4. Bajo prueba

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“Llamas tan calientes
que se vuelven azules.”

Freak, Lana del Rey.

Alex pudo haber perdido la cabeza con tantos nombres a recordar, con tantos lugares y horarios que agendar, pero bien pudo arreglárselas para seguir adelante y cumplir con todo lo que Piper le pidiera. Su buena memoria y su rápida percepción, ante situaciones claras, le ayudaron en su mayoría. Había acabado con todos sus deberes alrededor de las seis de la tarde. Estaba completamente exhausta para ese entonces, y es que ir de un lugar para otro caminando en tacones para obtener la firma de alguien, era un tanto agotador, ya que todas las plantas eran muy extensas para caminarlo.

Piper salió de su oficina sin dirigirle una palabra a Alex, sin embargo, le lanzó una mirada amenazante que la paralizó. Tal vez ya habían pasado horas desde que Piper le dio una segunda oportunidad, pero aún podía sentir cuán latente lo tenía en su interior, como si de verdad Alex hubiera cometido un crimen atroz. Dio un suspiro de cansancio cuando la rubia tomó el ascensor. Dejó todo sobre su escritorio, lo ordenó para que al día siguiente tuviera cualquier cosa a su alcance los más rápido posible. Se estiró un poco y volvió a sentir incomodidad en los pechos, sí bien ellos ya no tenían más lactancia, necesitaban de algo más.

Aún le quedaban cuarenta minutos para que pudiera llegar hasta su hogar, que lo único con lo que se podía mantener de pie, era simplemente recordar los ojitos risueños de su pequeño, la risa y sus balbuceos. Él era su fuerza absoluta. Después pensó en la beca que se le iría a otorgar. No sabía el monto, pero sí supo que ese dinero les ayudaría un poco a sobrellevar los gastos de la casa. Así Silvia ya no tenía que pedir horas extras para ganas más. Así, también, ambas pasarían más tiempo juntas; tiempo en el que habían descuidado a Alex y que se veía reflejado en sus senos por la falta de atención. Pero, creyendo que todo se podía solucionar, al llegar a casa se encontró con una mala noticia que anunciando lo de su pago, no alegraría a nadie.

—Oh, qué bueno que has llegado. —expresó Diane al verla entrar por la puerta principal.

—¿Qué es lo que ocurre? —preguntó al notar su leve desespero y nerviosismo.

Continuó caminando hasta lograr divisar a Silvia de pie en el comedor haciendo una llamada. Se le podía notar que estaba seria y enojada. Varias veces mencionó el nombre de Alex, lo cual le alertó de inmediato.

—¿Qué pasa, mamá? —le dijo, con el ceño fruncido y dejando sus pertenencias en el mueble.

Diane estaba meciendo en sus brazos a Mateo que casi se dormía, y Alex lo pidió para que fuera a ella a quien mirara como su último recuerdo del día.

—Tú padre nos ha hecho la peor de las calamidades. —Alex miró a su madre con aturdimiento—. Se ha endeudado con tres bancos, y a juntado la suma de doscientos ochenta mil dólares a deber. Lo peor del caso, es que tú apareces como su aval. —se cruzó de brazos antes de romperse a llorar.

El impacto de la noticia en Alex fue trágica, sintió como su cuerpo se llenaba de hormigueo y hasta se desprendía de sus huesos. Se mareó a casi a caerse, pero Diane la sostuvo y logró llevarlo hacia el sofá. Estuvo aferrada al pequeño cuerpo de su hijo, como para regresarla a la realidad.

—¿Estás bien? —indagó su madre.

Alex estaba aún en el proceso. En su mente estuvo ideando las muchas formas en las que su padre pudo haber realizado tal acto, y recordó una vez que, en una de sus cartas a su padre, colocó su firma. Fue aquella vez en la que ella formalizaba su firma, y de la emoción porque su padre viera que había empezado a ser adulta a sus dieciocho, envió también su sentencia. Alex creyó que su padre la falsificó para poder saldar los miles de deudas por apuestas que tuvo. Y pronto Silvia se lo confirmaría también.

Azul Insano|Vauseman|[AP#1]/(TERMINADO)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora