Storm con ojos apaciguados y expresión tranquila.

- Iremos a hablar con Joseph, su hermano, y si algo raro sucede con ella, entonces iremos a buscar a Peter. - explica, la morena presiona los labios tratando de esconder la sonrisa que se casi se desborda en sus labios.

- Gracias, profesor. - murmura, y el hombre asiente.

En el camino al salón, Ororo sonríe, pero no de una manera dulce o sincera, su sonrisa luce apretada en sus labios, mientras el mal presentimiento continúa presionándole el estómago y el corazón a partes iguales.

- Raven, - llama Charles cuando se detienen frente a un salón con pocos estudiantes. - voy a necesitar a Joseph un momento.

- ¿Yo? - inquiere el rubio desde adentro, y se pone de pie.

- Acompáñanos. - pide el profesor, y el chico sale al pasillo con Storm y Charles.

- ¿Hice algo malo? - pregunta con voz ahogada. - ¿Es eso?

- No, pero tenemos algunas preguntas que hacerte. - explica el profesor.

El silencio reina el estudio cuando todos entran; el joven rubio se sienta al otro lado del escritorio, mientras Storm se queda de pie, junto al librero.

- Es acerca de tu hermana. - murmura el profesor.

- ¿Le sucedió algo? - se sobresalta el joven, con ojos bien abiertos.

- No, - susurra Storm con expresión seria, los brazos cruzados sobre el pecho. - al menos no que sepamos.

- Queremos hacerte preguntas sobre ella. - continúa Charles. - Ella... ¿tiene alguna mutación?

- Sí, tiene poderes. Pero dijo que no le gustaría venir a esta escuela, es por eso que solo viene a visitarme, a mí y a~

- Peter. - completa Charles. - ¿Qué tipo de poderes tiene?

- Bueno... es algo complicado. - balbucea, rascándose la nuca. - ¿Puedo contarle algo, profesor?

- Lo que tú quieras. - asiente Charles con una sonrisa.

El rubio se remueve sobre el asiento y mira al profesor con expresión nerviosa, luego mira a un lado y al otro, como si pensara que alguien lo está observando.

- Leila no está... muy bien. - murmura, y Charles y Storm comparten una mirada. - Mamá la estaba mandando con un psiquiatra, ante~

- ¿Qué? - suelta Ororo.

- Sí, Leila tiene tendencias controladoras, psicópatas, incluso. - suelta, y se muerde el labio inferior un instante. - Mamá la estaba mandando con un psiquiatra para que pudiera... "controlarse". - hace comillas con los dedos. - Pero mi hermana lo odiaba, y hacia berrinches todo el tiempo. Cuando descubrió que yo también tenía poderes me mandó a esta escuela, creo que ya no podía con nosotros dos al mismo tiempo. - juguetea con sus dedos sobre su regazo. - Mi mamá se fue y abandonó a Leila, un mes después de que yo llegara aquí.

Charles y Ororo comparten una mirada, con el mismo mal presentimiento en sus mentes.

- No me gusta decir cosas malas de Leila, pero ella nunca usó sus poderes para algo bueno, y creo... que ella obligó a mamá a irse. - termina susurrando.

- ¿Cómo?

- Su mutación le permite controlar a las personas mediante el tacto, - susurra, y toma una bocanada de aire. - solía hacerlo conmigo también, me obligaba a sentir cosas horribles, como pesadillas. - un leve escalofrío le recorre la espalda, mientras continúa hablando. 

- Eso es horrible... - murmura Charles, sus ojos inundados de compasión.

- Y eso no es lo peor. - ríe cortamente, sin pizca de gracia. - Cuando ella hace eso, a quien sea, es como si... lo que te hace a ti ser tu mismo se bloquea, y se va; entonces solo queda el cascarón, solamente queda lo que ella quiere.

- ¿Crees... - comienza Storm con voz tambaleante. - crees que le haya hecho algo así a Peter? 

Los ojos de Joseph se encuentran con los de la morena. - Se lo hizo a su madre y me lo hizo a mí, ella es capaz de hacer cualquier cosa. - Charles mira a Ororo, preocupado. - Y si quieren ayudarlo, lo mejor será que se apresuren, antes que ya no quede nada que salvar.

Back to me // Wolvesilver - PAUSADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora