10. Placer en el pecado, placer en lo prohibido

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“... deja tomarte esto muy lentamente.
Te daré lo que me pides.”

The Zone, The Weeknd


La exasperación estaba dificultando la concentración de Piper en los documentos que debía de revisar. Le habían provocado irá, y tal emoción no abandonaba su cuerpo por nada. Se puso de pie para rodear su escritorio para desplazarse hacia la mesa de licores. Aunque fuera una hora inapropiada para prepararse un trago, no le importó que también el cielo estuviera levemente grisáceo bajando unos cuantos pocos grados y enfriando a la ciudad. Bebió del líquido escozor, agudizando su molestia.

Necesitaba hacer algo para terminar de erradicar esa incomodidad, y mientras bebía, tuvo la brillante idea de jugar con su asistente. Que al fin de cuentas, según para ella, Alex había provocado tal malestar y ella debía de curarlo. Intimidarla un poco, podría ponerla nuevamente de buenas. Desquitar con ella lo que estaba sufriendo, la traería de vuelta. Al fin de cuentas, desde lo muy profundo de su interior moría por poner en práctica, algo de lo que tantas veces había fantaseado con ella. Entonces, dejó la mesa de licores limpio, como al principio, y se dirigió a su asiento para levantar el teléfono y oprimir un botón.

—Señorita Vause, le necesito en mi oficina ahora mismo. —llamó por el interfono.

Quedó a la espera de su llegada mirando fijamente hacia la puerta en dónde por el cristal menos distorsionado pudo alcanzar a divisar la figura de Alex que se asomaba.

Le encantaba ver cómo la chica pelinegra soltaba todo a su paso para atender sus órdenes. El rostro preocupado, y las mordeduras a su labio inferior con el que entraba a su oficina, eran para Piper una tortura por no poder hacer nada para someter esas acciones, pero ese día estaba dispuesta a hacer algo por ello.

—¿En qué puedo servirle, señora Chapman? —dijo.

Alex estaba tratando de conectar su mirada con la de Piper, pero en vez de eso, se entretenía mirando su tableta y sujetando el lápiz electrónico a la espera. En cambio, Piper no dejaba de observar toda su figura. Su atención estaba sumida a ese modelito de vestimenta que Alex portaba. Un sencillo vestido de botones color vino, sobre las rodillas dejando a la vista sus largas y formadas piernas, provocando la fantasía a Piper de descubrir que hay más por debajo.

Alex sintió la latente mirada de su jefa sobre de ella, que disimuladamente se abrazó más con el suéter negro que llevaba encima, distorsionando la atención de Piper. Se aclaró la garganta antes de hablar. Mandó a Alex hacia la mesa de licores con la intención que le prepara un trago, pero solo fue una artimaña para lo que acontinuación haría.

—Coloque tres cubos de hielo, y después cuente hasta treinta mientras sirve el wiski. —indicó.

Piper se puso de pie al momento en el que Alex echó en el vaso el primer cubo de hielo. Al principio no entendía si eso iría a ser su nueva tarea, como el ir a comprar el café; luego recordó que firmó un documento que ella misma redactó donde decía que obedecería todo lo que Piper le pidiera. Bien, mientras que no se volviera a acostar con ella, Alex podría estar en calma, cumpliendo hasta con las tareas más absurdas; pero sus instintos se agudizaron cuando Piper la atrapó desde la cintura e hizo que dejara ahí el preparado, a la par que le echaba sus cabellos hacia atrás. El corazón de Alex dio un vuelco y no supo que decir y que hacer.

—Parece asustada, señorita Vause. —susurró con cálido aliento cerca de su oreja y luego besó su cuello.

Le apretó su pecho izquierdo, y Alex soltó un jadeo.

Azul Insano|Vauseman|[AP#1]/(TERMINADO)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora