Capítulo Cuarto

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Una broma y un encuentro

- Bien - Hange tomó la palabra una vez que el jefe de guerra se fue - Como dijo Zeke, no deben ser vistos juntos demasiado tiempo, así que sus posiciones estarán bien distanciadas. Armin, tú formarás parte de la correspondencia. Jean, estarás en la imprenta. Pieck, serás telegrafista.

- Eeh, señorita Hange - Armin levantó la mano con timidez - Hay un problema con Pieck...

- Si- pensó Pieck - No sé usar un puto telégrafo.

Le contaron del episodio a las afueras de Trost, como había perdido todo, hasta su memoria.

- Mmmmm...entonces me servirás café...JAJAJAJAJAJAJAJA.

Los tres amigos se quedaron mirándola sin entender. Pero a Pieck se le dibujó una gran sonrisa en el rostro. Era perfecto, solo así podía acercarse a ella y hablar sobre lo sucedido en el pasado...o futuro...

- ¡Para mí es perfecto sevir de alguna forma! - exclamó haciendo una reverencia.

Hange se rió aún más fuerte y los chicos sintieron vergüenza, su amiga actuaba tan extraño en presencia de esa gente poderosa, a pesar de que ya habían demostrado que les tenían confianza.

- ¡Bien!¿Vinieron preparados para empezar?

Y así, tomaron sus lugares. A los dos varones no les fue difícil adaptarse, tenían muchas chicas bonitas a su alrededor y estaban dando lo mejor de sí para liberar a su patria. Se sentían como peces en el agua.

Pieck en cambio notó que su plan de sacarle información a Hange iba a ser casi imposible. Era huidiza y despistada. Actuaba como si no supiera quién era.

- ¿Estás segura que no me conoces de algún lugar?

- Soy una intelectual que apenas sale, sería imposible.

- Es una mugrosa que vive en su caverna igual de sucia - Levi Ackerman hacia su aparición - Me sorprende que siga viva.

- ¿Y cómo van las cosas en tu madriguera, rata de campo?

- Tsk.

¿Se odiaban o eran amigos? Había simpatía entre ellos pero se insultaban cada que se veían.

- Basta, ustedes dos - Zeke se unió al grupo sigilosamente. Nadie escuchó sus pasos y eso solo hizo que Pieck tuviera un poco más de miedo - Hange, necesito un trabajo.

- ¡Perfecto! Pondremos a prueba a esta dulce señorita - dijo la de lentes apoyando una mano en el hombro de Pieck.

- Pero yo...

- Ah, cierto, no recuerda nada, jajajaja. Bueno, será mejor que me vaya tengo cosas que hacer - un fuerte abrazo tomó a Pieck por sorpresa - ¡Nos vemos querida! Recuerda que todo puede cambiar...- susurró eso último y se fue, dejándola boquiabierta mirando hacia la puerta ¡Entonces si la reconocía! Y tal vez fue ella misma quién la mandó a ese mundo, pero ¿por qué?

- ¿Señorita Pieck? - la voz de Zeke le enfrió el estómago.

- ¡SEÑOR, SI SEÑOR!

Un desprevenido jefe de guerra dio un respingo al oír la desmesurada reacción de la chica.

- Por favor, ahorrese las formalidades - se produjo un silencio algo incómodo, Zeke esperaba una respuesta y Pieck no decía nada por el miedo - Siéntese en el escritorio de Hange, por favor.

La vio moverse con una velocidad impensada para una chica como esa. En un primer momento pensó que se trataba de una típica intelectual con aire perezoso y relajado, pero estaba frente a una mujer común y corriente, sin un tipo de talento sobresaliente. Se le ocurrió una idea algo infantil.

Tirano del Tiempo (ZekexPieck)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora