Capítulo 18

915 92 31
                                    

F: Porque mis condiciones allá no son las mejores y no tendrías ninguna de las comodidades que tienes acá — soltó con pesar.

C: No me interesa, Federico mi lugar es a tu lado y ahí voy a estar — dijo esto mientras se acercaba a él con pasos decididos, segura de lo que haría y pasando sus manos al rededor del cuello de Federico lo atrajo hacia su rostro perdiéndose en un beso que nunca antes habían compartido, un beso en el cual los dos fueran partícipes por completo y el cual les llenará el alma, un beso de aceptación y amor.

Así pasaron por largos minutos disfrutando tan delicioso beso entre caricias y susurros de palabras cariñosas las cuales no habían sido pronunciadas antes más que por sus mentes, luego cuando les empezó a faltar la respiración y el beso iba subiendo de tono fueron cortando tan magnífico símbolo del comienzo de su amor con pequeños, cortos y delicados besos.

F: Cristina, ¿esto de verdad esta pasando? — decía mientras la mantenía abrazada por su cintura aunque gracias al cielo sus brazos eran lo suficientemente largos para rodear tanto a Cristina como a ese bebé que crecía en el vientre de la misma — porque si es un sueño sólo puedo decir que mi mente está jugando con mis sentimientos.

C: No es ningún sueño, es cien por ciento real y doy gracias a que al fin pudiera decírtelo porque si no me hubiera arrepentido toda la vida — decía mientras envolvía con sus brazos el cuello de aquel alto y apuesto hombre de mirada penetrante y ojos tan verdes como una piedra preciosa, y es ahí donde estaba perdida su mirada en tan bellos ojos que ahora eran totalmente suyos, como también lo era aquel hombre el cual le robaba suspiros.

F: No logras imaginarte lo feliz que me haces, el pedirte el divorcio y tener que alejarme tanto de ti como de nuestro hijo me parecía totalmente desolador, sin ustedes mi vida ya no tendría sentido pero para mí está ante todo el verte o mejor dicho verlos felices y si el divorcio era la clave de dicha felicidad estaba dispuesto a hacerlo — dejo inclinando su cabeza para así darle un pequeño beso a Cristina en eso hermosos labios que poseía.

Todo era irónico y es que en la vida todo cambia en tan solo cuestión de segundos, Cristina se juró a sí misma no sentir nada por Federico Rivero y ahora está perdidamente enamorada del mismo como también Federico dijo que iba a ser duro con Cristina pero a la hora de la hora se hizo todo un flan, la vida da muchas vueltas.

C: Yo también estoy feliz, ya no me voy a seguir reprimiendo este sentimiento que me quemaba por dentro con ganas de salir a la luz y hasta ahora lo logró pero hay algo que tenemos que hablar — dijo cambiando a un gesto más serio.

F: ¿De qué se trata? — con temor a que se tratara de algo malo.

C: Pues en nuestra ida al DF, porque yo voy con tigo sí o sí — dijo con un tono entre preocupado y firme al afirmar que se iba con él, su marido.

F: Pues yo ya tengo un departamento allá pero Cristina, de verdad que no me gustaría llevarte a ese lugar porque no vas a tener ni una sola comodidad comparadas a las que tienes aquí.

C: Eso no me importa Federico, yo quiero estar a tu lado a como nos dijeron el día que nos casamos en las buenas y en las malas — totalmente segura de lo que decía.

F: Bueno pues siendo así solo tengo que decirte que nos vamos hoy para la capital pero no tenemos mucho tiempo así que tenemos que comenzar a empacar tu ropa ya — dijo mostrando una encantadora sonrisa de la emoción que sentía por al fin estar bien con su Cristina.

C: Pues no sé diga más, tenemos que comenzar a empacar.

Dicho esto Cristina jaló de la mano de Federico para dirigirse a la sala donde se encontraban sus padres y así hablar sobre dicha situación, también Federico aprovechó para hablar con los señores Álvarez sobre la contratación de algunos de sus empleados los cuales aceptaron sin problemas, luego de esto subieron a la habitación de Cristina para empacar todo puesto que no sabían cuándo regresarían y su presupuesto no estaba como para estar comprando de todo, cuando estuvieron listos se despidieron de don Severiano y doña Consuelo la cual lloraba junto a Cristina por su despedida, cuando se retiraron de la hacienda El Platanal se dirigieron a Ojo de agua para hablar con sus empleados y pedir que por favor pasarán todas sus cosas empacadas a la hacienda de su amigo Fabián donde quedarían todas sus pertenencias en la ausencia de ellos.

Del odio al amor hay solo un paso F&C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora