En el cielo.

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Y aquí estábamos. Contemplando una puerta vieja de madera. Era curioso como llegaba a darme asco ahora que sabía todo lo que esta puerta ocultaba en su interior.
Puse mi mano en la manija y miré a mi amigo para que me diera su aprobación, este asintió lentamente con un ligero temblor en su cuerpo y comenzó a caminar para estar más cerca de mí.
Al abrir la puerta me encontré con la escena que me esperaba encontrar; un montón de hombres pasando el rato con cervezas en la mano, cigarrillos y una que otra cosa más (probablemente nada que fuese legal), otros tantos estaban besándose muy apasionados y cada vez subiendo más el tono de las cosas que hacían.
Nadie se percató de nuestra presencia y Armin parecía cada vez más asustado con lo que veía.
Intenté encontrar a alguno de los chicos con la mirada, pero no encontré a nadie.
No quedaba más que buscarlos, comencé a caminar hacía el fondo de la Choza, había una habitación que me había llamado la atención, era diferente a las demás, esta no estaba tan desgastada como mas demás y era de color blanca con unas alas negras de adorno en el centro de esta.
Dejándome llevar por mis instintos abrí la puerta arrepintiéndome de aquello al instante… El olor a tabaco y alcohol me recibieron de golpe, intentando ignorar esos fuertes olores que luchaban para ver quien era más fuerte comencé a ver todo a mi al rededor. Me quedé petrificado al ver a Chris de espaldas, listo para comenzar con su juego. Con una mano desataba el nudo de su corbata y con la otra comenzaba a quitarse el saco.
Sentí como mi cuerpo dejaba de responderme y perdía sus fuerzas al instante en que vi a Joseph desnudo en la cama esperando a que Chris terminara de desnudarse.
Caí al suelo como un idiota. Era tan débil que ni siquiera pude fingir no haber visto nada y salir de allí.
Ambos se giraron en mi dirección al escuchar el golpe de mis rodillas cayendo al suelo. Joseph puso cara de sorpresa y Chris sonrió socarrón, este último comenzó a caminar hacía mí apagando su cigarro en el recorrido, cuando estuvo a mi altura se puso de cuclillas y sus grandes manos agarraron mi rostro examinado cada detalle, luego de un rato su ronca voz comenzó a decir:

—Vaya hermosuras llegan cada día —sonrió relamiéndose los labios— dime, ¿cuál es tu nombre?

Me quedé callado. No pude formular mis respuestas, de hecho, puede que ni intentará hacerlo, tan sólo podía pensar en Joseph, verlo con su cuerpo desnudo y su cara de excitación hacía que yo perdiese la cabeza por completo.

La cara de Chris comenzó a perder su sonrisa para convertir sus labios en una mueca. Apartó sus manos de mi cara y las pasó por su corto cabello rubio. Se levantó y cargó mi cuerpo como si fuese un saco de papas y me aventó a la cama a un lado de Joseph.

Y yo tan sólo me límite a contemplar el bien formado cuerpo del pelinegro. Poco a poco sentí como mi excitación se hacía más grande, a este paso no iba a aguantar mucho tiempo más.

—Ya veo, nuestra nueva adquisición te parece irresistible —enarcó una ceja y volvió a relamerse los labios—, los dejaré solos un momento, regresaré cuando estén más animados. 

Acercó su cara a mis labios volviendo a relamerse y se dio la vuelta no sin antes guiñarme el ojo.

Pero vaya manera de seducir… No podía creer como estos idiotas habían caído ante cosas tan simples —y asquerosas— a mi parecer.

Volví a concentrar mi mirada en Joseph y sin pensármelo me lancé hacía él para besarlo apasionadamente. Él me correspondió con la misma pasión que yo. Pase mis manos por todo su cuerpo haciendo un recorrido entero de este y al final me centre en mover su pene de arriba a abajo, el pelinegro soltaba pequeños gemidos que no hacían más que aumentar mi excitación, al final separó su boca de la mía y se acostó completamente en la cama echando miradas de deseo.

—Desnudate. —me ordenó jadeante.

Se inclinó hacia mí y comenzó a quitar mi ropa con desesperación.
Cuando estuve desnudo Joseph comenzó a explorar todo mi cuerpo dando besos en varioslos lugares y succionando mi cuello y partes de mi pecho de vez en cuando.
En cierto momento el pelinegro cambió las posiciones y se sitúo arriba de mí, agarrando mi pene y llevándolo a su entrada, metiéndolo lentamente hasta que entró por completo.

—Joseph —gemí.

Nunca había sentido tanto deseó por una persona como lo estaba sintiendo ahora.

Joseph comenzó a moverse lentamente  haciendo que no pudiese más con la excitación. Volví a cambiar las posiciones y lo puse debajo de mí embistiéndolo con más fuerza y más rapidez.

—A-ahh, Bastian.

Sus gemidos eran tan bellos…
Sólo me provocaban un deseo más grande del que ya sentía.

Su boca entreabierta rogaba por que lo besará y yo no podía contener ese deseo. Comencé a besarlo, entrelazando mi lengua con la suya para al final darle un pequeño mordisco en el labio.

Embestí aún más rápido hasta que comencé a eyacular dentro de él. Terminando así la experiencia más apasionage que había tenido.
Salí de él despacio, sin dejar de mirar esos ojos azules que me enloquecían a más no poder.
Me sentía en el cielo. Por fin podía estar con Joseph de esta manera.
Quizás y al final la Choza no tenía nada de malo, sino al contrario, aquí podía tener a Joseph para mí, hacerlo mío, ¿qué había de malo con eso?
Sonreí. La Choza era el cielo.

°^°
Foto de Joseph y Chris cuando Bastian entra :(

Y bien, el capitulo más corto de todos xD pensé en escribir un poco más, pero al final decidí que así estaría mejor para que se entendiera un poco más el porqué al final no querían salir d ella Choza.
En fin~ espero les haya gustado :')
Y una vez más perdón por actualizar cada mil años >:'{ esta vez fue mucho lo que duré sin inspiración x'd
Nos leeremos próximamente.

Fría Perfección. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora