Capítulo 1

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Este día, lloraba haciendo las compras : mi marido me había violado la noche anterior y como cada vez que ocurría, no había dicho nada por miedo a que me golpeara además de abusar de mi. Las lágrimas ocultaron mi visión y como resultado terminé por dejar caer las frutas al suelo. Tratando de ignorar las miradas de la gente alrededor mío, bajé para recuperar las mercancías. Pero mientras secaba el agua salada que seguía ocultando mis ojos y trataba de guardar las frutas, dos manos aparecieron en mi campo de vista y tomaron las frutas que quedaban. Levanté la mirada y me encontré con un par de ojos chocolate. Pertenecían a un joven quien debía de tener más o menos la misma edad que yo.

« Disculpa, gracias por ayudarme.

- No hay problema.

Me levanté con la intención de seguir mi camino y ignorarlo. Pero me siguió hasta las cajas registradoras. Propuso su ayuda para llevar mis bolsas pero me negué. Esta tarde, mi marido volvió borracho por primera vez. Por esa razón, intenté calmarlo pero me pegó brutalmente y me dejó en mi habitación encerrada. Los días siguientes, igualmente, volvió borracho y pegándome empezó a gritar que era una inútil y que debería desaparecer... cada día se hacía peor que el precedente. Después de una semana, de nuevo, me encontré con este joven. Cuando lo reconocí, intenté pasar a su lado ignorándolo pero no me dejó hacerlo : tomó mi muñeca sin ejercer fuerza y me paró.

- Nos vimos hace algunos días, ¿ cierto ?No... no me acuerdo...

Hice un gesto para que me soltara pero fortaleció su agarre, provocando una mueca de mi parte.

- ¿ Qué le pasó a su cara ?

Llevé mi mano libre al moretón en mi mejilla sin responder inmediatamente.

- Caí en las escaleras de mi casa. ¿ Eso es verdad ? Disculpa pero no es de su incumbencia. Ahora suélteme por favor. ...

Sin agregar nada, el joven me soltó y se dirigió hacia la salida del supermercado. Suspiré y seguí con mis compras. Cuando volvió este día, mi esposo me dejó en paz.

Durante el mes siguiente, cada día se hizo más difícil para mi. Mi esposo volvía cada vez más borracho, cada vez más violento... todas las semanas me encontraba con este joven, y cada vez me miraba con atención. Hasta el día en el que vino a hablarme de nuevo. Me dio su móvil y dijo que quería hablar conmigo. Ni siquiera supe su nombre. Reflexioné toda la noche sobre el tema del llamarlo o no y le hice en la mañana siguiente.

- ¿ Hola ? 

- Hola... soy Sunhee... del supermercado... 

- ¡ Por supuesto ! ¡ Esperaba su llamada ! 

- Yo... si... 

- ¿ Le gustaría reunirse esta tarde en la cafetería no muy lejos del supermercado ? 

- ¿ Porqué no ?... yo...

- ¿ A las seis, bien ? ¡ Perdona debo colgar, hasta esta tarde !

Y colgó sin esperar mi respuesta. En definitiva, esto me obligaba a ir a esta cafetería. Pero la hora en la que debíamos reunirnos era solo unas dos horas antes de la llegada de mi marido en casa y no lograría preparar la cena para él... traté de llamar al desconocido de nuevo para disculparme pero no lo logré. Decidí preparar la cena y acomodar la casa antes de irme a la cafetería incluso si significaba que llegaría un poco tarde... pero desgraciadamente mi marido llegó una hora antes de lo que pensaba lo que resultó en un retraso notable, ya que empezó a golpearme con fuerza en cuanto notó mis intenciones de salir en estas horas. Al final terminé por salir de casa para encontrarme con la lluvia que caía fuertemente. Llamé un taxi y durante el trayecto intenté en vano hacer que los moretones en mi cara no se vieran demasiado. Cuando llegué frente a la cafetería, ya se encontraba cerrada... el paraguas en una mano, desbloqueé mi móvil con la otra y estaba por llamarlo cuando lo vi. Se encontraba debajo de la lluvia, sin paraguas y con una simple chaqueta. Completamente empapado. Llamé su atención y me dirigí hacia él.

- ¡ Hola ! 

- ¡ No quede aquí debajo de la lluvia !

- Estoy bien...

Justo después de haber dicho esto, estornudó ruidosamente. Tomé sur muñeca y le pregunté sobre donde vivía. Una vez dicho, llamé de nuevo un taxi y le di la dirección del joven. Estaba temblando de frío y le pasé mi propia chaqueta que quedaba seca. Por suerte, su casa no quedaba a más de diez minutos de la cafetería. Pagué el conductor y llevé el joven hasta la puerta de su departamento que me indicó. Una vez entrados, lo ayudé a quitarse mi chaqueta.

- Tomase una ducha o pescará un resfrio. 

- No, de verdad estoy bien, se lo asegu... ¿ qué tiene usted en la cara ?

- Yo...

Ni siquiera me dio el tiempo para encontrar una mentira y me tiró hasta el sofá del salón para sentarme. Me dejó sola y regresó con una caja de primer auxilio. Sin decir nada, solo empezó a curar las heridas de mi rostro.

- Usted... tiene otras heridas en cualquier lugar ?

- Solo son pequeños rasguños, no se preocupe. Le pido que me perdone por mi largo retraso... no pensaba que mi esposo llegaría tan pronto y...

- ¿ Tiene esposo ?

- Si. Pero no era de muy buen humor, así que no quiso dejarme salir, por eso el retraso. Disculpa, nunca hubiera pensado que me esperara tanto tiempo ademas, debajo de la lluvia, realmente lo siento, yo... 

- Tranquilo, no estoy de la policía, usted no tiene que relatar el porque de sus aciones. Por cierto, me llamo Hoseok, Jung Hoseok. 

- Jeon Sunhee. Encantada Jung Hoseok. 

- Puede decirme Hoseok. Y no estoy enfadado por el retraso. 

- Pero...

Se levantó preguntándome si quería algo de beber pero vi lo hora y me alarmé : ya había sobrepasado la hora en la que supuestamente podía salir. Sin agregar nada que mis sinceras disculpas, me apresuré en salir, ignorando su proposición de beber algo o de llamar a un taxi para mi regreso. Empecé a correr, paraguas en mano sin echarle un vistazo. En cuanto regresé a casa, mi esposo me estaba esperando detrás de la puerta con cara de poco amigo. Intenté explicarme pero no me dejó hablar : me pegó y por primera vez me dejó sin consciencia en el suelo.

Déjate amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora