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—Dios, estás tan enamorado que ahora tarareas mientras sonríes a la nada—la voz de TaeHyung me regresa a la aburrida realidad.

Hago un mohín—. ¿De qué hablas tarado? Estás igual o peor que yo—le digo mientras dejo de lado los nuevos cuadernos de dibujo que había comprado.

Él se señala a sí mismo y echa un vistazo a sus lados—. ¿Yo? ¿Por qué insinúas eso?—TaeHyung pone agua para su té mañanero.

Quiero tirarle mis lápices de colores a la cara, pero me abstengo con un largo suspiro. Camino hasta la cocina junto a él y me siento en las banquitas de la isleta. Taehyung no me ha querido contar cómo le va con el doctor Jung; suelta pequeños detalles y cuando le pregunto sólo encoge los hombros y sonríe de forma curiosa.

Estaba esperando a que el desgraciado me dijera algo por propia intensión suya, pero parece que me tocará hacer de esto un interrogatorio. Y si en todo caso no funciona hablar con él, tendré que sacarle las palabras a Hobi.

Definitivamente, es lo menos que quiero hacer.

—¿Cómo que por qué?—resongo.

—Ya no traes personas desconocidas para encerrarlas en tu habitación, tampoco coqueteas con cualquier Beta que te llame la atención y pasas más tiempo sonriéndole como idiota al teléfono que buscando traseros—enlisto las razones y su silencio es lo único que recibo—. ¿Qué está pasando con el doctor Jung?

Él aprieta los labios y rasca su cabeza apenado. Parece bastante reacio a querer responderme y sólo se sienta frente a mí mientras lleva la tacita floreada a sus labios. El chico se toma su tiempo y suspira.

—Escucha Kook, sé que estás demasiado curioso.

—Deja de alargar el asunto, ¿acaso fue Hobi quien te dijo que cerraras la boca?—le veo asustado y un nudo se forma en mi garganta—. ¿¡Él sabe que yo te di su número personal!?

TaeHyung rueda los ojos y hace ese gesto suyo con la mano para restarle importancia—. No, no sabe que me lo diste-

—¿Entonces?—interrumpo.

—No sabe que me lo diste—repite frustrado—, porque no lo usé.

Mi silencio lo invita a continuar y juega con la taza dándole vueltas suavemente—. Él decidió hacerlo—levanta los hombros en un leve movimiento y su voz es de un tono agudo.

—¿Él... te lo dio?—inseguro respondo.

Esto es extraño. Muy extraño.

Él sólo comparte su número personal a pacientes de cuidados intensivos, además su especialización son los Omegas. Y TaeHyung tampoco es el tipo que anda por la vida haciendo cosas ilegales, como entrar a las clínicas de los hospitales sin permiso.

A menos que...

—Hice algunas citas con la enfermera... y quizás me pasé un poquito con la insistencia—su voz se apaga cada vez que habla.

—Te dije que no actuaras como idiota—regaño. 

Él bufa ruidosamente—. Oye, él no es nada fácil de tratar. Hasta es divertido hacerlo enojar—se lleva la taza a los labios y sonríe recordando saber qué cosa.

Lo siento Hobi, prometo disculparme contigo cuando te vea.

—Luego de varios días llamando a su oficina y esperándolo fuera del hospital por las noches, decidió dármelo—sonríe coqueto—. Muy asustado no parece.

—Estás un poco loco, ¿lo sabes verdad?

—Bah, mejor dime tú cómo vas con NamJoon. No soy el único que le sonríe como idiota al teléfono, ¿lo sabes verdad?—imita con burla.

Sonrío automáticamente al pensar en él.

—Nos veremos hoy. SeokJin tiene su práctica y NamJoon quiere que vayamos a comer después de eso—me siento tan emocionado.

Por primera vez, mi compañero de piso sonríe sin burlas y sin decirme lo gracioso que me veo.

—Estoy feliz por ti, JungKook—dice sincero—. Aunque no es exactamente como pensé que sería—se fija rápidamente en la hora.

—Mierda, llego tarde—bebe de un sopetón lo último que queda en la taza floreada y toma sus pertenencias—. Nos vemos luego, disfruta tu cita con NamJoon.

—Ve con cuidado.

—Lo que sea mamá.

Él corre a la puerta y suspiro. Frunzo el ceño.

¿Mamá? No puedo actuar de otra forma si él parece un niño.

La mañana en la boutique pasó demasiado rápido, quizás porque me obligué a mí mismo a no pensar en las horas que faltaban para salir. SeokJin se fue poco después de la hora de almorzar, su prometido lo vino a buscar y contento revoloteó hasta la salida. 

Algunas motas de polvo entran en mi garganta mientras muevo algunas cajas de la bodega. Con un poco de tos abro una de ellas y encuentro los pantalones largos que SeokJin me pidió regresar a los estantes. Parece que la demanda subió a pesar de que dejaron de venderse en la temporada de Otoño. Algunas personas han venido a preguntar por ellos porque no los encuentran en otras tiendas de moda, y eso es porque Atelier Blu tiene su propio diseñador de ropa.

Aunque aparentemente nadie sabe su identidad.

Dejó de preocuparme por el misterioso rostro del diseñador de la tienda cuando unos golpecitos se escuchan a mis espaldas. Me volteo rápidamente y la emoción regresa de nuevo a mi cuerpo.

—¿Puedo pasar?

NamJoon aparece y hoy no luce tan formal como las últimas veces que lo vi. Se ve mucho más deportivo y fresco con el hoodie blanco que lleva bajo la chumpa azul. Mamá tenía razón cuando dijo que no parecía estar en sus treintas.

¿Habrá tenido alguna pareja antes?

—Ey, ¿cómo me encontraste?

Él se acerca y besa mi frente para luego envolverme entre sus brazos. Cierro los ojos disfrutando de la calidez que había extrañado durante los últimos días.

—JiMin me dijo donde estabas.

La preocupación me invade rápidamente e intento alejarme de él, pero NamJoon me sujeta fuertemente de la cintura sin dejarme escapar—. ¿Qué haces?—ríe.

—Nos pueden ver—susurro con miedo—. Son demasiado curiosos y cuando encuentran algo con que molestarme no-

Quiero continuar hablando, quiero salir corriendo y también quiero pegarle, pero todo eso queda en segundo plano porque no puedo concentrarme en otra cosa que no sean sus labios moviéndose junto a los míos.

—No te preocupes, lindo—él me sonríe y deja un último beso en la punta de mi nariz—. Vamos, o si no SeokJin se enojará por haber llegado tarde a la práctica.

Toma mi mano y a él no le parece importar en absoluto que todos lo vean cuando salimos del lugar.

Su auto nos espera y el viaje se hace cómodo y mucho más rápido que cuando tuve que venir corriendo. Los vidrios que conforman el edificio siguen tan brillantes como siempre, aunque ahora me siento más nervioso de entrar que la primera vez.

NamJoon abre la puerta, pero en cuanto lo hace se queda inmóvil y rígido.

—¿Qué hacen ellos aquí?

—¿Quiénes ellos?

—Mis padres.

★*꒱࿐˚.*ೃ

Confirmen si todos queremos un Kim NamJoon ╥.╥

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