La esperanza nunca existió.

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Pasaron varias horas hasta que Joseph despertó y se asustó al ver e charco de sangre que se reunía al rededor del cuerpo de Nath. Con rapidez fue a comprobar de donde provenía la sangre y se dio cuenta de que no era realmente nada grave y lo más probable es que la mayor parte de esa sangre no fuera completamente suya, ya que al subir la ropa no tenía heridas (en algunas partes). Se aseguró de tomar su pulso y suspiró con alivio al darse cuenta de que era normal. 

Se sentó en el sofá, completamente mareado y con dolor de cabeza, sentía como si su vida se hubiese acortado varios años. 

El ojiazul buscó con la mirada a Bastian, pero no lo encontró. Algo estaba mal. Bastian no se alejaría de él por nada del mundo, el chico comenzó a entrar en pánico y comenzó a buscarlo por toda la casa, pero no fue capaz de encontrarlo.

- Nath, despierta -sacudió su cuerpo con fuerza. 

Nath no respondía y tampoco se movía.

- Sé que la droga ya no esta haciendo efecto, así que despierta, siento que algo le pasó a tu hermano. 

Nath sólo lo miró por el rabillo del ojo y luego volvió a quedarse inmóvil.

- Seguro esta haciendo todo lo posible para escapar de ti, porque es obvio que pelearon -su voz era tan baja que apenas si se escuchaba un susurro- ademas, ¿crees que mi hermano es tan tonto como para no darse cuenta de que estuvimos juntos durante todos tus escapes?

- Por eso mismo estoy preocupado, porque fuiste a enfrentar a  Cris,  ¿de verdad eres tan idiota como para pensar que te iba a dejar en paz?

Nath se incorporó de golpe. 

- Caes mejor cuando tu personalidad sumisa es la que habla. -con una sola mano le agarro los cachetes con fuerza- No te creas la gran cosa sólo porque estuviste conmigo esto días, sigues siendo una pequeña basura que sólo trae desgracias.

La puerta de entrada se abrió y se cerró de inmediato de un azoto. Entró un hombre bastante viejo (o quizás un adulto de edad media bastante golpeado por la vida), los miró detenidamente y luego su cara se deformó a una ira descontrolada. 

- ¿Por qué traes tu suciedad a esta casa cuando te dijimos que no queríamos volver a verte?

Nath se quedó viendo un punto fijo, absorto en sus pensamientos.

El hombre avanzó rápidamente hacia los chicos y comenzó a golpear al que estaba lleno de sangre.

- ¡Limpia tu sangre infectada de mi casa y lárgate! ¿Dónde esta Bastian? ¿Fue él el que te dejó entrar? Me las va a pagar. 

Comenzó a gritar el nombre de Bastian repetidas veces, pero por supuesto no hubo respuesta. 

- ¿Qué le hicieron a mi hijo? 

- Yo también soy tu hijo, papá.

- Tú eres la maldición de mi vida, lo podrido del mundo y lo más asqueroso que existe en la vida. 

Joseph se quedó frío al presenciar era discusión. No, eso no podía ser una discusión, simplemente era su padre lanzándole antorchas de fuego. Así que Bastian había tenido que aguantar como su padre rebajaba a su hermano... Joseph comenzó a entender la soledad dentro del muchacho, y comenzó a odiarse por haberlo dejado aún más solo cuando habían comenzado algo un poco más, ¿formal?

- ¿Dónde esta Bastian?

- No lo sé, cuando llegué él no estaba, pero la puerta estaba abierta. 

El muchacho se levantó en busca de un trapo para poder limpiar la sangre que estaba en el suelo. El señor canoso lo observaba con atención, como vigilando cada cosa que tocaba para saber que era lo que iba a desinfectar una vez que este se fuera. 

Finalmente Nath lavó el trapo, agarro a Joseph de la muñeca y salieron de la casa sin decir nada. 

