¿Qué haría sin ti? (Percabeth)

Capítulo 18

No sabia como, pero lo sentía

que ese uno en un millón yo sería

Siempre tuve grandes esperanzas

Cuando Christian despertó estaba muy alterado. Revisó a su alrededor y se dio cuenta que estaba en una de las habitaciones del Salvation.

Estuvo un rato sentado en la cama tratando de calmarse. No había nadie más. Sintió que estar en una habitación no le ayudaba mucho, así que decidió salir.

Caminó hasta llegar al campo de entrenamiento de los semidioses, en donde no había nadie, pues todos los semidioses dormían. Desenfundó su daga y atacó a los maniquíes, intentando distraerse de los recuerdos.

-- Los semidioses necesitan eso – le dijo una voz detrás y ni siquiera se molesto en voltear para ver quien hablaba. 

-- No tanto como yo – le contestó entre tajos.

Jazmín se sentó en el pasto, recargando su espalda en un árbol.

-- ¿Piensas hacerlo toda la noche? – le preguntó al chico, quien no había detenido su rabioso ataque a los maniquíes.

-- Tal vez – fue su única respuesta.

Continuó golpeando los maniquíes hasta que los destrozo.

-- ¿Funcionó? – le preguntó la chica cuando el camino a sentarse junto a ella.

-- No – le contestó, mientras ella recostaba su cabeza en el hombro del chico. 

-- Así que... – dijo Jazmín tras un momento de silencio –. Lo que viste fue antes de Caos, ¿cierto? – Chris asintió –. Siempre es sobre eso, nunca falla. Lo mío también...

-- ¿Quieres contármelo? – preguntó.

-- En realidad no, pero creo que sería bueno constárselo a alguien. Además, no sé casi nada de ti antes de ser esto. – Tomó la mano del chico –. Quiero saber quién fuiste.

-- Sabemos lo suficiente, ¿no? No somos esas personas.

-- No, pero lo fuimos y gracias a ellas estamos aquí. Juntos.

«Yo voy a contártelo, porque quiero que sepas mi historia y no quiero que la escuches de nadie más.

La chica tomó una bocanada de aire, armándose de valor.

-- A ver, ¿Por dónde empiezo? Bueno... Nací en Inglaterra en 1895, era mortal. Se suponía que mi vida debía ser normal, sin monstruos, sin guerras interminables contra seres inmortales, ni nada extraordinario. Y no, no tuve nada de eso, pero a veces las personas consiguen ser peores.

«Bueno, mi familia era un poco revolucionaria para su época. Mi madre fue parte de las sufragistas cuando el movimiento aun no era tan conocido y, a diferencia de otros esposos, mi padre la apoyaba en todo. Puede que él no entendiera muchas cosas al principio, pero, según me contó después, su espíritu rebelde era la cosa que más amaba de mi madre.

Mamá decía:

"Cumple la profecía"

"Sé algo más grande"

«Pero, claro, las cosas no pudieron ser perfectas. El movimiento molestaba a muchos hombres, así que, cuando solo tenía 5 años, secuestraron a mi madre.

«Mi padre estuvo muy preocupado, la buscó como pudo, no durmió por días, intentó pedir ayuda, pero nadie lo escuchó. Todos pensaban que una mujer como ella solo lo había dejado. Lo miraban con lástima, porque él no se rendía en su absurda búsqueda.