Entrelazados [Constantine y Tú]

Capítulo IV

—Nos quedaremos aquí, este lugar tiene tierra santa por lo tanto estando aquí tú vibración se podrá camuflajear.

Habían llegado a una cabaña a las afueras de Centralya. La cabaña era vieja, tenía una gran chimenea.

— Iré a conseguir leña— dijo, John.

— Te acompaño.

— No, será mejor que te quedes— le advirtió Dimitri a _____.

— Me niego a quedarme aquí encerrada— bufó.

«Si, no saben que necia puedes ser»

«No te olvides que también es berrinchuda» intervino Aarón.

«Y malhumorada» añadió Mary Ann.

— Já, que graciosos.

—¿Qué hicimos?— preguntaron ambos al unisono.

— Yo, estaba hablando con... Mis almas.

—¿Están Aquí?

— Si, nunca se van.

«Por que no podemos» gritaron.

— Déjame acompañarte por la leña— cambió de tema y John asintió.

«No mientas, sólo quieres estar a solas con él» le guiñó el ojo, Mikel.

— No se lleguen a los bordes del bosque, ahí acaba la tierra sagrada. — les informó, Dimitri.

Ambos salieron y cuando se alejaron de Dimitri el efecto de John surgió. Las almas se desvanecieron.

Apareció un rayo de luna entre las nubes, e iluminó los reflejos azules del pelo de ______. John la miró y no pudo evitar sentir esas incontrolables ganas de besarla, nuevamente.

Se adentraron en el bosque a buscar leña y John encendió uno de sus ya comunes cigarrillos.

—¿Estás nervioso?— le pregunto.

— ¡No!— le mintió.

La verdad era que cada que estaba cerca a ella sentía muchos nervios.

Ella alzó la mano y posó las gamas de sus dedos justo debajo de la oreja de John. El cerro los ojos durante un instante. Saboreando su tacto. Por fin. Contacto. Dulce contacto. Deslizó suavemente sus dedos, hasta que llegó a la base del cuello, donde latía el pulso y pudo sentir sus latidos acelerados.

— Me fascinas— dijo, y se ruborizó al darse cuenta de lo que había dicho— He Sido una tonta por decir eso. Haz como si hubiera dicho otra cosa.

_____ se separó y tomo distancia de John. Algo que él no quería. Corrió detrás de ella y le tomó de la mano.

— No puedo— respondió John. Y tampoco quería— tú también me fascinas. No he podido dejar de pensar en tí desde el primer momento en que te ví.

Ella negó con la cabeza.

— No podemos gustarnos el uno al otro. No podemos ser amigos siquiera ya viste lo que provocamos.

— Me alegro que dijeras que no podemos ser amigos, por qué no quiero ser tu amigo. Quiero ser algo más.

Aquellas palabras se le escaparon sin que pudiera evitarlo. Lo que sentía por aquella chica era distinto de lo que hubiera sentido por cualquier otra persona. Era intenso.

Talvez debería guardarse aquella información, al menos por el momento. Sin embargo, no podía reprimirlos.

— No dirías eso, si supieras lo que he visto. — contesto ella y se separó.