Nothing to lose [Rubius]

CHAPTER VI - Cuestionario.

Me duele la cabeza, probablemente me hayan hecho sangre, estoy atada a una silla en lo que parece ser un edificio abandonado. Solo hay una única luz, que entra por las ventanas y casualmente me ilumina solo a mí.
Al poco rato aparece ente la oscuridad el Señor R, por fin. Va con unos camisa y unos pantalones ambos negros. Es más corpulento de lo que pensaba, muy alto y además tiene barba, no como en las fotos que he visto. Aparenta tener mi edad pero con toda la pasta que tiene seguro que es un fusionado. Se acerca a mí arrastrando una silla y muy serio se sienta frente a mí.
-¿Así es cómo tratáis a los trabajadores?
Me echa una medio sonrisa y después me contempla de arriba a abajo.
-No, solo a la gente que no conocemos. Así que cuéntame quién eres y qué quieres.
-Tu ya sabes quien soy, no vas a mirar a nadie frente a frente sin antes saber hasta cual fue el primer potito que tomó -Me vuelve a sonreír y se enciende un cigarrilo.
-Veo que eres inteligente, pero sigo sin saber qué quieres. Así que no te pases de lista -Saca una pistola a modo de amenaza.
-Te hace falta un mercenario ¿no? Pues lo que quiero es trabajar para ti.
-¿Y por qué ibas a querer trabajar para alguien como yo?
-Porque sé que me vas a pagar bien -Le susurro y sonrio. Sé cómo jugar con este tipo. Si él se las da de chulo, yo me las tengo que dar el doble.
-¿Qué estás dispuesta a hacer por conseguir mi pasta? -Da una calada al cigarro y me hecha todo el humo en la cara. Me reprimo a poner cara de asco.
-Lo que haga falta -Respondo confiada.
Suelta una carcajada y acto seguido me pega un tiro en el vientre. Me encojo de dolor, mierda, igual este tío es un poco más complicado de lo que me imaginaba.
-¿¡Tío que haces!? -Le chilla Mangel, a lo que le manda callar.
-Me gustas, pero ¿sabes qué? Hay un pequeño problema, dos en realidad. Uno es que lo más importante para mí es la lealtad y no suelo confiar en las mujeres pero es que si no me eres leal... -Me pone la pipa en la cabeza -¡Bum! -Aparta la pistola. -Y dos, es que eres una simple humana. ¡Hachiro! -El robot que he visto solo en fotos aparece a su lado. Si Rubén es corpulento el robot lo es por dos. -¿Ves? Lealtad, obediencia y, además, prácticamente inmortal.
-¿A dónde quieres llegar? -Digo entre quejidos, estoy perdiendo mucha sangre.
-Seré directo, no vaya a ser que te desmayes, para trabajar conmigo tendrás que pasar una especie de sacrificio...te quiero fusionada. -Oh no, joder...- Y lamento decirte que te he puesto en un compromiso porque o aceptas o te quedas aquí y mueres desangrada.
-No hacia falta hacer esto ella quería trabajar contigo. -Le susurra Mangel.
-Cállate Mangel ¿Y bien? -Me mira.
Maldita sea. No quiero aceptar, no quiero volverme una puta máquina, pero mis opciones no son muchas. Se que este tío es capaz de dejarme aquí atada hasta que me desangre y volverse a su casa tan ancho. Asique la situación es aceptar o morir. Cabrón, sabe como jugar. Encima está la posibilidad de echar por la borda esta misión que puede desmantelar la banda más corrupta de todo nuestro país. Joder, ¡joder! Como me duele el balazo, me cuesta pensar aunque ahora lo que tengo que hacer es sobrevivir...
-Esta bien -Contesto casi sin voz. Lo último que veo antes de perder la conciencia es la sonrisa del puto Señor R.