- Tendrías que haberle dicho que Bastian había desaparecido. 

- Eso sólo le causaría problemas a mi hermano. -susurro con un poco de preocupación esta vez- Tarde o temprano llegará a casa, pero lo mejor hubiese sido que ese señor no llegará a la casa, a juzgar por lo vació que todo estaba quizás Bastian haya estado viviendo solo, pero ahora él se va a quedar hasta que mi hermano llegue, y si no lo hace... 

No terminó la frase, pero aún así Joseph no tardó en descifrar que ambos tendrían problemas, seguramente pensando que Nath tuvo que ver con la desaparición con su hermano, incluso no dudaba que su padre llegara a pensar que Nath lo había secuestrado y debido a su mala relación de padre e hijo no sería nada sorprendente para los demás. 

- Joseph, tenemos que encontrarlo de inmediato, ve a buscar a los lugares que suele frecuentar, supongo que tú lo sabes mejor que yo. Iré a casa de Armin y le preguntaré a los vecinos, si descubres algo tienes que avisarme.

A Joseph le pareció que el chico estaba excesivamente preocupado por la situación entre su padre y podía imaginarse que era porque Nath ya tenía uno que otro problema legal debido a las drogas, si un secuestro se añadiese no pasaría nada bueno. 

El pelinegro por su parte, estaba preocupado por Bastian, no podía dejar se sentir que algo verdaderamente malo le había pasado. 

Por otro lado, Bastian se encontraba en un lugar lleno de oscuridad, estaba encadenado a una cama, semidesnudo y con los ojos vendados. Sus muñecas le dolían y comenzaba a sentir que la sangre ya no le recorría las manos por la presión de la cuerdas, todo su cuerpo estaba dolorido debido a los golpes que había recibido y lo único que le apetecía era un poco de agua para que su garganta dejase de estar seca.

Una mano le acarició la mejilla derecha, con lentitud, pero sin una pizca de amabilidad, y al sentir una respiración cerca de sus labios la piel se le erizo de miedo. 

- Que piel tan apetecible tienes -Koening estaba cada vez más cerca del rostro de Bastian- seguro que Joseph la ha disfrutado sin parar, así como ha disfrutado de cada lugar del cuerpo de tu hermano -se acercó a su oreja, lamiéndola, y luego susurro- y muchos otros hombres que han sido victimas de tu querido Joseph.

Bastian era incapaz de decir alguna cosa. Se sentía sin fuerzas, completamente derrotado, pero sobretodo se sentía furioso con Joseph. 

- Te había conocido hace mucho tiempo y siempre te me habías antojado, pero jamás lo hice porque Nath hubiera perdido su compostura, pero ya que metiste tu cuchara con Joseph y con todos los chicos angelicales no puedo hacer otra cosa más que castigarte. 

Lo golpeó en el estómago varias veces hasta que Bastian comenzó a escupir sangre.

- Creíste que los habías salvado a todos, pero lo único que hiciste fue destruirlos más.

- Tú habías dicho que los dejabas ir -intentó hablar correctamente, pero sus palabras salieron lentas y temblorosas. 

Koening se burló descaradamente de él. 

- ¿De verdad creíste que las cosas iban a ser tan fáciles? -soltó una carcajada- Tú fuiste el único que creyó eso. Nath y Joseph me han estado visitando constantemente, intentado hacerse los héroes, investigándome, buscando algo con lo que culparme por prostituirlos -se volvió a acercar a su oreja y volvió a susurrar- pero sólo terminé violándolos una y otra vez, hasta que me cansé.

Volvió a soltar una carcajada. 

Ahhh, ahora Bastian podía entenderlo, la esperanza nunca existió, sólo fueron fantasías creadas por él, creyendo que era posible que los chicos angelicales salieran de ese infierno, pero todo había sido a propósito, Koenning lo había engañado a propósito, le había creado falsas esperanzas para así poder divertirse más con todos ellos.

Fría Perfección. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora