Capítulo 15

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Cristina comenzaba a despertar y lo único que hacía era aferrarse cada vez más a Federico y en uno de esos movimientos con su pierna logró tocar  sin querer aquella parte de Federico que ella decía no querer.

F: ¡Cristina! — dijo con un gemido ahogado al sentir ese roce, esa mujer definitivamente lo iba a volver loco pero no podía hacer nada y ahora tenía un problema entre sus piernas que ocupaba resolver.

C: Buenos días — dijo frotándose los ojos aun medio dormida.

F: Buenos días, ¿te cientes bien?

C: Sí, ¿por qué lo preguntas? — le dijo separándose de él, dándose cuenta de que se había dejado en evidencia.

F: Porque nunca me abrazas y si lo haces te levantas enojada y te vas — le dijo algo confundido, no sabía cómo ella era tan cambiante en lo que a él respecta.

C: Pues fue porque estaba dormida y ya, no fue porque me apeteciera ni dormir abrazada, ni decirte buenos días y mucho menos tener que dormir contigo — dijo levantándose de la cama sacando su terquedad.

F: Pues entonces qué haces aquí, sabes bien que te puedes pasar a tu antigua habitación sin problemas, yo te pedí que te vinieras aquí por mi mamá y que tú te hayas quedado ya no es mi problema, fuiste tú la que se quedó — le dijo en tono fuerte totalmente harto de su actitud.

C: Bien que te gustaría que me fuera para que todos sigan hablando y así poderte acostar en paz con la estúpida de Raquela.

F: Pues piensa lo que quieras pero si fuera el caso no me hace falta acostarme con Raquela en esta cama, podría hacerlo donde se me plazca — retandola, la verdad en ese momento acababa de tomar una difícil decisión.

C: No seas asqueroso, acaso no ves que Raquela es una buena para nada —estaba bastante enojada con lo que le dijo su esposo y su mente solo le gritaba >>Celos>>.

F: Y a ti que te importa eso, ya hasta pareciera que estas celosa — poniendo sus brazos en jarras.

C: Por favor, ¿celosa yo?, no me hagas reír Federico eso en la vida va a pasar pero yo sí me preocupo por lo que va a decir la gente cuando se entere que mi supuesto esposo me estaba poniendo los cuernos con la empleada.

F: Yo puedo hacer lo que se me de la gana, donde sea y la gente no tendría que enterarse si así fuera el caso, ademas eso no tiene nada que ver con que sigas durmiendo aquí.

C: Pues me vale gorro, ¿como la ves? Y si quieres que deje de dormir aquí para que todos se den cuenta de que entre nosotros no hay nada y la estúpida de Raquela me lo esté restregando en la cara todo el tiempo lo hago y ya.

F: Eso ella lo sabe hace mucho, como también sabe que no tenemos NADA porque te escucho peleando con mi prima así que no pongas esa escusa.

C: ¡Que bonito! Ahora vines a hablar de la zorra de tu prima que poco le faltó para pedirte en frente mio que te la cogieras, y sabes una cosa, no voy a permitir nada de eso porque yo no voy a ser una cornuda más.

F: Yo no hago eso y si lo hicieras no tienes ni de qué reprocharme porque al fin y al cabo nunca me has querido de ningun modo, pero en fin eso ya me da igual y definitivamente esto se tiene que terminar, ¡SE ACABÓ! — gritó fuera de sí porque esa situación ya lo tenía frustrado.

C: ¿Qué se acabó? — le dijo con el ceño fruncido.

F: Eso ya no importa, vístete y vámonos para el hospital que tu madre te debe de estar esperando para ir a la hacienda y poderse bañar.

Del odio al amor hay solo un paso F&C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora