III

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— entonces para ti debe ser sumamente importante tu calificación —se burló de mi desde el sillón en el que estaba, reí y bebí de mi soda.
— pues claro, para ti no? —lo miré, negó
— A propósito, no puedes decirle a nadie que me quedé aquí contigo, ni que te traje a casa... nada de esto —apreté las cejas sin comprender
— y como por qué? —reí, me miro serio
— porque las chicas como tú jamás salen como chicos como yo, es imposible y vergonzoso para ustedes —negué
— No puedes juzgar así ni meternos a todos los ricos en el mismo saco —rodó los ojos— lo digo en serio. Yo no soy como ellos, aunque no lo creas. —negó riendo
— supongo que tienes razón —alzó los hombros— pero debes admitir que tú también me juzgaste sin conocerme
— Sí, supuse que eras un chico que odiaba al mundo sin razón y eras grosero con todos sin motivo —reí
— Yo creí que eras una chica que jamás bajaba al barrio, nunca decía malas palabras o desobedecía a sus padres, solo salía de compras y a antros fancys con sus amigos pijos, que salía con chicos ricos como ella —se acomodó para verme mejor.
— Me gusta salir a beber y de compras... pero no soy como los otros —sonreí— ahora, debemos estudiar o me quitaran puntos por tu culpa. —rodó los ojos y sacó la lengua.

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Después de estudiar, nos habíamos dormido en el mismo sillón, no abrazados pero juntos.
Sin duda era raro porque jamás duermo con chicos, y en definitiva nunca pensé que dormiría con él.

Además, se había ido a casa al despertar, y yo estaba confundida. Creí que ya no nos repudiábamos, Supongo que le habrá sorprendido tanto como a mi.

De igual modo me puse la falda del instituto y subí a mi auto. Pasé por Sibel y sin decir nada fui hasta la escuela. Al llegar, él estaba ahí con sus amigos. Nos miramos rápido y los nervios me regresaron.

— ¿Estás bien? —me pregunto Sibel, asentí. No podía decirle a ella que había pasado la noche con Ginés porque sabía que me juzgaría sin duda. Ella era una niña rica, no era su culpa pensar así, eso le habían enseñado.
— Perfecto —respondí y fingí una sonrisa
— Recuerda que hoy salgo temprano y me voy con Javi —asentí. Supongo que podría estudiar con Zasko de nuevo después de la escuela. Nadie se enteraría y sería divertido conocer al badboy mejor.

Nos separamos para ir cada quien a su clase, Yo fui a Inglés, tenía la clase con él. Siempre me sentaba sola así que suponía que sería divertido sentarme a su lado esta vez.

— Elisa, ¿te sientas acá? —preguntó Tania, una chica a la que a veces le hablaba.
— En realidad yo... —vi a Zasko sonreír un poco desde su lugar al fondo de la clase— iba a sentarme con Ginés. Ya sabes... —ella me miró raro— es mi tutorado y aún no logro que vaya a mis tutorías así que debo convencerlo.
— de acuerdo —se sentó, caminé hasta su banca y me senté a su lado. Escribió algo en su cuaderno y luego lo pasó por debajo de la mesa dejándolo en mi mano.

" Así que ahora somos amigos?"

 Reí y saqué mi pluma también.

" Quisieras, jajajaj nos vemos en la esquina de esta mierda al salir? vamos a estudiar en mi casa"

le pasé el papel de vuelta, lo abrió y sonrió. Honestamente, tenía una sonrisa muy bonita.

" Vamos? quiero suponer que tú y yo, imagino que tus amigos pijos no saben nada de lo de anoche. Te matarían"

me devolvió el papel, iba a responder pero la maestra entró en el aula y yo solo guarde la nota en mi bolsillo.

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Subí a mi auto y estacioné en la esquina, mas o menos 10 minutos más tarde se detuvo a mi lado y abrió la puerta. 

— Vamos Effie —lo miré con la ceja alzada— Tania te dijo así al salir de clase... Me pareció lindo
— Sí, bueno... nadie me llama así.... —sonreí— excepto algunos como mi padre y los tontos que quieren pretender que son alguien en mi vida...
— Vaya que eres un lio, no me imaginaba que entre pijos se odiarán... —rodé los ojos
— ya ves que sí —encendí el auto— aún hay mucho que debes aprender de ellos...

Lo vi sonreír mirando a la ventana para esconder esa sonrisa. Miré a mi lado y conduje hasta casa. Al llegar estacioné cerca de la puerta y lo dejé entrar tras de mi, él se sentó en mi sillón y sacó su cuaderno.

— ¿quieres beber algo? —pregunté
— solo tienes soda, imagino —se burló
— No bebo, no me gusta el alcohol —reí— ¿coca cola? —asintió, caminé hasta la cocina para sacar dos latas del refrigerador.

le alcancé una y luego me senté frente a él, lo miré como se concentraba en su apuntes de anoche. Su nariz fina, su labios carnosos y rosados... los ojos grandes que decían tanto, y ocultaban demasiado.

— ¿qué me miras, pija? —negué con gracia
— deja de llamarme así, me molesta —traté de sonar seria, asintió
— de acuerdo Ef, no te llamaré pija —sonreí
— Ef? —alcé la ceja
— Especial para el badboy secreto que metes a casa —guiñó el ojo y volvió a poner atención a su cuaderno.

suspiré y saqué mi cuaderno, supongo que debía dejar de concentrarme en él y debía empezar a concentrarme en el objetivo principal, que era no perder esos dos valiosos puntos.

— ¿Qué cosas te molestan? —preguntó sin dejar de mirar
— ¿Es una clase de cuestionario? —respondí con una pregunta— ¿o qué?
— ya sé, nos haremos una pregunta diaria. Así nos conoceremos mejor —sonreí
— suena a una buena idea —estiré mi mano frente a él, me miró extraño— dame la mano, es un pacto. Debes firmarlo o no vale —reí
— Dios, eres lo mas cursi y tonto que he conocido —me dio la mano y rió, reí a la par y estreché su mano.



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Dʀᴜɢs ~ Zᴀsᴋᴏ (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora