La Pirata Escarlata (One piece x Oc)

Capitulo 10.

Andábamos por el canal de su estómago, Luffy andaba haciendo muchas preguntas al viejo, haciendo que este dijera que anteriormente fue un médico de un barco, pero ya hace varios años, Luffy intento reclutarlo, pero se había negado a hacer el tonto con nosotros, debido a la edad.

—¿Qué vamos a hacer con estos tipos? —le pregunte a Luffy, ya que había desarmado una de sus bazucas, para saber cómo funciona.

—Simplemente tíralos al mar.

Eso hicimos, intentaron tirarle sus bazucas, pero yo las abracé antes de que pudieran quitarlas de mis manos, hice mis ojos grandes a Sanji, mientras acariciaba el arma con afecto.

—¿Me la puedo quedar? —pedía.

—De acuerdo —accedió extendiendo una sonrisa complicada.

Bajamos del barco una vez más, para tomar el té, intente volver a armar la bazuca, mientras Luffy estaba pasándome mis herramientas.

—Esos piratas ciertamente le han hecho esperar un buen tiempo —comentó Luffy, extendiéndome una llave.

—Esto es "Grand Line", cualquiera que diga que volverá en dos o tres años no volverá en cincuenta años —dijo Sanji sacándose el cigarro de la boca—. No volverán sin importar lo que espere.

—¡¿Cómo puedes decir esas cosas tan desesperanzadoras, bastardo?! —se levantaba Usopp de su asiento, bastante molesto—. ¡No lo sabes! ¡Ellos volverán! Es una historia dramática, sobre una ballena que continúa creyendo en la promesa de sus amigos.

—Usopp, Sanji puede que no esté del todo equivocado —hable observando por dentro de la bazuca, metía mi mano por unos momentos—, cincuenta años es mucho tiempo, puede ser que lo hayan abandonado o muerto.

—Si ellos huyeron, de "Grand Line" todo era parte de su plan —comentó el viejo, una mirada triste, salía de mis ojos, mientras miraba mi mano manchada de aceite—. De ahí en adelante, no se sabe si están muertos o vivos, pero si incluso estuvieran vivos, no volverían aquí de ninguna manera; las estaciones, tiempo, corrientes marinas y dirección del viento, lo haría imposible —dijo bastante serio—. Sentido común es algo de lo que este mar no tiene mucho, el terror de "Grand Line" instantáneamente invade los corazones de los débiles.

—Y esos tipos de corazones débiles... —soltó una bocanada de humo—, antes de que pensaran lo mucho que significaba la promesa escaparon del mar.

—¡¿Quieres decir que simplemente abandonaron a esta ballena?! —Usopp se veía muy alterado, por el tema del abandono, en verdad, no andaba entendiendo el porqué de su actitud, ante aquel tema.

—Si sabes eso, ¿Por qué no se lo has dicho? —preguntaba Nami un cuanto consternada por el tema—. Esta ballena puede entender a la gente cuando habla, ¿¡No?!

—Se lo dije la historia completa, no me dejé nada. Pero ella no escuchara. Desde entonces, empezó a mirar a Reverse Mountain y a aullar, a golpear su cabeza, es como si les estuviera pidiendo que volvieran al otro extremo de este muro.

Limpie mi mano en la ropa de Luffy, sacaba el seguro de la bazuca, para luego dispararla, aunque había explotado en mis manos, haciéndome llenar de humo y aceite, tosí audiblemente, Sanji y Zoro, me ayudaban a parar; se veían un cuanto preocupados.

—¿Acaso eres tonta? —me preguntó Zoro, mientras tosía.

—Creí que ya estaba listo —respondí con los ojos un cuanto llorosos.

—No seas tan duro con ella —me defendía Sanji—, toma, Ruby-san —extendía un pañuelo, el cual me sirvió para sacarme la suciedad de la cara.

Cuando sacaba el pañuelo de mi rostro, solo pude observar a Luffy, correr con el mástil en mano, hasta la parte superior de la ballena, desconocía lo que estaba intentando hacer, aunque, no fui la única asustada, cuando se lo clavaba en la nariz.

La ballena iba hacia a nosotros, Zoro me tomaba de la cintura, sacándome nuevamente del peligro, en realidad, no sé qué se cree o que piensa de mí, al estar agarrándome de la cintura o salvarme la vida, en realidad, no le necesito.

—¿Te gusta tanto mi cintura? —le pregunte cuando estábamos lejos de la colisión, me miro sin comprender—. ¡Porque no necesito que me andes salvando! ¡¿Entiendes?!

—¡¿No puedes decir gracias?! —alzó la voz también.

—En ningún momento de pedí que me hicieras un favor —replique cruzándome de brazos, y dándole la espalda.

Miraba ahora Luffy peleando con la ballena, salvo, que, en ese momento, me volvía a golpear con él, sirviéndole de colchón contra su golpe, pero a mí, ya me andaba doliendo la espalda por ese echo.

—¡¿Qué demonios estas intentando hacer?! —gruñí recobrándome.

—¡Esto es un empate! —gritó Luffy—. Soy más fuerte, nuestra batalla aún no ha acabado, algún día tenemos que volver a luchar —sorprendida, me quede mirándole—. Tus amigos han muerto, pero ahora yo soy tu rival, cuando términos de recorrer la Grand Line, vendré a verte... ¡Y entonces volveremos a luchar!

La ballena soltó un sonido tal vez y en alegría, mientras yo tan solo, me quejaba del dolor en la espalda.

Usopp había pedido mi ayuda para arreglar el barco, aunque no tengo cara de carpintera, pero le ando ayudando de buena gana. Mientras Zoro andaba en el barco tomando una siesta, algun día tendrá un golpe de calor o algo peor, si se sigue durmiendo así en el barco, por lo que entre al cuarto y sacaba la sombrilla de Nami.

Se la puse, y me quedé mirándole por una fracción de segundos.

—Es un idiota —susurre.

Coloque unos tornillos en mi boca, mientras estaba reparando, el asiento favorito de Luffy, saque las gotas de sudor de mi frente, mire el horizonte, luego sentí el den-den mushi, que tenía guardado en el bolsillo de mi pantalón, para mi suerte, no ha sonado, desde hace unos meses, y eso significaba que ni mi tío o alguno de mis hermanos, ha trabado aquel asqueroso tema.

Solté un suspiro, parándome alegre por terminar de arreglar la cabeza, aunque casi me caía al mar, eso sería una completa desgracia, pero... nuevamente, sus manos estaban en mi cintura.

—Te digo, tienes algo con mi cintura —dije cuando estaba muy cerca de su cuerpo.

—Si te caías al mar, ibas a estar en grandes problemas, ¿no es así? —cuestionaba el chico, mire al frente cruzándome de brazos.

—No es mi culpa estar maldita —replique.

Zoro se marchaba, sin esperar escuchar un gracia, volviéndose a sentar cerca de la popa, donde me había sentado en el barandal. Así que me paraba y le volvía a colocar la sombrilla encima suyo, en verdad era un idiota.