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—Y bien... ¿se te ocurre algo?—carraspeo y mi mirada insistente se posa en el neutro rostro del doctor Jung.

El odioso tic tac compensa el silencio de su parte y se deja caer en la silla mientras suelta un suspiro. Quizás debe estar pensando en lo tonto que soy, demasiado como para confundir un Beta con un Alfa.

¿Pero en qué rayos estaba pensando?

—Tal vez no sea un error.

—¿Tal vez no?—mi voz sale más incrédula de lo que quería y aprieto los labios—. Soy un error, HoSeok. Tan defectuoso que incluso confundo a las personas.

Él se levanta de su silla giratoria y para mi sorpresa la pequeña mancha de café ya no se encuentra en su ahora pulcra bata—. Escucha, sé que esto no tiene sentido, pero escuchaste a tu Omega, ¿no es así?

—Lo escuché, pero...—resoplo amargamente—. Eso no importa, él no es un Alfa.

Él arruga la frente sin estar de acuerdo y va por mi expediente, ese cartapacio de siempre. Se sienta sin hacer mucho relajo y al final ensancha esa sonrisa parecida a un corazón—. Escuchar a tu Omega es más importante de lo que crees. Ahora quiero que respondas lo más sincero que puedas.

Suspiro y asiento cuidadosamente.

—¿Sigues sintiéndote atraído por él?

Entro a Atelier Blu y la tienda es un completo caos

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Entro a Atelier Blu y la tienda es un completo caos. JiMin se encuentra demasiado ocupado atendiendo en la caja, mientras GaHyeon y YooBin se encargan de los clientes con su mejor sonrisa forzada.

Me coloco rápidamente el gafete de empleado y corro junto al Omega rubio para quitarle un poco de peso de encima. Chocamos miradas y nos saludamos. Había olvidado por un momento que SeokJin desaparece hasta poco después de las tres de la tarde, al ser un Omega comprometido y con muchos planes para su boda casi no pasa por aquí. Sin mencionar lo muy condescendiente que se había comportado en las últimas semanas, incluso como para dejarme ir al médico por la mañana y no después del trabajo.

La cantidad de gente disminuye para cuando el medio día llega y me preocupo por arreglar las prendas mal puestas. Encontrar el desespero recibiéndome como bienvenida en la tienda ni siquiera me dio el tiempo necesario como para analizar lo que HoSeok dijo. En otras circunstancias hubiera sido mejor ignorar su pequeña emoción y evadir las palabras esperanzadoras, sin embargo, todo este tiempo y con esa sensación recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza...

—Ey, Kook—JiMin aparece y me regala una sonrisa—. Jin está al teléfono, quiere hablar contigo.

—¿Conmigo?

Quizás es estúpido preguntar lo obvio, pero la intriga y la confusión en la mirada de JiMin sólo refuerza lo extraño que es incluso para mí. Echo una última mirada a los percheros para asegurarme que esté todo en su lugar y me dirijo con prisa al teléfono cableado —y demasiado viejo— que está pegado en la pared cerca del baño del personal.

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