Capítulo 3

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En el capítulo anterior:

F: Bueno Don Severiano, Doña Consuelo a sido un gusto conocerlos—se despide de los dos y llega donde Cristina— a sido un muy desagradable plaser conocerte—y le dio un pico en los labios que enojo aún más a Cristina que de un momento a otro levantó su pie y lo piso bien duro—.

C: En tu vida me vuelvas a dar una beso, sinvergüenza —y salió lo más rápido que pudo para su cuarto—.

F: Es toda una fuera —agarrándose el pie mientras se agarraba de la baranda de la escalera—.

Continuamos:

(habitacion de Cristina)

C: Pero a ese estúpido que le pasa, se volvió loco, ¿quién se cree que es para besarme? —estaba sentada en su cama sin zapatos y quitándose su peinado, en eso se escucho un golpeteo en la puerta—.

DC: Hija... Cristina —seguía tocando su puerta—.

C: Pasa —seguía quitándose el peinado para cepillarlo—.

DC: Cristina mi niña ¿porque hiciste eso?

C: Como que porque hice eso, ese idiota me beso, no crees que es una razón suficiente.

DC: Bueno en si no fue un beso.

C: Pues sea como sea lo hizo o lo intento almenos.

DC: Bueno pues si pero no crees que pisarlo fue demasiado.

C: ¡NO! —se estaba empezando a molestar mucho—.

DC: Bueno ya te dejo, que pases buena noche —le da un beso en la frente y sale—.

C: Buenas noches mamá que descanses —cierra la puerta al salir su madre—.

Cristina se sentó en su cama viendo la luna que se asomaba por la ventana de su habitación, con su mirada perdida pensaba en que nunca se había enamorado de verdad y por el momento pensaba en cómo su vida había cambió radicalmente de un día a otro, ya que en un mes y dos semanas se estaría casando con un hombre al cual si acaso conocía. No había sentido nada por aquel hombre el cual sería su esposo y notaba que no había ningún esfuerzo de su parte para mostrar alguna gentileza, ni si quiera una falsa

  Hacienda Ojo de agua

Federico estaba en una citación similar ya que su vida del soltero más codiciado del pueblo cambiaría al casarse con una joven por la cual sólo sentía algo de enojo por haberlo pisado tan fuerte como lo hizo.

Y con esos pensamientos fue pasando el tiempo a la velocidad de la luz, en ese transcurso los futuros esposos se habían visto 4 veces y de esas 4 las 3 primeras fueron las más desagradables, cuando llegó ese 4 encuentro que siempre era para cenas que organizaba la familia Álvarez, Federico le había pedido a Cristina que aunque no se cayeran bien que almenos tratarán de no ofenderce tanto frente a la gente y ya que Cristina había aseptado ese encuentro no había sido tan desastroso.

Y llegó el día de la boda, un día esperado para muchos y para otras dos personas no tanto, esa fecha tan especial que marcaría sus vidas 27 de noviembre de 1999.

   <Hacienda El Platanal>

(9:23 am)

Una Cristina no muy feliz pero sumamente nerviosa se encontraba aún acostada en su cama viendo su vestido aún sin poder creer que se casaría en unas horas con un hombre al cual si acaso tolera.

DC: Cristina.. —tocaba la puerta— ¿mi niña, ya te levantaste?.

C: Sí mamá, pasa

DC: ¿Porque aun no te has levantado de la cama mi niña?.. Ya es hora para que te comiences a alistar, recuerda que la boda es a las 2 y tienes muchas cosas por hacerte .

Del odio al amor hay solo un paso F&C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora