Golpear y curar heridas.

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No pude apartar mis grandes ojos cafés de aquella imagen. Mi hermano y Joseph.
Mi hermano y Joseph.
Mi hermano y Joseph.
Mi hermano y Joseph...
Joseph intentando besar a mi hermano. Nath. ¿Nath? ¡Joder! ¿Desde cuándo eres un maldito imbécil?
¡Lo estaba golpeando!

Corrí hacía donde estaba Joseph.

—Dejalo! -grité furioso— ¿Eres idiota?

Nath me miró sorprendido.

Le lancé una mirada cargada de odio.

Joseph estaba acurrucado en el piso, intentando protegerse, como si aún estuviera recibiendo golpes. Mi alma regreso a mi cuerpo, sólo, para tan sólo romperse junto con mi corazón. Probablemente está situación para Joseph sea de lo más normal... ni siquiera intentaba recibir mi ayuda, ni siquiera se alegraba de verme, ni siquiera levantaba su rostro para comprobar que el "peligro" había pasado.

Lloré de rabia.

—¿Qué demonios has hecho de tu vida, Nath? —susurre.

—¿Qué... haces aquí? —Nath seguía sorprendido.

—Venir a buscarte, ¡idiota! —gritaba cada vez más fuerte— Eres mi hermano... toda la vida me la he vivido pensando que eres como un héroe —reí seco— ¡Vaya! Maldito héroe que me fui a encontrar.

—Bastian... todo tiene una explicación.

—¡Cállate!

Nath se quedó callado. Comencé a tocar suavemente a Joseph, temiendo que en cualquier momento fuera a romperse.

—¿Te puedes levantar? —le susurré despacio.

Él asintió con su cabeza.

—Dame tu mano.

Le extendí la mano.
Joseph me miró a los ojos y una vez más mi corazón y mi alma se destrozaron, su mirada estaba llena de dolor.
Lentamente se movió y tomó mi mano, le ayude a pararse.
Me alejé junto con él y ninguno de los dos volvió a mirar atrás, la choza estaba en un lugar un poco aislado, casi todo a su alrededor eran árboles, por lo tanto nos perdimos rápidamente del alcance de Nath, cosa que agradecí infinitamente. No podía seguir cerca de aquella persona, comenzaba a darme asco mi supuesto hermano.

Llevé a Joseph a mi casa, exactamente a mi cuarto, a mi cama.

Tenía mucha sangre en su rostro, su ropa estaba llena de tierra, sus ojos llenos de dolor y en sus mejillas se deslizaban un montón de lágrimas que no tenían para cuando parar y podía jurar que bien se la podía pasar sollozando toda la vida y ni siquiera eso le alcanzaría para sentirse mejor.
Así que le regalé mis lágrimas, todas, todas mis lágrimas serían para él y para su roto corazón.

Cuando Joseph se acostó en mi cama volvió a su posición fetal, había cubierto su rostro con una almohada y me había dado la espalda, pero aún así podía ver su mirada de dolor en mi mente y podía escuchar sus sollozos.
Me levanté de la cama e instantáneamente Joseph se giro y me agarró de la mano.

—No te vayas...

Volví a sentarme en la cama y le acaricié su larga cabellera. Era tan suave...

—Sólo iré por el botiquín, estas sangrando mucho —le susurré. Cerré los ojos para que una lágrima saliera por completo de mis ojos, cayendo muy cerca del ojo izquierdo de Joseph.

Mis lágrimas serán tuyas...

Levanté la mano de Joseph y la puse en mi mejilla. A pesar de todo, en estos momentos él se sentía tan cálido, su mano se sentía cálida y el ambiente era confortable.

Asintió con la cabeza, dejé su mano en la cama y volví a levantarme en busca del botiquín, lo encontré rápidamente y regrese a la habitación.

Joseph seguía llorando.

Acerqué el algodón a su labio que estaba lleno de sangre, pasé el algodón varias veces sobre ellos para poder quitar la sangre por completo.

Las lágrimas habían parado en algún momento.

De repente... me entró curiosidad por saber cómo se sentirían ¿serían fríos o cálidos al igual que sus manos?
Me tensé. Esto comenzaba a ser peligroso. Pero es que... Joseph se veía tan precioso, a pesar de todo, seguía manteniendo su belleza.
Me mordí el labio. Lentamente me acerqué a él y me comprobé una última vez que seguía con los ojos cerrados para finalmente cortar la distancia entre nuestros labios...

No pude hacerlo.
Él perfecto Joseph decidió abrir los ojos y lanzarme una de sus maliciosas sonrisas.

¡Maldita sea!

Estaba completamente rojo. Y esta vez fui yo el que agarró una almohada y la enterré en mi cara para luego tirarme en la cama, enterrando aún más mi cara.

Joseph rió tiernamente.

—Bastian —su voz sonó ronca—, eres muy tierno —me susurró en el oído.

Esta vez fue él el que comenzó a acariciar mi cabello cobrizo.

—Gracias.

Negué con la cabeza y lo miré a los ojos.

—Llegué tarde.

—Llegaste justo a tiempo —susurró.

De nuevo su mirada se ponía transparente, desaparecía cualquier rastro de sentimientos.

—¿A dónde vas tú todo el tiempo? —le miré triste y luego agache la cabeza.

Sentí la mirada de Joseph muy atenta en mí, analizando todo mi rostro.

Luego de un rato él también agacho la cabeza, sus largos cabellos no me dejaban ver su bello rostro.

Me senté una vez más en la cama, quedando en frente de él.
Joseph levantó un poco la cabeza, volviendo a lanzar una sonrisa llena de maldad para luego tomar mi rostro entre sus manos y... besarme... ¡Joseph me estaba besando!

Sus labios eran de un sabor dulce y sí... se sentían cálidos.
Sentí mi cara más caliente que nunca y disfruté del beso al máximo. Se sentían tan bien sus labios...
Él de ojos azules separó nuestras bocas, pero no nuestros rostros.
Sonreí como bobo.
Su mirada me estaba matando y otra vez estaba entrando en lo más profundo de mi corazón.

Joseph volvió a agachar la cabeza soltando mi rostro lentamente.

Nos quedamos en silencio. Yo seguía con la sensación de sus labios en los míos, por lo tanto, seguía con mi cara de bobo, mientas que Joseph tenía la duda plasmada en su rostro.

—¿Porqué me besaste? —le pregunté en voz baja.

—¿Porqué querías besarme tú? —me preguntó de la misma manera en la que yo lo había hecho.

—Yo... No lo sé —reí—, sólo, me dieron ganas.

—¿Un momento de confusión?

Asentí.

—¿Un momento de confusión? —le devolví la pregunta.

Me miró a los ojos y asintió.

—Es raro... es como —hizo una mueca—, como si quisiera golpearte con todas mis fuerzas y luego yo mismo curar tus heridas con el mayor cuidado.

Sonrió.
Quizás... ¿a mí me pasaba lo mismo?
No, era algo distinto, yo no quería golpearlo con todas mis fuerzas, yo simplemente quería curar sus heridas con el mayor cuidado.

°^°

Jejeje e_e
No resistí las ganas de subirlo xD
Además no quise dejar dudas de que fue lo que ocurrió (?
Así que aquí tienen otro capítulo :'v espero que les haya gustado, lo escribí con mucha inspiración, pero probablemente tenga varias o muchas faltas de ortografía, este capítulo casi no lo revisé.
Ahora sí xD nos leemos próximamente. UwU

Fría Perfección. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora