Capitulo 6.

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—¡Ya es suficiente! —era un señor de la marina, con apariencia de ratón—. Para que este es mi día de suerte, pude ver toda la pelea.  Nunca hubiese creído que los Gyojin perderían... ante un grupo de piratas desconocidos como vosotros. Debe de haber sido pura suerte.

Intente detenerle, pero solo me llevo consigo a su manera de golpear al cara de rata, y una pelea con marines, buenos para nada, no me desempeñe muy bien, podría acabar con ellos en un solo movimiento, pero hay mucha gente, pánico escénico, aquel peli verde, tuvo que cuidar mi hermoso trasero, puesto que yo no podía, no en ese escenario.

—Creí que eras una buena espadachín —comentó el sujeto, señalando mis espadas.

—Na, nada más son para adornarme un poco —explique derrochando sarcasmo, ignorando que la peli naranja le habia metido un gran golpe—. Por supuesto que se usarlas —gruñí metiéndole un golpe en la nuca.

—¡Eso ha dolido mujer! —gruñe el peli verde.

—Eso debía pasar, idiota —gire los ojos sacándole la lengua.

—¡Recordad esto asquerosos piratas! ¡Tú, el del sombrero de paja! ¡Dijiste que te llamabas Luffy! ¡Eres el capitán! —gritaba muy alta, que hacia daño a mis orejas—. ¡Van a recibir lo que se merecen! ¡Me vengare!

—¿Cómo sabia que me merezco ser el rey de los piratas? —preguntó Luffy satisfecho.

—No se refería a eso, idiota —gruñe el espadachín.

—¡¿Estará diciendo la verdad?! —cuestionaba Usopp alterado.

—Esperemos que no —respondí pasándome mi mano por mi rostro—, no puedo vivir con la idea de que la marina me persiga.

~*~

Nunca hubiese podido formar parte de una celebración y así, mucho menos tomar litros de vinos, sin recato, portarme como yo quiera, respire hondo, y solté un suspiro, tomando asiento, a lado del espadachín, quien tenia su vaso vacío, así atraje una botella de ron.

—¿Tú también has comido una fruta del diablo? —cuestionó el chico, mientras le servía de la botella de ron.

—¿Qué me ha delatado? —pregunte riendo con suavidad—. Si, Attrair no Rebuter, he venido a hablar de negocios contigo, míster césped.

—¿Cómo me has dicho?

—Césped, por el cabello —expliqué señalando su verdoso cabello, reí nuevamente, bebiendo más vino—, pero, quiero hacer negocios contigo, debido a que eres un renombrado espadachín, además que también seremos nakamas, te hare un gran descuento, mientras uses una de mis espadas. 

—Utilizo katanas —replica señalando la única que le quedaba, la pelirroja le servía un poco más de ron.

—También, se hacer katanas —comenté girando los ojos—, pero solo te hare una, ya que las katanas carecen del poder de hacerle arte, son muy aburridas —terminaba resoplando, un poco mareada por el alcohol, además de un cuanto abochornada, sacudí mi playera esperando por una respuesta.

—Suena bien, así solo tendría que buscar por una espada —explicó el chico convencido, este estrechaba mi mano.

—Brindemos por el acuerdo, espadachín —pedí mientras le llenaba el vaso, hice la finta de que bebía más, y al parecer, este se volvía a acabar su vaso en un abrir y cerrar de ojos—. Serán siete mil quinientos berris, más intereses.

—Estas loca —gruñe.

—Ya has cerrado el trato, y tendrás que ser fiel a tu trato —comente riendo, siguiendo, bebiendo mas de la botella de vino.

No me di cuenta, como llegue a una cama, la cabeza me daba vueltas, tenia la garganta seca, me paraba, ya no tan adolorida por las heridas, arregle mi rojizo cabello, y estaba lista para marcharme, a los restos de Arlong Park, tal vez y ahí encuentre algunas cosas, que necesite para armar la espada de Zoro.

Encontré dos Katanas, que andaban rotas, pero perfectamente podría armar otra con aquel hierro, para mi mala suerte, no encontré ningún rubi, así que tendría que comprar un par de rubis en algun pueblo.

—Buenos días —dije en una gran sonrisa viendo a todo el pueblo reunido cerca del barco.

—Roja, tenemos que hablar...

—Gracias por ofrecerte a llevar mis cosas —le interrumpí colocando mis maletas en su pecho, era un barco un cuanto pequeño, pero sabia que mi estancia con ellos no duraría mucho, así que no importa el tamaño—. Y mi nombre no es roja, césped, me llamo Ruby.

Me coloque junto los demás, despidiéndose de los cazarrecompensas.

—Ya he colocado tus cosas —dice Zoro.

—Buen trabajo, ¿Quieres una galletita? —le señalaba una que había tomado, este me miro con cara de pocos amigos, mientras reía nuevamente—. No veo a Nami venir.

—¿Seguro que vendrá con nosotros?

—Por lo menos tendré a Ruby-swan —saltaba Sanji en su intento de abrazarme, pero repelí su pie, para que cayera de rostro al suelo.

—Oye, no vi los melones con jamón fresco por ninguna parte —recriminaba Luffy a Sanji quien andaba en el suelo.

—¡Levad anclas! —ordenaba Nami, quien estaba un poco lejos de nosotros.

Luffy levo el ancla y soltaron las velas.

—¿Esta bien que la dejemos irse así? —pregunta Sanji.

—Es decisión de ella hacerlo así —responde Luffy.

La chica brincaba desde el muelle hasta nosotros, sonreí con asombro, aun mas cuando la chica dejaba caer un montón de carreras. Así que comencé a reír de lo ocurrido.

—¡Adiós a todos! ¡Volveré!

La Pirata Escarlata (One piece x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora